Ciudades jard¨ªn y culturas milenarias en la selva: la nueva arqueolog¨ªa desmonta el t¨®pico colonial de la Amazonia virgen y vac¨ªa
El arque¨®logo brasile?o Eduardo Neves, abanderado del cambio de paradigma, subraya en Barcelona que su disciplina ha de tomar partido activo contra la destrucci¨®n del gran ecosistema fluvial
La nueva arqueolog¨ªa de la Amazonia est¨¢ desmontando todos los t¨®picos sobre la historia de esa amenazada regi¨®n, tan central en el debate medioambiental moderno. En la visi¨®n actual de los arque¨®logos que trabajan en la zona, imbuidos de una conciencia activista tan innovadora en la profesi¨®n como la tecnolog¨ªa que emplean, la Amazonia no es ya un para¨ªso o un infierno verde vac¨ªo de gente y lleno de misterios y leyendas, sino un lugar que reclama su espacio en la historia y que sus habitantes modificaron revolucionariamente a lo largo de milenios influyendo decisivamente en su entorno con grandes innovaciones y decisiones culturales. La Amazonia que la imaginaci¨®n (a menudo interesada) pobl¨® de seres m¨ªticos ¡ªdesde su propio nombre¡ª, de feroces fieras e innumerables peligros, de indios salvajes y primarios y de fabulosas ruinas olvidadas de civilizaciones venidas de no se sabe d¨®nde (incluso de la Atl¨¢ntida y del espacio), abandona poco a poco los clich¨¦s para salir a la luz de un nuevo relato real y cient¨ªfico. Un relato en el que, curiosamente, las maravillas no son menores. Cierto, no existieron las ciudades perdidas de El Dorado, Akakor (la Akator de Indiana Jones) o Z, en cuya b¨²squeda desapareci¨® en la Serra do Roncador en 1925 el coronel Percival Fawcett (una de las influencias en la creaci¨®n del arque¨®logo cinematogr¨¢fico de George Lucas), pero los arque¨®logos est¨¢n descubriendo ¡°ciudades jard¨ªn¡± en medio de la selva, conectadas entre ellas por carreteras y en las que se llevaron a cabo decisivos avances civilizatorios.
Entre los representantes de la nueva arqueolog¨ªa de la Amazonia destaca la figura del brasile?o Eduardo Go¨¦s Neves (Sao Paulo, 58 a?os), que trabaja en la regi¨®n, principalmente en el estado de Amazonas. Licenciado en Historia por la Universidad de Sao Paulo (USP), doctor en Arqueolog¨ªa por la Universidad de Indiana (EE UU) y director del Museo de Arqueolog¨ªa y Etnolog¨ªa de la USP, Neves ha sido una de las estrellas de las actividades paralelas a la exposici¨®n Amazonias del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), donde su di¨¢logo con la escritora y activista Eliane Brum, autora de uno de los libros que han cambiado la visi¨®n de la regi¨®n, La Amazonia (Salamandra, 2024), atrajo a varios centenares de personas. Neves, que aunque reniega del modelo Indiana Jones (¡°el peor arque¨®logo del mundo¡±) ha vivido momentos tan dram¨¢ticos como el asesinato de un colega, el antrop¨®logo James Petersen, cuando los asaltaron ladrones en el pueblo de Iranduba, en la regi¨®n de Manaos, o la ocasi¨®n en que le mordi¨® una peligros¨ªsima v¨ªbora jaracac¨¢ (Bothrops atrox) y hubo de evacu¨¢rsele en bote y helic¨®ptero, defiende que hoy solo se puede hacer arqueolog¨ªa en la Amazonia desde el compromiso pol¨ªtico y el activismo.
