Carmena, el don apacible

Cuando rompi¨® con la costumbre de la astilla (el pago fraudulento a funcionarios judiciales), el secretario que ten¨ªa en su juzgado le revolv¨ªa los expedientes para humillarla. ¡°Va dado si quiere acabar conmigo¡±. En La Palma dej¨® memoria de su don apacible: recib¨ªa a funcionarios enfadados, a putas maltratadas, y a todos les dedicaba paciencia. Cuando se enfada, se serena. Derrota con la mirada.

Cuando se produjo la matanza de Atocha no dej¨® que el horror la nublara y dispuso qu¨¦ se deb¨ªa hacer para que la ultraderecha no hundiera a los sobrevivientes. Se hab¨ªa entrenado en el liderazgo tranquilo. Blanca Molt¨®, compa?era suya que la escuch¨® en un acto antifranquista en 1966, la recuerda en el estrado explicando por qu¨¦ hab¨ªa que votar No en el refer¨¦ndum de Franco: ¡°No nos explicaba desde el comunismo, sino desde las libertades¡±.

Con los delincuentes explic¨® tan bien las sentencias que terminaban pidi¨¦ndole perd¨®n por el perjuicio. Su energ¨ªa, dice Juan Puig de la Bellacasa, uno de los compa?eros m¨¢s j¨®venes de entonces de los despachos laboralistas, produce empat¨ªa, ¡°un fuego tranquilo¡±. Ella cree que el pesimismo es reaccionario, y eso lo aplic¨® incluso en medio de la sangre atroz de Atocha.

Ahora que se han producido los enfrentamientos en los que Esperanza Aguirre le quiso sacar los colores (por lo de ETA y por lo del marido), a Carmena se la vio serena, como si calmara a su oponente. ¡°As¨ª hac¨ªa en La Palma¡±, me ha dicho este domingo su amiga Milagros Fuentes, que era una joven abogada en los setenta, cuando Carmena pon¨ªa paz. Cabreada se serena m¨¢s.

No le interesaba ingresar en la pol¨ªtica; pero este 3 de marzo mientras promov¨ªa su libro Por qu¨¦ las cosas pueden ser diferentes (Clave Intelectual), su editora Lourdes Luc¨ªa comprob¨® que madur¨® la idea. Lourdes la vio abrazar a los que hab¨ªan sido sentenciados por ella.?

Sabe decir no; le dijo no, por ejemplo, al miedo al avi¨®n; a los 15 a?os ley¨® en Blanco y Negro un art¨ªculo que la marc¨®: hay que decir s¨ª a la experiencia de vivir. Odia la burocracia, pero la asumir¨¢ por respeto a las instituciones; y de lo que ha hecho ahora lo peor ha sido c¨®mo se hacen las campa?as. ¡°Son un desprecio a la democracia¡±. Y lo m¨¢s despreciable, cuando los regidores de las teles comerciales le ped¨ªan a los candidatos que discutieran entre ellos para excitar a la audiencia. ¡°Eso disminuye la dignidad del ser humano. Y de la pol¨ªtica¡±.

No le sorprendi¨® que Esperanza Aguirre la pinchara. ¡°No quer¨ªa que se hablara de ella. Pero yo lo logr¨¦¡±. Se pasa la vida leyendo; y leyendo ha hecho la campa?a. Por ejemplo, un libro del alcalde de Reikiavik, C¨®mo me hice alcalde¡­ Y las notas de Simone Weil sobre lo m¨¢s negativo de los partidos pol¨ªticos: que ahogan a los individuos que los componen y da?an la libertad de pensamiento. Trabaj¨® en Inglaterra en una f¨¢brica de mermeladas; es ciclista, inventa juegos y lo que m¨¢s le gust¨® de lo que le inventaron para agasajarla estos d¨ªas es un dibujo en la que se la ve abrazando a un oso. ¡°S¨ª, yo podr¨ªa ser una alcaldesa cuidadora¡±.

Cuando sonr¨ªe no significa que est¨¦ feliz. Es que est¨¢ mostrando su don apacible. Por dentro puede que Manuela Carmena est¨¦ hirviendo.