Reposo de excombatientes en Valencia
Organizaciones ucranias en Espa?a ofrecen asistencia m¨¦dica y psicol¨®gica a heridos de guerra
Los ocho hombres avanzan renqueantes, sobre sus muletas y sus pr¨®tesis, por el pasillo central de la iglesia del convento de la Trinidad de Valencia. Cada paso es jaleado con palmas por m¨¢s de un centenar de personas, que aguardan su llegada frente al altar para rendirles homenaje con c¨¢nticos y poemas. Los ocho hombres forman parte de un proyecto denominado H¨¦roes Defensores que la comunidad de ucranios en Espa?a ha organizado para ayudar a excombatientes heridos en la guerra contra las fuerzas separatistas prorrusas en las provincias del este de Ucrania.
En total han sido 15 los heridos de guerra seleccionados para pasar un mes en Espa?a, donde reciben atenci¨®n m¨¦dica y psicol¨®gica. En el grupo hay soldados del Ej¨¦rcito regular, como Vasil Rokitski, de 20 a?os; miembros de los batallones de la Guardia Nacional, como Oleksi Jamski, de 31 a?os; y personas como Eugeni, de 27 a?os, un cyborg, calificativo con el que se conoce popularmente en Ucrania a los combatientes que opusieron una resistencia feroz a los separatistas en el aeropuerto de Donetsk.
Hoy es d¨ªa de fiesta. El coro de ni?os, vestidos con el traje tradicional, entona canciones. Se recitan versos patri¨®ticos de Shevchenko y, tras el oficio religioso, la comunidad de ucranios en Valencia se abalanza para agasajar a sus h¨¦roes, que se mueven lentos, aparatosos. Vasil, paracaidista de la 80? brigada aerotransportada del Ej¨¦rcito de Ucrania, perdi¨® a finales de agosto la rodilla mientras defend¨ªa el aeropuerto de Lugansk y hoy envuelve su pierna con una tela de camuflaje militar. Est¨¢ esperanzado con la visita programada con el cirujano Pedro Cavadas. Le han dicho que si alguien le puede salvar la pierna, destrozada por una granada y tratada de urgencia en el hospital militar de Shastya, quiz¨¢ sea este genio del bistur¨ª. La comunidad ucrania en Espa?a tiene en marcha una colecta con la que pretende poder sufragar el milagro. Uno de los varios que aspira a conseguir, porque en el grupo hay otros casos, como el de un chico sin brazos al que le urge una pr¨®tesis para poder realizar tareas cotidianas.
La iniciativa de traer a Espa?a este grupo de excombatientes surgi¨® de la asociaci¨®n madrile?a Con Ucrania, que ha encontrado el apoyo de las comunidades ucranias de Valencia y Murcia. Los 15 hombres est¨¢n alojados en dos apartamentos en San Pedro del Pinatar (Murcia), desde donde les han gestionado programas de rehabilitaci¨®n, revisiones m¨¦dicas y distintos encuentros con las comunidades que les dan apoyo, explica Lilia Mikolayiv, portavoz de Con Ucrania.
Georgi Klimov, de la asociaci¨®n valenciana, explica que la mayor¨ªa de las comunidades de ucranios en Espa?a se organizaron a partir de la revoluci¨®n del Euromaid¨¢n, las protestas europe¨ªstas que acabaron con el Gobierno prorruso y terminaron por desencadenar la anexi¨®n rusa de la pen¨ªnsula de Crimea y la guerra en el este del pa¨ªs. Klimov habla siempre de los separatistas como terroristas. ¡°Nunca pensamos que pudiese haber una guerra con Rusia¡±, prosigue, ¡°es mentira que haya un enfrentamiento entre ucranios y rusos dentro de Ucrania¡±. ¡°Mira, ¨¦l es una prueba¡±, dice Klimov mientras se?ala a Eugeni, un cyborg rusohablante de anchas espaldas al que hirieron en Spartak, en los alrededores del aeropuerto de Donetsk. Se rompi¨® cinco costillas y recibi¨® una bala en la pierna el 18 de enero pasado tras rezagarse para auxiliar a un amigo de pelot¨®n herido. Es de los m¨¢s animados del grupo, pero no quiere hablar de la guerra. Solo piensa en volver a andar y en recuperar su profesi¨®n de entrenador de ciclismo. Est¨¢ agradecido por la ayuda de sus compatriotas en Espa?a.
Cuando este domingo finalicen su estancia en Espa?a, seguir¨¢n su recuperaci¨®n en Ucrania, aunque la mayor¨ªa sabe que nunca podr¨¢ dejar la guerra atr¨¢s. Como Viktor, que cay¨® en una emboscada en la que murieron seis compa?eros e hirieron a otros 23. Los dientes de oro de su amarga sonrisa atestiguan su sufrimiento.
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