¡°All¨ª en la selva eres testigo, ves lo que pasa y has de tomar partido¡±, explica Neves en una entrevista con EL PA?S. ¡°Adem¨¢s de por el cambio clim¨¢tico, que est¨¢ secando los r¨ªos, la Amazonia est¨¢ amenazada por el crimen organizado, que tiene un gran impacto en la regi¨®n y que est¨¢ empeorando por la ausencia a menudo del Estado, y, en el caso de Brasil, la complicidad o la inactividad de pol¨ªticos y militares en la etapa de Bolsonaro, que fue desastrosa para la arqueolog¨ªa¡±. Neves, que recibe en un peque?o despacho del CCCB, es un hombre tranquilo de aspecto afable y aire so?ador, rasgos que se contradicen con la energ¨ªa y compromiso que desprenden sus palabras y sus investigaciones. ¡°En Brasil, la arqueolog¨ªa amaz¨®nica se ha vuelto muy pol¨ªtica, porque no puedes desvincularte de la realidad, de lo que ves, y porque la disciplina sigue estando aquejada de una carga colonial muy pesada. Es necesaria una mirada amplia, de larga perspectiva y bien documentada para elaborar un discurso cr¨ªtico, en la consideraci¨®n de que los arque¨®logos somos tambi¨¦n ciudadanos adem¨¢s de cient¨ªficos y no podemos ni debemos desvincularnos de lo que pasa, que es una verdadera cat¨¢strofe. Hay que hacer activismo arqueol¨®gico, activismo desde el conocimiento, poner la arqueolog¨ªa al servicio de la lucha contra la destrucci¨®n de la Amazonia¡±. Para el estudioso, es fundamental explicar el valor de la arqueolog¨ªa y lograr el apoyo de los pueblos ind¨ªgenas, que se consigue, afirma, respet¨¢ndolos.
Neves recuerda la escala de la arqueolog¨ªa amaz¨®nica, que act¨²a sobre una zona de siete millones de kil¨®metros cuadrados, grande como la Europa occidental, y nueve pa¨ªses. Recalca que, contra la imagen estereotipada de la selva vac¨ªa, ¡°hay gente viviendo en ella desde hace al menos 13.000 a?os¡± y subraya que el nuevo marco hist¨®rico de la regi¨®n postula que la naturaleza ha sido cambiada por los pueblos que habitaron all¨ª en el pasado. ¡°Esta selva que parece virginal es en realidad el resultado de procesos de transformaci¨®n desarrollados por los ind¨ªgenas, que no eran en absoluto tribus dispersas y carenciadas¡±. Ellos, seleccionado los ¨¢rboles, produjeron la Amazonia, que es una selva plantada¡±. Explica que antes de la llegada de los europeos, en el siglo XVI, la poblaci¨®n de la Amazonia era alrededor de 10 millones de personas. El arque¨®logo se?ala que en la actualidad hay registrados m¨¢s de 6.000 sitios arqueol¨®gicos en toda la cuenca amaz¨®nica y sin duda la cifra de los que existen es muy superior. ¡°Donde quiera que vamos en el interior de la Amazonia siempre aparecen lugares arqueol¨®gicos¡±, recalca.
En cuanto al urbanismo que se est¨¢ descubriendo en la selva amaz¨®nica. ¡°Cuando se piensa en ciudades en la selva lo primero que viene a la cabeza a la gente son esas ciudades legendarias, como Z, pero hay evidencias reales de grandes asentamientos urbanos, lugares unidos por carreteras, con plataformas de tierra, terrazas, canales, y se?ales de poblamiento denso¡±. Neves apunta que es un urbanismo antiguo ¡°distinto del mundo de las polis mediterr¨¢neas, lo que vemos aqu¨ª es otra manera de crear urbanismo, con incluso el concepto de ciudad jard¨ªn amaz¨®nico que han propuesto investigadores como Michael Heckenberger, de la Universidad de Florida, y que tanto interesa a los urbanistas actuales¡±. La idea es que en esas ciudades amaz¨®nicas no hab¨ªa separaci¨®n radical entre la ciudad propiamente dicha, los cultivos y la selva, en la que se llevaba a cabo un intenso proceso de manipulaci¨®n y sustituci¨®n de especies vegetales, un proceso de cambio y ¡°producci¨®n de paisajes¡± que dio lugar a la selva de la Amazonia que conocemos. Las ciudades de la antigua Amazonia, explica, no eran como las de la antig¨¹edad cl¨¢sica, fijas y con cronolog¨ªas largas. Se abandonaban en muchos casos, no se viv¨ªa todo el ciclo estacional en ellas. Debemos pensar, dice, en una idea de ¡°flujo¡± y descartar ¡°que hubiera l¨ªmites entre la civilizaci¨®n y la selva, entre la dimensi¨®n p¨²blica y dom¨¦stica y la selva¡±. Apunta que ya L¨¦vi-Strauss se?al¨® la dificultad de distinguir en la Am¨¦rica tropical entre lo silvestre y lo domesticado.
