Del acoso sexual en el Ej¨¦rcito a la jubilaci¨®n a los 39 a?os
Elisa Romera lucha para que los tribunales reconozcan que sus secuelas psicol¨®gicas se deben al trato recibido durante 10 a?os en las Fuerzas Armadas
Hace una d¨¦cada, la vida de Elisa Romera pintaba de color verde. Terminada la carrera de Medicina en Las Palmas de Gran Canaria, y tras varios a?os preparando una dura oposici¨®n para convertirse en m¨¦dico militar, consigui¨® finalmente su sue?o. Pero este acab¨® justo cuando empez¨®. En las Fuerzas Armadas pas¨® los peores a?os de su vida: sufri¨® acoso sexual por parte de un superior; cuando cre¨ªa que su pesadilla hab¨ªa acabado, otro la someti¨® a tratos vejatorios. Y ahora el Ej¨¦rcito la acaba de jubilar con 39 a?os por considerarla ¡°no apta¡± a causa de su vulnerabilidad. Ella, por el contrario, exige que se reconozca que las secuelas psicol¨®gicas que padece son consecuencia directa del calvario vivido.
El primer destino de Romera fue Vizcaya, el Regimiento de Infanter¨ªa Mixto Garellano 45 de Mungu¨ªa, en 2004. A los pocos meses de empezar, el mando del que depend¨ªa, el teniente coronel Francisco Bajo Ojeda, comenz¨® a dirigirse a ella con t¨¦rminos como ¡°cari?o¡± o ¡°coraz¨®n¡±. Esas ¡°sutilezas¡± dieron paso a expresiones m¨¢s burdas: ¡°Como eres canaria, ser¨¢s muy fogosa y te ir¨¢s para all¨¢ a follar como los conejos¡±, le dijo una vez que ella se dispon¨ªa a disfrutar de unos d¨ªas de vacaciones en su tierra. La situaci¨®n de acoso, que ya le resultaba insostenible, alcanz¨® su punto ¨¢lgido el d¨ªa en el que ¨¦l intento realizarle tocamientos.
¡°Yo interpon¨ªa los correspondientes partes acerca de su comportamiento hacia m¨ª, pero no llegaban a ning¨²n lado¡±, explica Romera, quien recuerda lo sola y perdida que se sent¨ªa entonces, sobre todo al tener que escuchar comentarios de algunos compa?eros del estilo ¡°ella tendr¨¢ algo de culpa¡±. Pidi¨® el traslado a Canarias, que le fue concedido en 2006. Ya en casa, reuni¨® las fuerzas suficientes para presentar una denuncia formal. Tras la celebraci¨®n del juicio, el hombre, sobre el que ya pesaban antecedentes por actitudes denigrantes hacia otros subordinados, fue condenado a un a?o de prisi¨®n por acoso laboral (el acoso sexual no estaba tipificado como tal en el C¨®digo Penal Militar). A pesar de ello, durante el proceso fue ascendido a coronel.
Protocolo de defensa frente al acoso
Principales medidas del borrador de protocolo de actuaci¨®n frente al acoso sexual y por razones de sexo en las Fuerzas Armadas:
Denuncia. La v¨ªctima puede tramitar su denuncia directamente a la autoridad con competencia sancionadora, eliminando as¨ª la obligaci¨®n de informar a los mandos superiores.
Traslado. La v¨ªctima podr¨¢ solicitar el cambio de puesto o destino para desempe?ar su trabajo.
Pautas de prevenci¨®n para evitar los casos de acoso entre los que se incluyen la informaci¨®n, sensibilizaci¨®n y formaci¨®n del personal.
Se crea la Unidad de Protecci¨®n frente al Acoso.
Romera acariciaba una nueva vida como m¨¦dico de la Unidad Sanitaria del Mando Naval de Canarias: ¡°Solo quer¨ªa olvidarme de lo ocurrido¡±, se?ala. Por entonces, llevaba meses bajo tratamiento psicol¨®gico para superar la ansiedad y depresi¨®n que le caus¨® la experiencia en Vizcaya. Un encontronazo de su pareja, tambi¨¦n m¨¦dico militar, con el superior de ambos, hizo que los fantasmas reaparecieran. Las humillaciones se hicieron habituales, por lo que, en 2012, coincidiendo con su segundo embarazo, solicit¨® la baja por problemas psicol¨®gicos. Varios d¨ªas despu¨¦s recibi¨® la notificaci¨®n de que se le hab¨ªa abierto expediente para evaluar si estaba capacitada para permanecer en el Ej¨¦rcito.
