La conquista de Navarra
La batalla principal se librar¨¢ en torno a la expansi¨®n del euskera
El dique de contenci¨®n del nacionalismo vasco en Navarra ha cedido tras cuatro d¨¦cadas de presi¨®n abertzale. En su doble versi¨®n: Geroa Bai?/?Bildu-Batasuna, el nacionalismo vasco conquista el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona y canta victoria, aunque sabe que su triunfo es circunstancial y que este es tiempo de asentamiento y legitimaci¨®n, de siembra y avances escalonados, no de rupturas.
Dice el nuevo alcalde de Pamplona, Joseba Asiron (Bildu), que hay que acabar con las fosas y muros que dividen a los navarros, pero algunos de sus simpatizantes despiden a los ediles de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN) y el Partido Socialista de Navarra (PSN) al grito: ¡°?Ahora s¨ª vais a necesitar escolta!¡±. Los empresarios se echan las manos a la cabeza a la vista de los programas. La batalla principal se librar¨¢ en torno a la expansi¨®n del euskera.
¡°Nafarra oi Nafarra, Euzkadi lehena, ederra zen ametsa zure erregena¡± (Navarra, ah Navarra, Euskadi primigenia, qu¨¦ hermoso fue el sue?o de tus reyes (¡) ¡°Azkarrena zu zinen zazpi anaitetan, zure katetan preso nork zaitu ba eman?¡± (¡) Fuiste el m¨¢s fuerte de los siete hermanos, ?Qui¨¦n te ha encadenado?). En el desenfreno sanferminero, las vibrantes estrofas de Eneko Labegerie metabolizan las emociones destapadas por un ¨¦xito electoral que pone fin a d¨¦cadas de frustraci¨®n nacionalista vasca en la irredenta tierra navarra. Y en plena borrachera de j¨²bilo y victoria, la canci¨®n del cantautor vasco franc¨¦s brota hoy de las gargantas abertzales con un tono de euforia y determinaci¨®n m¨¢s que de ag¨®nica nostalgia.
¡°Al principio, fue Navarra y sin Navarra no hay Euskadi¡±, este es el mensaje que emite invariablemente el independentismo vasco. Hace 38 a?os, cuando las primeras Cortes democr¨¢ticas se dispon¨ªan a aprobar la Ley de Amnist¨ªa, la direcci¨®n de ETA sopes¨® la idea de enviar a sus presos excarcelados a instalarse en Navarra, en la creencia, voluntarista, de que como antiguos combatientes antifranquistas despertar¨ªan cierto reconocimiento social y har¨ªan prender en estas tierras la llama del abertzalismo. Eran tiempos en los que el Partido Socialista de Navarra (PSN) estaba integrado en el PSE-PSOE de Euskadi y buena parte de la poblaci¨®n aceptaba con naturalidad un ascendiente vasco.
Pero, la matanza desatada en los a?os posteriores y el cariz autoritario que fue adoptando el nacionalismo vasco ahuyent¨® a muchos navarros de un proyecto de ruptura con Espa?a y de renuncia a las instituciones propias que pretend¨ªa imponerse a sangre y fuego. Los puentes entre vascos y navarros reconstruidos trabajosamente para salvar el abismo sangriento de la guerra civil quedaron desbaratados. El PSN se separ¨® de su hermano de Euskadi y el centro derecha navarro se rearm¨® y dio lugar a Uni¨®n del Pueblo Navarro, (UPN) como reacci¨®n a la Disposici¨®n Transitoria Cuarta de la Constituci¨®n que establece la posibilidad de que Navarra se integre en el r¨¦gimen auton¨®mico vasco.
El independentismo emite invariablemente el mensaje de que "sin Navarra no hay Euskadi"
El poeta Francisco Javier Irazoki, natural de Lesaka (Navarra), narra su experiencia personal en el poema en prosa ¡°Bandada de Tijeras¡± incluido en el libro todav¨ªa in¨¦dito Orquesta de desaparecidos: ¡°Fue a finales de los a?os cincuenta del siglo XX. Mi hermana, en medio de un paisaje verde, lloraba mientras recorr¨ªa un camino de tierra. Enseguida me describi¨® las burlas padecidas en el colegio. Ella se expresaba en el euskera que nuestros padres nos ense?aron, y sus compa?eros se re¨ªan. Para que yo no sufriera, me hizo aprender sin ira el castellano y sent¨ª que con cada nueva palabra recib¨ªa un escudo. As¨ª constru¨ª el muro detr¨¢s del cual Jorge Luis Borges, C¨¦sar Vallejo o Luis Cernuda me regalaron libertades. Comprend¨ª que aquel refugio significaba igualmente una apertura. Al poco tiempo, la democracia trajo deseos justos de recuperar los idiomas apartados por el franquismo. Entre algunos supuestos protectores del euskera no faltaron las desmesuras. Tachar los letreros viales escritos en espa?ol fue una de sus tristezas culturales preferidas. Con palabras borradas cerraron las mentes. Su desafecto hacia otras lenguas era la prueba de la insinceridad con que defend¨ªan la propia; vi que usaban esa aventura para llenar el vac¨ªo ¨ªntimo. Al cumplir a?os he perdido convicciones. Una de ellas sigue conmigo y s¨¦ que va a acompa?arme hasta los ¨²ltimos d¨ªas: quien ama un idioma ama todos los idiomas¡±.
