Dos bandos en La Zarzuela
Desde el estallido del caso N¨®os conviven en la Casa del Rey dos facciones que juzgan de manera muy diferente la actuaci¨®n de la infanta Cristina
En el palacio de La Zarzuela reside una familia en la que sentimientos y obligaciones conviven con dificultad. El estallido del caso N¨®os en oto?o de 2011 marc¨® para siempre las relaciones de los Borb¨®n y Grecia. El d¨ªa en que Rafael Spottorno, entonces jefe de la Casa del Rey, declar¨® persona non grata a I?aki Urdangarin se comenz¨® a escribir un guion cuyo ¨²ltimo cap¨ªtulo ha sido la revocaci¨®n del ducado de Palma a la infanta Cristina. Durante tres a?os y medio ha habido negociaciones, estrategias e intentos de acercamiento. Todos los movimientos han fracasado y ahora m¨¢s que nunca hay dos bandos que juzgan de manera muy diferente la actuaci¨®n de la infanta. Felipe VI y el rey Juan Carlos, inflexibles con lo que en su opini¨®n debe ser el comportamiento institucional de do?a Cristina, y la reina Sof¨ªa y la infanta Elena, que la protegen y cuidan.
En dos ocasiones Juan Carlos de Borb¨®n se reuni¨® con su hija menor para pedirle que renunciara a sus derechos din¨¢sticos por el da?o que estaba haciendo a la Corona. Siempre obtuvo un no por respuesta. El argumento de la infanta Cristina siempre fue el mismo. ¡°?Y si luego se demuestra que soy inocente?¡±. La infanta no valor¨® el da?o que durante tres a?os y medio su cabezoner¨ªa ha hecho a la instituci¨®n.
El Rey em¨¦rito se ha mostrado inflexible como monarca, pero herido y profundamente decepcionado como padre. La comunicaci¨®n con su hija nunca se ha roto pero cada vez ha sido m¨¢s fr¨ªa y ocasional. Uno de los mayores momentos de tensi¨®n fue cuando Juan Carlos llam¨® a Cristina para decirle que no podr¨ªa estar presente en los actos del relevo en la Corona. Aun as¨ª ella cogi¨® un avi¨®n y se present¨® en el palacio de La Zarzuela para hacer ver que hab¨ªa estado con la familia en un d¨ªa tan importante. Pocos estaban al tanto de que ese d¨ªa la infanta almorz¨® solo con su madre.
La reina Sof¨ªa ha sido con la infanta Cristina m¨¢s madre que reina, lo que ha colocado a la Casa del Rey en complicadas situaciones. El viaje a EE UU en pleno esc¨¢ndalo del caso N¨®os abri¨® una gran brecha familiar. La Reina se salt¨® el cortafuegos decretado por Juan Carlos I y pos¨® con Urdangarin en una foto de grupo familiar. Desde ese d¨ªa, Sof¨ªa decidi¨® anteponer sus sentimientos a sus obligaciones, algo inusual en ella que siempre se ha mostrado tan profesional. Las complicadas relaciones entre los Reyes em¨¦ritos tampoco han ayudado a manejar este asunto. Sin apenas comunicaci¨®n entre ambos han actuado cada uno por su cuenta. Spottorno fue en ese tiempo el que comunicaba a la reina Sof¨ªa lo que opinaba Juan Carlos I y al rev¨¦s. Como fue Almansa, exjefe de la Casa del Rey, quien actu¨® de emisario con la Infanta viajando all¨ª donde fuera necesario.
Con la fecha ya puesta para el relevo en la Corona, el entonces pr¨ªncipe Felipe tom¨® un papel muy activo con relaci¨®n a Cristina. Si hab¨ªa dos hermanos unidos en esa familia, esos eran ellos. Compart¨ªan aficiones y amigos. Con dolor pero siendo inflexible, el ahora Rey ha intentado convencer a su hermana de que renunciara. Lo hizo hasta el ¨²ltimo momento, unas veces siendo duro y expeditivo, y otras cercano y cari?oso. Uno de los ¨²ltimos intentos tuvo un cariz familiar. A mediados de mayo cogi¨® el tel¨¦fono y llam¨® a su hermana menor para invitarla con su hija Irene a la celebraci¨®n de la comuni¨®n de la princesa Leonor. Ni Urdangarin ni sus otros tres hijos fueron convocados. Cristina acudi¨® y filtr¨® a la prensa que hab¨ªa estado porque ella y su marido siempre han intentado hacer ver que su relaci¨®n con el palacio de La Zarzuela se manten¨ªa viva pese al vendaval. Ese d¨ªa el Rey le volvi¨® a pedir a su hermana un gesto. Cuando el lunes se vieron a lo lejos en el funeral de Kardam de Bulgaria, don Felipe ya hab¨ªa tomado la decisi¨®n de revocarle el t¨ªtulo de duquesa de Palma con o sin su complicidad. Felipe VI prometi¨® ejemplaridad en la familia real y no quer¨ªa celebrar su primer aniversario al frente de la Corona con este asunto sin resolver.
Mientras en La Zarzuela conviven estos dos bandos con opiniones bien diferentes sobre la infanta? Cristina, la protagonista sigue convencida de que no ha hecho nada malo y que todo obedece a una campa?a contra ella y su marido.
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