La izquierda abertzale, ante el reto de su propio reciclaje mental
El independentismo radical tiene pendiente la liberaci¨®n de los presos de ETA
?Ha ganado ETA, como proclama el dirigente Tasio Erkizia? ¡°ETA ha perdido la batalla militar, pero est¨¢ ganando la batalla pol¨ªtica¡±, sostiene el soci¨®logo nacionalista Javier Elzo. Aunque la izquierda abertzale ha salido bien librada: sin desdibujarse ni romperse, del comprometido trance del fin a la violencia, tiene pendiente la liberaci¨®n de los presos de ETA, problema que trata de trasladar a la sociedad vasca, y su propio reciclaje mental.
El mal consentido estuvo presente en las poblaciones peque?as
El profesor Mart¨ªn Alonso Zarza considera que el tratamiento de la memoria no puede obviar la presencia de sectores inciviles que practican las estrategias de exoneraci¨®n del terrorismo, la relativizaci¨®n de la verdad de la v¨ªctima, la negaci¨®n de la maldad radical, la oclusi¨®n a la justicia y la ret¨®rica de la confusi¨®n a partir de una nivelaci¨®n de responsabilidades. En su libro El lugar de la memoria. La huella del mal como pedagog¨ªa democr¨¢tica recoge la siguiente reflexi¨®n del fil¨®sofo constitucionalista alem¨¢n Karl Loewenstein: ¡°Aplicar los criterios de admisi¨®n democr¨¢tica a quienes no creen en la tolerancia pluralista es una actitud contraproducente y suicida¡±. No fue esa la decisi¨®n del Tribunal Constitucional que valid¨® las listas electorales del antiguo brazo pol¨ªtico de ETA sin exigirles arrepentimiento y sin que la organizaci¨®n terrorista desapareciera ni entregara las armas.
La soledad de las v¨ªctimas
Joseba Arregui piensa que la legalizaci¨®n en estas circunstancias de la izquierda abertzale ha hecho que ¡°el proyecto pol¨ªtico que caus¨® los asesinatos de ETA aparezca legitimado institucionalmente¡± y que se reafirme la soledad de los asesinados y la desnudez de los perseguidos. ¡°ETA deja de matar y la gran preocupaci¨®n del PNV son los presos de ETA. El PNV y Bildu acuerdan convocar un referendo de autodeterminaci¨®n. Como si ETA no hubiera matado precisamente por eso¡±, se escandaliza el antiguo consejero del Gobierno vasco. Hay una batalla abierta por el relato porque lo que est¨¢ en juego es la hegemon¨ªa cultural y pol¨ªtica futura, pero quienes parecen pesar menos en la disputa no son los propagandistas, sino los historiadores que han investigado la materia a conciencia. De hecho, el secretario general para la Paz y la Convivencia, Jonan Fern¨¢ndez, adscrito a la Lehendakaritza (Presidencia), ha arrinconado el informe encargado a los acad¨¦micos del Instituto Foronda, Ra¨²l L¨®pez, Antonio Rivera, Luis Castells y Jos¨¦ Antonio P¨¦rez porque juzga que ¡°estigmatiza de forma gen¨¦rica¡± a la sociedad vasca cuando refleja el escaso apoyo a las v¨ªctimas.
En su cap¨ªtulo de conclusiones, estos profesores de Historia Contempor¨¢nea se?alan que en Euskadi ¡°ha existido una cultura que celebraba, justificaba o comprend¨ªa el asesinato del ¡®otro¡¯ y saludaba al perpetrador como un h¨¦roe o un m¨¢rtir¡±. Sostienen que ¡°cualquier pol¨ªtica p¨²blica debe descalificar a los perpetradores¡± de estos cr¨ªmenes pol¨ªticos dirigidos a imponer un determinado proyecto de poder y ¡°evitar su rehabilitaci¨®n ante la opini¨®n p¨²blica¡±. Niegan tambi¨¦n que estas acciones violentas puedan relativizarse invocando a violaciones de ley ¡ªhay una veintena de sentencias condenatorias por torturas¡ª, cometidas por algunos funcionarios del Estado. El secretario general para la Paz y la Convivencia afirma que la sociedad vasca se ha movilizado como ninguna otra a favor de los derechos humanos. Cabe preguntarse qu¨¦ hacer, entonces, con las hemerotecas que dan cuenta de la soledad infinita que envolvi¨® a las v¨ªctimas del terrorismo al menos hasta entrados los 90 y a¨²n despu¨¦s; d¨®nde clasificar los innumerables casos de crueldad y perversi¨®n llevados a cabo en el ejercicio de la banalizaci¨®n del mal ante la inhibici¨®n y la pasividad social.
El antiguo alcalde de Etxarri-Aranaz (Navarra), Jes¨²s Ulayar, fue asesinado junto a la pared de su casa en 1979 en presencia de uno de sus hijos, que contaba 13 a?os. Esa pared est¨¢ cubierta habitualmente de pintadas a favor de ETA, pintadas intocables para el Ayuntamiento y la poblaci¨®n que se reponen en cuanto la familia las borra. Los autores del crimen, que arrojaron sobre la tumba de su v¨ªctima el comunicado de reivindicaci¨®n de ETA, fueron nombrados hijos predilectos del pueblo y homenajeados a su salida de la c¨¢rcel. Seg¨²n el catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica, Aurelio Arteta, el ¡°mal consentido¡± es un ¡°rasgo distintivo del legado criminal en Euskadi¡±.
