20 a?os sin rastro de Publio Cord¨®n

Un juez de Zaragoza declar¨®, hace tres a?os, oficialmente muerto al empresario zaragozano Publio Cord¨®n Munilla. Pero un simple papel con un membrete y un sello de tinta no cierra un caso del que ahora se cumplen dos d¨¦cadas. Porque 20 a?os hace que Cord¨®n sali¨® de su casa de Zaragoza a correr con sus perros y jam¨¢s se le ha vuelto a ver ni vivo ni muerto. Fue secuestrado por un comando de los GRAPO. ?l y el joven delincuente Santiago Corrella, El Nani, son los dos desaparecidos de la democracia espa?ola por antonomasia.

Cord¨®n, nacido en Villar de Maya (Soria) en 1935, fue secuestrado el 27 de junio de 1995 y posteriormente trasladado a una villa con jard¨ªn y doble garaje en la zona residencial de Bron, un barrio bien, a unos 15 minutos en coche del centro de Lyon (Francia). All¨ª permaneci¨® retenido dos semanas, hasta que trat¨® de huir. Entonces, cay¨® desde el primer piso de la vivienda, alquilada por sus captores con una identidad falsa, seg¨²n pudo determinar la Guardia Civil. Uno de los jefes de los GRAPO, Fernando Silva Sande, lo cont¨® muchos a?os despu¨¦s. Y cont¨® tambi¨¦n que como consecuencia de esa ca¨ªda, el empresario sufri¨® heridas que le causaron la muerte.

Silva, hoy en prisi¨®n y arrepentido ya de sus cr¨ªmenes, viene colaborando desde hace tiempo con los investigadores. Gracias a eso, estos llegaron hace dos a?os al convencimiento de que el cad¨¢ver del empresario hab¨ªa sido sepultado por los terroristas en un paraje de las inmediaciones del monte Ventoux, en la Provenza francesa, al sureste del pa¨ªs. A unos 250 kil¨®metros de la casa en la que estuvo encerrado.

Hasta el monte Ventoux se desplaz¨® hace dos a?os un equipo de guardias civiles a las ¨®rdenes del juez de la Audiencia Nacional Javier G¨®mez Berm¨²dez. Con ellos fue en varias ocasiones el propio terrorista con la intenci¨®n de que hiciera memoria y se?alara la zona en la que supuestamente yacen desde hace 20 a?os los huesos del empresario, propietario de la aseguradora m¨¦dica Previasa.

M¨¢s tarde los guardias civiles regresaron con un t¨¦cnico en georradar de la empresa Condor, con el fin de rastrear unas cuatro hect¨¢reas que hab¨ªan sido delimitadas gracias a los testimonios de Fernando Silva S¨¢nchez, exjefe GRAPO arrepentido, que estaba colaborando en esta investigaci¨®n.

Los encargados del rastreo fueron muy seguros de que, al fin, iban a localizar los restos de Cord¨®n. Y confiaban en eso porque el grapo Silva hab¨ªa declarado que junto al cad¨¢ver del empresario hab¨ªan enterrado tambi¨¦n un pico met¨¢lico con el que previamente hab¨ªan cavado el hoyo para sepultar a la v¨ªctima. Los rastreos, sin embargo, no dieron resultado positivo. Un nuevo mazazo para la familia del empresario, que jam¨¢s ha cejado en su empe?o de encontrar sus restos.

Y un nuevo golpe tambi¨¦n para el Ministerio del Interior que pensaba que la b¨²squeda en el monte Ventoux era el punto final a una historia endiablada desde su inicio. Pese a que la polic¨ªa lleg¨® a infiltrarse entre los terroristas y, ya desde aquel verano de 1995, conoc¨ªa muchos de los detalles de la operaci¨®n de secuestro, los investigadores se toparon con el inconveniente de que la ubicaci¨®n de los restos solo la conoc¨ªa una persona: el entonces jefe de los terroristas, Fernando Silva Sande. Pero este no fue detenido hasta noviembre de 2000, en Francia.

En los siguientes a?os, la polic¨ªa trabaj¨® con varias hip¨®tesis, entre ellas, que el empresario se hab¨ªa marchado a Am¨¦rica, tras ser liberado por los GRAPO, y que vive all¨ª bajo una identidad falsa. El Gobierno incorpora al servicio de espionaje CESID (actual CNI) a la investigaci¨®n y sigue su rastro por Costa Rica, Rep¨²blica Dominicana, Estados Unidos, Guatemala, Argentina o Chile. Todas las pistas conducen a una v¨ªa muerta.

En 1997, el Gobierno negoci¨® con los GRAPO la disoluci¨®n de la banda, pero el hallazgo de Cord¨®n sigue siendo el principal escollo. Paralelamente, la familia ofrece 150 millones de pesetas de recompensa a cambio de pistas que sirvan para esclarecer el secuestro.

En junio de 2012, dado que el cad¨¢ver segu¨ªa sin aparecer, un juzgado de Zaragoza declar¨® oficialmente muerto a Publio Cord¨®n. Un mes despu¨¦s, fueron detenidos en Francia cuatro supuestos miembros de la organizaci¨®n a la vez que la Guardia Civil halla la casa de la calle de la Batterie, en el barrio de Bron de Lyon, en el que estuvo retenida la v¨ªctima.

La Guardia Civil sabe fehacientemente (porque hay pruebas que lo corroboran) que el empresario desaparecido estuvo en Lyon. Pero lo que todav¨ªa no se sabe hoy es d¨®nde est¨¢ sepultado. Un caso, pues, que sigue tan abierto como el de Santiago Corella, El Nani, el joven delincuente que desapareci¨® en 1983 cuando estaba en manos de la polic¨ªa tras haber sido detenido en Madrid. Los dos desaparecidos de la democracia por antonomasia.