Aunque la divisa general del ¡°tengamos la fiesta en paz¡± no les impide a los abertzales capitalizar el espacio festivo con pancartas e ikurri?as, el jolgorio sanferminero tiende a amortiguar las tensiones pol¨ªticas e invitar a la confraternizaci¨®n y hasta al abrazo con el adversario, de la misma manera que el grito unitario ¡°San Ferm¨ªn, San Ferm¨ªn¡± viene a apaciguar los ¨¢nimos cuando surgen las disputas. En la sede de la Confederaci¨®n de Empresarios de Navarra, sin embargo, es como si el ¡°Pobre de m¨ª¡± se estuviera entonando por adelantado.
El vuelco pol¨ªtico actual es, en buena medida, fruto del esc¨¢ndalo
¡°Hay una enorme preocupaci¨®n. Vamos a tener un Gobierno cuatripartito que nos anuncia que ha llegado la hora del cambio. Algunos quieren acabar con el Tren de Alta Velocidad, con el Canal de Navarra del que depende el regad¨ªo de buena parte del territorio, con el modelo de concertaci¨®n social que ha logrado reducir mucho la conflictividad laboral¡ Este cambio puede echar por la borda la riqueza conseguida con el esfuerzo de mucha gente durante d¨¦cadas¡±, asegura Jos¨¦ Antonio Sarr¨ªa, presidente de la patronal. Hubo un tiempo, largos a?os, en los que la se?al de que se entraba en Navarra la daba el contraste entre el asfalto alfombrado, bien se?alizado, del territorio foral y el bacheado e irregular pavimento de los vecinos.
Con una poblaci¨®n de 640.000 personas y un r¨¦gimen auton¨®mico que, como en el caso vasco, le permite cobrar los impuestos, Navarra es una tierra rica gracias a la industrializaci¨®n emprendida en los a?os 60, a la autonom¨ªa tributaria, al ejercicio de una econom¨ªa de proximidad y a la responsabilidad y buen hacer de sus instituciones. Precisamente, el vuelco pol¨ªtico actual es, en buena medida, fruto del esc¨¢ndalo que ha sacudido al partido dirigente UPN por las dietas cobradas irregularmente de la Caja de Ahorros de Navarra (CAN). No es un G¨¹rtel, un Palau de la M¨²sica, un ERE andaluz; se trata de una corruptela blanda, un sobresueldo que se procuraron algunos responsables de la derecha navarra. Aunque el dinero ha sido devuelto casi en su totalidad, la factura pol¨ªtica a pagar ha sido enorme.
Esta vez, unos 40.000 votantes de UPN desoyeron el recurrente aviso del ¡°todos a votar para que no vengan los abertzales¡±. El desgaste de los partidos del sistema, evidenciado tambi¨¦n el descenso de un PSN desnortado y el tir¨®n personal de la candidata de Geroa Bai a la Presidencia, Uxue Barkos, ha hecho posible que sin crecer demasiado y con el apoyo de Podemos y la versi¨®n local de Izquierda Unida, el nacionalismo vasco se haya encaramado a las plazas fuertes de la autonom¨ªa. ¡°El cambio da la oportunidad de hacerse valer a los que no hab¨ªan tenido ocasi¨®n de gobernar. Debe hacerse una pol¨ªtica m¨¢s integradora y no solo en los contenidos, sin incurrir en sectarismo o af¨¢n de revancha¡±, apunta Daniel Innerarity, fil¨®sofo y ensayista que ha apoyado la candidatura de Uxue Barkos.
Los Fueros
Todo pudo haber sido diferente porque a la lista de Ciudadanos le faltaron 138 votos para alcanzar el preceptivo 3% y obtener el diputado que habr¨ªa evitado la mayor¨ªa del cuatripartito. Y es que plantear la desaparici¨®n de la autonom¨ªa tributaria, como hizo Ciudadanos, resulta aqu¨ª una p¨¦sima tarjeta de presentaci¨®n.
Los Fueros que el franquismo respet¨® por el apoyo navarro al alzamiento militar son la gran vaca sagrada en esta sociedad. Todo el mundo percibe, intuye o sabe que el Convenio que preserva la autonom¨ªa fiscal es fuente de provecho, pero a derecha e izquierda, en el navarrismo como en el nacionalismo vasco, esta es una cuesti¨®n que flota en la ambig¨¹edad aunque abunden las voces dispuestas a una ¡°mayor contribuci¨®n solidaria¡± si la situaci¨®n lo requiere.
Seg¨²n las balanzas fiscales elaboradas por el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero en 2007, Navarra contribuye a la caja com¨²n con el 2,16% de su PIB, por detr¨¢s de Baleares (10,04%), Madrid (7,93%), Catalu?a (7,26%) y Valencia (4,40%). El Pa¨ªs Vasco aporta el 0,53%.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.