Lesmes impone su ley
Los conservadores acaparan poder en la c¨²pula judicial gracias al control de su presidente
Cuando defendi¨® el 13 de julio su gesti¨®n como presidente de la Sala Tercera del Tribunal Supremo ante los 20 vocales del Consejo General Poder Judicial que tendr¨ªan que decidir si continuaba o no en el cargo, el magistrado Jos¨¦ Manuel Sieira ya se sab¨ªa derrotado. Lo sospechaba hace meses y lo dio por confirmado muchas semanas antes de que se produjera la votaci¨®n, en cuanto se difundi¨® en su sala que su compa?ero Luis D¨ªez-Picazo aspiraba al puesto y que era el candidato preferido y, seg¨²n algunos, promovido, por el presidente de Consejo y del Supremo, Carlos Lesmes.
A la votaci¨®n del pasado mi¨¦rcoles se lleg¨® con la ¨²nica incertidumbre de conocer si a D¨ªez-Picazo le votaban solo los 11 vocales conservadores m¨¢s el presidente o si se le sumaba alguno de los dos progresistas que son miembros de la comisi¨®n permanente, el ¨®rgano del Consejo que acapara casi todo el poder. Finalmente, D¨ªez-Picazo sali¨® elegido solo con los votos del bloque conservador y Sieira se convirti¨® en el primer presidente de sala del Supremo que aspira a la reelecci¨®n y resulta sustituido. El cambio se produjo adem¨¢s, en una sala estrat¨¦gica, la que dirime todos los recursos que se presentan contra el Gobierno y aquellos que afectan a las decisiones del propio Poder Judicial.
Esta excepci¨®n es, seg¨²n los vocales y magistrados progresistas, un s¨ªntoma m¨¢s de que Lesmes est¨¢ gobernando la c¨²pula judicial con una actitud ¡°presidencialista¡± en la que las decisiones se toman sin mediar debate ni buscar consenso. Tres de las cuatro asociaciones judiciales (todas salvo la conservadora APM), emitieron la semana pasada un comunicado en el que aseguran que el presidente del Consejo y el Supremo quiere ¡°inmiscuirse en las decisiones de los tribunales a trav¨¦s de la pol¨ªtica de nombramientos¡± y sugieren que en las designaciones se est¨¢ primando a los ¡°candidatos que puedan ser m¨¢s c¨®modos para el poder pol¨ªtico o para el ¨®rgano de gobierno de los jueces¡±.
En el a?o y medio de mandato de Carlos Lesmes, se han incorporado al Supremo 11 magistrados. De ellos, siete son considerados conservadores (alguno, como Jos¨¦ Luis Requero, muy conservador); dos, progresistas; y a otros dos, no se les conoce una afinidad concreta. Los que defienden la gesti¨®n del actual Consejo subrayan que este reparto de puestos en el alto tribunal es similar, pero en sentido contrario, al que se ha registrado en casi todos los mandatos en los que los vocales a propuesta del PSOE eran mayor¨ªa. Durante el mandato de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se cambi¨® la ley para obligar a un cierto consenso: los nombramientos solo pod¨ªan hacerse con el voto de los tres quintos del pleno del consejo, lo que obligaba a un pacto entre conservadores y progresistas que, en ocasiones, mantuvo bloqueadas durante meses algunas plazas. Pero el PP volvi¨® a cambiar el sistema al llegar a la Moncloa y lo cargos se eligen ahora otra vez por mayor¨ªa simple, lo que implica que el sector conservador puede imponer su criterio sin necesidad de consensuarlo con el resto.
As¨ª se ha elegido a D¨ªez-Picazo y as¨ª se eligi¨® el a?o pasado al conservador Manuel Marchena como presidente de la otra sala clave del Supremo, la de lo Penal, un nombramiento que tambi¨¦n result¨® pol¨¦mico porque Marchena era el magistrado con menos experiencia de la terna que aspiraba al cargo. En lo que va de mandato se ha renovado tambi¨¦n la presidencia de la Sala de lo Civil, en la que se situ¨® a otro conservador (Francisco Mar¨ªn Cast¨¢n), con lo que el bloque af¨ªn al PP controla ya todos los puestos claves del alto tribunal.
Las asociaciones cargan buena parte de la culpa sobre el nuevo modelo del Consejo General Poder Judicial que puso en marcha el PP en 2013, en el que los cinco vocales que pertenecen a la comisi¨®n permanente son los ¨²nicos que tienen dedicaci¨®n exclusiva y sueldo del consejo. Los otros 15, compatibilizan el cargo con su trabajo como jueces o abogados y solo cobran por sus asistencias a reuniones y plenos, lo que ha generado una fractura entre vocales de una y otra categor¨ªa y, sobre todo, ha abierto una v¨ªa de poder extra a favor del presidente: los cinco de la permanente (tres a propuesta del PP y dos, del PSOE) tienden a seguir las directrices de Lesmes cuando su voto es imprescindible para evitar el bloqueo de la instituci¨®n, pero tambi¨¦n para no resultar inc¨®modos y ser apeados de la comisi¨®n clave; mientras que los conservadores que est¨¢n fuera, tampoco plantean batalla y aspiran a incorporarse en alguna de las renovaciones a lo largo del mandato. Con la ¨²ltima reforma del Poder Judicial, publicada esta misma semana, a partir de octubre se ampliar¨¢n de cinco a siete los puestos en esta comisi¨®n, la que decidi¨®, por ejemplo, sacar a concurso la plaza de Pablo Ruz en la Audiencia Nacional.
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