El salto en la arqueolog¨ªa amaz¨®nica ha venido de la mano, recuerda Neves, de nuevas tecnolog¨ªas emergentes que permiten mapear la selva como nunca antes, especialmente la teledetecci¨®n aerotransportada con l¨ªdar (del acr¨®nimo ingl¨¦s LiDAR, light detection and ranging), un esc¨¢ner l¨¢ser a¨¦reo. ¡°Se hacen sobrevuelos con l¨ªdar para identificar sitios arqueol¨®gicos y luego se registran para protegerlos¡±, dice el arque¨®logo brasile?o, que matiza que siempre se pide antes permiso a las colectividades que viven en las zonas arqueol¨®gicas, a fin de no reproducir pr¨¢cticas cient¨ªficas colonialistas e intrusivas. En ciertos sitios como el Alto Xing¨², algunas poblaciones les negaron el permiso para evitar que se den a conocer lugares que para ellos tienen importancia ceremonial. Se calcula que m¨¢s de 10.000 estructuras permanecen a¨²n escondidas en la selva amaz¨®nica.
Preguntado sobre si ese mundo de ciudades amaz¨®nicas es comparable al maya, Neves apunta: ¡°Son condiciones ambientales distintas que determinan de manera diferente. En la zona maya hay poca agua, de ah¨ª los cenotes; y el control de los recursos estaba relacionado con fen¨®menos pol¨ªticos m¨¢s centralizados y jerarquizantes que dieron lugar a verdaderas ciudades-Estado. En la Amazonia, aunque todo es a¨²n muy especulativo, no parece que haya nada comparable, nunca ha habido unidad pol¨ªtica, Estados ni dinast¨ªas. Quiz¨¢ podr¨ªamos establecer paralelismos de lo que encontramos aqu¨ª con lo descubierto en Aguada F¨¦nix, en el Tabasco mexicano, del periodo maya m¨¢s antiguo, unas estructuras precl¨¢sicas halladas precisamente con l¨ªdar y que excava Takeshi Inomata, de la Universidad de Arizona¡±.
En todo caso, recalca Neves (autor entre otros libros de Sob os tempos do equinocio, Ubu, 2022), ¡°la Amazonia no era un mundo cerrado, por un lado llega al Caribe, por el otro a los Andes, con conexiones entre todas las ¨¢reas, y no era un espacio monol¨ªtico, como demuestran las m¨¢s de 300 lenguas ind¨ªgenas distintas¡±. Subraya que la arqueolog¨ªa est¨¢ destruyendo esa visi¨®n restringida de la regi¨®n y mostrando la realidad de un universo de ¡°gran diversidad cultural¡± en el que se reflejan procesos de expansi¨®n demogr¨¢fica.
De entre las muchas cosas que est¨¢ estudiando la arqueolog¨ªa amaz¨®nica, Neves, gran admirador de Gordon Childe, destaca la domesticaci¨®n de plantas, las ocupaciones tempranas, el arte rupestre, que muestra posiblemente hasta megafauna extinguida de la Edad del Hielo; o la cer¨¢mica, que ser¨ªa tambi¨¦n de las m¨¢s antiguas de Am¨¦rica y que aparece en grandes acumulaciones en los conchales fluviales. Neves considera importante hablar de historia antigua y no de prehistoria en relaci¨®n con la Amazonia ¡ªy Sudam¨¦rica en general¡ª, como forma de resaltar el v¨ªnculo entre los pueblos del pasado, el presente y el futuro de la regi¨®n.