El poeta Robert Browning, la fil¨®sofa Susan Neiman y el propio Alexandr Solzhenitsin ya alertaron sobre la fragilidad de los humanos corrientes, de su capacidad de cometer las mayores atrocidades si el contexto social es propicio. ?Hay que recordar las encuestas que mostraban que tener un vecino de ETA o un amenazado por ETA despertaban similar rechazo? El mal consentido estuvo particularmente presente en las poblaciones peque?as donde se recre¨® una atm¨®sfera ominosa de aparente unanimidad que hizo de la disidencia una tentaci¨®n prohibitiva.
Arregui sostiene que se reafirma la soledad de los asesinados
Concluir que la sociedad vasca se ha caracterizado por su defensa de los derechos humanos y atribuirle el desistimiento de ETA implica sumar a las, por lo general, testimoniales, escasas y silenciosas movilizaciones por las v¨ªctimas, las constantes, abigarradas, tronantes, belicosas o multitudinarias por los presos de ETA, pantalla movilizadora permanente de la organizaci¨®n terrorista. ?Se ha decidido que la memoria del terror es mala para la salud social de Euskadi? ¡°Hay una inexplicable renuncia del Gobierno Vasco e incluso del PSE-PSOE a hacer pedagog¨ªa en este asunto, teniendo, adem¨¢s, como tienen el proyecto de Instituto de la Memoria que consensuaron en su d¨ªa. Me resulta incomprensible esta renuncia a gestionar y liderar la cuesti¨®n. Echo en falta una actitud m¨¢s agresiva ideol¨®gicamente hacia las tesis de la izquierda abertzale¡±, afirma Txema Urkijo, miembro, en su d¨ªa, de la coordinadora pacifista Gesto por la Paz. Asesor del Ejecutivo auton¨®mico, Urkijo fue defenestrado hace un mes por incompatibilidad con el secretario general para la Paz y la Convivencia.
Ahorrarse la autocr¨ªtica
Admitido que la diversidad de memorias y relatos responde a la l¨®gica de la situaci¨®n y resulta enriquecedora, el problema es que la historia no puede ser el resultado de un consenso moral imposible de pactar con quienes niegan la amoralidad b¨¢sica de su comportamiento y tratan de ahorrarse la autocr¨ªtica y reconsideraci¨®n de sus postulados. ?El nacionalismo institucional prefiere un relato poco denso que reparta las culpas? Salvo los cuatro a?os del Gobierno socialista de Patxi L¨®pez, el PNV ha gobernado ininterrumpidamente Euskadi desde la Transici¨®n pol¨ªtica. En su ¨²ltimo informe, el Gobierno vasco invita a una autocr¨ªtica general aunque pone el acento en el universo de ETA. Seg¨²n la fil¨®sofa jud¨ªa Hannah Arendt, el reparto general de la culpa contribuye en estos casos a la exoneraci¨®n de los responsables: el todos culpables se convierte en nadie es culpable.
Ya se sabe que quien no recuerda el pasado se condena a repetirlo
Metidos en la autocr¨ªtica, ?no deber¨ªa el nacionalismo acabar con la recurrente interpretaci¨®n de que la Guerra Civil fue una agresi¨®n de los espa?oles a los vascos, no tendr¨ªa que cuestionarse su actitud de deslegi-timaci¨®n sistem¨¢tica de la democracia espa?ola, sus tesis sobre la naturaleza del ¡°conflicto¡± y del ¡°empate infinito¡± que empujaban a negociar pol¨ªticamente con la organizaci¨®n terrorista, su abandono de las v¨ªctimas, su tard¨ªa reacci¨®n frente a la estrategia de ETA, el pacto de Lizarra?
A juicio del historiador Gaizka Fern¨¢ndez Soldevilla, hay cuatro salidas a la disyuntiva vasca de qu¨¦ hacer con su pasado. ¡°La primera es establecer que el terrorismo etarra es consecuencia directa del nacionalismo vasco; la segunda es ceder a la tentaci¨®n de pasar la p¨¢gina cuanto antes sin haberla le¨ªdo; la tercera es asumir la narrativa de que los invasores (espa?oles) y los invadidos (vascos) llevan siglos sosteniendo una interminable guerra ¨¦tnica de la que ETA ser¨ªa la ¨²ltima manifestaci¨®n. La cuarta alternativa¡±, subraya este historiador, ¡°es hacer un eventualmente doloroso, pero cauterizador examen cr¨ªtico de nuestro pasado reciente¡±. Eso les permitir¨ªa a los vascos comprender qu¨¦ les ha pasado y vacunarles contra la reedici¨®n de la violencia sectaria. Ya se sabe que quien no recuerda el pasado se condena a repetirlo.
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