La primera revisi¨®n, realizada por un tribunal m¨¦dico militar de Las Palmas, la consider¨® ¡°no apta¡± para continuar como consecuencia del trato que se le dio en el cuerpo castrense. ¡°Incomprensiblemente¡±, se?ala Romera, poco tiempo despu¨¦s la llamaron para que fuera a Madrid a realizar una reevaluaci¨®n. La Junta M¨¦dico Pericial Superior ratific¨® su calificaci¨®n de ¡°no apta¡±, aunque descart¨® que su estado psicol¨®gico derivase de las penosas experiencias que hab¨ªa padecido en el Ej¨¦rcito. Un tercer examen posterior, tambi¨¦n en Madrid, lleg¨® a la misma conclusi¨®n y, as¨ª, en febrero de este a?o, le concedieron la jubilaci¨®n y le asignaron una pensi¨®n.
Estr¨¦s postraum¨¢tico en acto de servicio
El pasado 28 de mayo, el Ministerio de Defensa comunic¨® a Zaida Cantero su baja definitiva de las Fuerzas Armadas. La comandante fue v¨ªctima de acoso sexual por parte del coronel Isidro Jos¨¦ Lezcano-M¨²jica, condenado a dos a?os y 10 meses de c¨¢rcel, y posterior mobbing (acoso laboral) por parte de algunos de sus superiores.
El tribunal m¨¦dico militar acredit¨® que sufr¨ªa ¡°estr¨¦s postraum¨¢tico¡± y Defensa orden¨® su pase a retiro por p¨¦rdida definitiva de condiciones psicof¨ªsicas ¡°en acto de servicio¡±, lo que le permit¨ªa acceder a la pensi¨®n m¨¢xima.
A mediados de 2014, Cantera solicit¨® la apertura de un expediente sobre insuficiencia de facultades profesionales, el primer paso para darse de baja en las Fuerzas Armadas, en las que ingres¨® en 1997. La Sanidad militar reconoci¨® que las secuelas psicol¨®gicas del acoso sexual y laboral pueden ser tan devastadoras para una militar como las de una acci¨®n de combate. Lo hizo al diagnosticar a Cantera ¡°estr¨¦s postraum¨¢tico¡±, el mismo cuadro cl¨ªnico que sufren los militares expuestos a conflictos b¨¦licos.
En marzo de 2012, Cantera consigui¨® que el Tribunal Militar Central condenase al coronel Lezcano-M¨²jica. En una de las escasas sentencias por acoso sexual dictadas por los tribunales militares se dec¨ªa que el coronel actu¨® ¡°con grave menosprecio de la condici¨®n femenina de la v¨ªctima¡± y que sus actos (tocamientos, amenazas y vejaciones eran ¡°claramente atentatorios de la libertad sexual¡± de la militar.
Elisa ha interpuesto un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. No desea regresar al Ej¨¦rcito ni tampoco le mueve una raz¨®n econ¨®mica (si el tribunal considera que la p¨¦rdida de sus condiciones psicof¨ªsicas han sido motivadas por raz¨®n del servicio, llevar¨ªa aparejado el cobro de la pensi¨®n m¨¢xima).
¡°Regeneraci¨®n moral¡±
Aclara que solo busca una ¡°regeneraci¨®n moral¡± por todo lo vivido. Pretende, adem¨¢s, que casos como el suyo no se vuelvan a repetir: ¡°Por lo menos no me he callado, y habr¨¦ ayudado a que otras mujeres en el Ej¨¦rcito no tengan miedo y verg¨¹enza si pasan por situaciones como la m¨ªa¡±.
Fuentes del Ministerio de Defensa afirman que en el caso de Elisa Romera se ha cumplido con la normativa, y precisan que la Ley Org¨¢nica de R¨¦gimen Disciplinario, que entr¨® en vigor el pasado 5 de marzo, recoge por primera vez de forma espec¨ªfica la falta muy grave por acoso sexual y por raz¨®n de sexo. Recuerdan tambi¨¦n que se encuentra en proceso de tramitaci¨®n un protocolo que articula diferentes medidas de prevenci¨®n de estas conductas, bajo el principio fundamental de ¡°tolerancia cero¡±.
Estas medidas, sin embargo, han llegado demasiado tarde para Elisa, quien rememora la preocupaci¨®n de su padre el d¨ªa que aprob¨® la oposici¨®n: ¡°Estoy contento, pero es un mundo de hombres¡±. Y su ingenua respuesta a¨²n le retumba en la cabeza: ¡°?Pap¨¢, que estamos en el siglo XXI, esto ha cambiado much¨ªsimo!¡±.
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