Neves achaca a nuestro pasado romano y luego medieval la idea de la selva como lugar inh¨®spito en el imaginario colectivo. ¡°Esa asociaci¨®n entre el bosque y el peligro nos viene en parte de ah¨ª. La Amazonia junta adem¨¢s a la selva la zona t¨®rrida, que se tiene por insalubre y degenerativa; son ideas negativas que tambi¨¦n persisten en el propio Brasil: en Sao Paulo mucha gente se cree europea, nunca ha ido a la selva y la ven como un lugar muy peligroso¡±. Por supuesto, a?ade, esa idea de espacio vac¨ªo y peligroso, a dome?ar y sanear, es tambi¨¦n una idea pol¨ªtica, dice, que ha llevado a la tragedia que han provocado carreteras, presas y minas, y el extractivismo (este s¨ª) salvaje en busca del beneficio a corto plazo. Considera asimismo negativo cierto discurso ¡°conservacionista sin gente¡±, que apuesta por grandes parques nacionales en regiones ¡°vac¨ªas¡±.
Eduardo Neves explica c¨®mo al demostrar que hab¨ªa desde hace tanto tiempo gente y cultura en la selva los arque¨®logos est¨¢n construyendo un discurso que contradice y desmiente a menudo el de los pol¨ªticos y las grandes corporaciones extractivistas, lo que sin duda es peligroso. Cuentan en cambio con la colaboraci¨®n y ayuda de las poblaciones locales: ¡°Siempre somos bien recibidos, es cuesti¨®n de ir con humildad, preguntar y dejar bien claro que estamos para ayudar y ampliar el conocimiento¡±. Tambi¨¦n es complicado trabajar en la Amazonia por la log¨ªstica y los riesgos inherentes a la selva, como demuestra el arque¨®logo al levantarse la pernera del pantal¨®n y mostrar bajo la rodilla la marca de la mordedura de la jaracac¨¢, que pone una nota fulgurante de selva serpenteante en el despacho del CCCB. ¡°Fue cerca del r¨ªo Pur¨²s, afluente del Amazonas, la v¨ªbora estaba enrollada cuando pasamos y alguien la puso en alerta, sent¨ª como una picada de abeja pero entonces vi claramente al reptil y las dos marcas de sus colmillos. Comenz¨® a doler mucho. Me llevaron a una poblaci¨®n en la que no ten¨ªan el ant¨ªdoto y luego, en medio de una tormenta, en helic¨®ptero hasta Manaos, donde pas¨¦ 12 d¨ªas en el hospital. Esas cosas suceden, pero tambi¨¦n conozco a un mont¨®n de personas que llevan trabajando toda la vida y no les ha pasado nada¡±. Hablando de la forma de trabajar en la selva, vuelve a soltarle un latigazo (!) a Indy. ¡°Ning¨²n arque¨®logo all¨ª vestir¨ªa como ¨¦l, lleva un disfraz colonialista y parece que vaya de safari, hay que destruir esa visi¨®n t¨®pica en aras de una verdadera autocr¨ªtica de la profesi¨®n¡±.
De la exposici¨®n del CCCB, que tiene una reveladora secci¨®n dedicada a la nueva arqueolog¨ªa de la Amazonia, dice que es extraordinaria, sofisticada y complet¨ªsima. No es tan entusiasta al hablar de la muestra de fotos de Sebasti?o Salgado que coincide en Barcelona, en las Drassanes (Museo Mar¨ªtimo). ¡°Como arque¨®logo e historiador, su mirada no me parece la m¨¢s correcta¡±, zanja.
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