Por la uni¨®n de la izquierda
Entiendo m¨¢s que justificada una coalici¨®n Podemos-IU por sus programas y porque lo exige la vigencia del sistema electoral
Desde la restauraci¨®n de la democracia, plasmada en la Constituci¨®n de 1978, pensamos, como otros muchos, que vivimos en una "democracia de baja intensidad". Sistema que acept¨® ¡ªdespu¨¦s de 40 a?os de dictadura¡ª un sistema de partidos pol¨ªticos carentes de regulaci¨®n legal y de democracia interna y gobernados por unas ¨¦lites que favorecieron el clientelismo y casi de inmediato la corrupci¨®n. Partidos, el PP y el PSOE, que solo muy limitadamente favorecieron la creaci¨®n de una "sociedad democr¨¢tica avanzada" que reclamaba la Constituci¨®n. En consecuencia, estamos muy lejos de que valores como la libertad y la igualdad sean "reales y efectivos", lo que constituye una traici¨®n a la Constituci¨®n, hoy acentuada a causa de las pol¨ªticas represivas y neoliberales del actual Gobierno.
Desde 1978, los representantes pol¨ªticos de IU e ICV-EUiA, han sido los ¨²nicos que, pese a su condici¨®n minoritaria, han mantenido un permanente esfuerzo en salvaguardar los elementos centrales de nuestra democracia: los derechos, n¨²cleo b¨¢sico del sistema, como instrumentos de control del poder y la defensa de los derechos sociales frente al "fundamentalismo de mercado" impuesto por las oligarqu¨ªas. Los ejemplos de esta lucha ser¨ªan inacabables. Desde el no de ICV a la Ordenanza del Civismo del Ayuntamiento de Barcelona hasta las numerosas propuestas parlamentarias en defensa de las v¨ªctimas de la dictadura, la exigencia de regular los lobbies, las propuestas contra la corrupci¨®n y, entre otras, la exigencia de "garantizar los derechos de los ciudadanos frente a la especulaci¨®n urban¨ªstica". Siempre, para procurar a los ciudadanos "una digna calidad de vida", ilustrando una verdadera pol¨ªtica de izquierdas, pese a los errores que cometiesen.
Desde que Podemos se constituye como partido pol¨ªtico en marzo de 2014 ha ido perfilando un programa que primero se aplica a las elecciones europeas y luego ha ido adapt¨¢ndose a las sucesivas convocatorias electorales. Como eurodiputado y ahora afiliado de Podemos, siempre he tenido la convicci¨®n de pertenecer a un partido de izquierda, eso s¨ª, con perfiles diferenciados de la izquierda hist¨®rica. El 15-M y su desarrollo gener¨®, entre otros movimientos sociales reivindicativos, el partido Podemos, creado para incidir activamente en nuestro r¨¦gimen democr¨¢tico. Ciertamente, nace con voluntad de romper los esquemas tradicionales del sistema de partidos procedente de la Transici¨®n. Pretensi¨®n absolutamente leg¨ªtima dado que el sistema democr¨¢tico vigente sufr¨ªa un cierto bloqueo a causa del bipartidismo. Desde su inicio, mas all¨¢ de su espec¨ªfico lenguaje, Podemos es y ser¨¢ un partido de izquierdas, por sus cimientos ideol¨®gicos, sus objetivos de profunda renovaci¨®n y sus m¨¦todos de actuaci¨®n sobre bases sociales m¨¢s amplias y participativas. Basta recordar su programa para las elecciones europeas, su integraci¨®n, como IU, en el Grupo de la Izquierda Unitaria Europea, las iniciativas all¨ª adoptadas en defensa del pueblo palestino ante las agresiones genocidas del Ej¨¦rcito israel¨ª, la denuncia de la tortura aplicada en Espa?a y tantas otras. Adem¨¢s, en el ¨¢mbito de los derechos humanos, la denuncia de la pol¨ªtica migratoria espa?ola y europea aplicada en Ceuta y Melilla. Y respecto al sistema capitalista, es constante la denuncia de la desigualdad econ¨®mica y social como causa del paro, de la pobreza y, en definitiva, de la injusticia ya instituida en nuestra convivencia. Y, desde luego, las alegaciones contra la pol¨ªtica como profesi¨®n, la temporalidad en los cargos p¨²blicos y la opci¨®n por la autofinanciaci¨®n para no ser rehenes de las entidades financieras.
Ante esta realidad, entiendo m¨¢s que justificada la coalici¨®n electoral de ambos partidos, por una evidente coincidencia, con todos sus matices, de una parte importante de sus programas y, finalmente, porque as¨ª lo exige la vigencia del actual sistema electoral. Ya lo analizaba brillantemente Alejando Ruiz-Huerta ¡ªsobreviviente de la masacre del despacho laboralista de Atocha¡ª. El sistema electoral "provoca importantes distorsiones de la proporcionalidad, adem¨¢s de impedir el car¨¢cter igualitario del voto". Ello, m¨¢s la f¨®rmula D¡¯Hondt, "favorece a los partidos m¨¢s votados". "Lo que refuerza el bipartidismo y margina a los partidos d¨¦biles". R¨¦gimen que afecta negativamente a los partidos menores, por m¨¢s que Podemos haya obtenido en las ¨²ltimas elecciones unos estimables resultados. Ya es hora de entenderlo.
Es evidente que cada partido puede optar por concurrir conjuntamente o por separado a las elecciones generales, pero nuestra sociedad necesita una fuerza pol¨ªtica s¨®lida de izquierda, manteniendo como es obvio la identidad de cada partido, para avanzar hacia soluciones m¨¢s justas tanto en el libre ejercicio de los derechos como en el reparto de la riqueza. La respuesta, en beneficio de la ciudadan¨ªa, es la concordia y el acuerdo.
Carlos Jim¨¦nez Villarejo es militante y exeurodiputado de Podemos.
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