Rajoy y el balance de un programa incumplido
El presidente que se estren¨® subiendo impuestos para evitar el rescate f¨ªa su segundo mandato a lograr 20 millones de empleados
Paro, crisis, Catalu?a y corrupci¨®n. Mariano Rajoy conceder¨¢ hoy en La Moncloa su rueda de prensa n¨²mero 111 de la legislatura, si se incluyen las comparecencias de dos preguntas habituales con presidentes extranjeros, para hacer balance y prometer que si le votan y sigue gobernando pondr¨¢ en marcha una "ruta social" en su pr¨®ximo mandato. En el actual, que oficialmente no ha acabado, empez¨® incumpliendo los principales puntos de su programa, subiendo impuestos y lastrado por la amenaza del rescate y la quiebra de Espa?a. Esa sombra, que alcanz¨® la cota hist¨®rica de 6.200.000 parados (27,1%), se super¨®. No la de la corrupci¨®n ni la de Catalu?a. La bofetada del caso de los papeles de Luis B¨¢rcenas ha culminado este curso con el esc¨¢ndalo de Rodrigo Rato y el caso P¨²nica. El presidente catal¨¢n comenz¨® visitando La Moncloa para exigir un pacto fiscal y la acaba con la amenaza de las elecciones plebiscitarias.
Las primeras l¨ªneas maestras
En la primera entrevista que dio en enero de 2012, al entonces presidente de la agencia p¨²blica Efe, Mariano Rajoy expres¨® las l¨ªneas maestras de lo que pretend¨ªa hacer con Espa?a en esta X legislatura de la democracia. Ya tuvo que aceptar que hab¨ªa subido el IRPF en contra de lo que hab¨ªa prometido un mes antes en su debate de investidura y en la campa?a electoral, asegur¨® que no tocar¨ªa el IVA, que no habr¨ªa banco malo en el pa¨ªs para reorganizar a las cajas empufadas, que quer¨ªa reducir el peso de las Administraciones, el d¨¦ficit p¨²blico, terminar con el paro y asegurar el Estado del Bienestar.
Al borde de la quiebra
A¨²n cre¨ªa factible cumplir su palabra. So?aba con dejar su huella. Luego llegaron los peores meses de su vida pol¨ªtica, cuando Espa?a se asom¨® al abismo y la premier alemana, Angela Merkel, no paraba de llamar, meterle presi¨®n y exigirle toda la clase de reformas. Rajoy lo reconoc¨ªa en privado agobiado. Ten¨ªa una aplicaci¨®n para seguir al segundo el avance de la prima de riesgo y tiene grabada la fecha de aquel verano cuando se desboc¨® a 640. Fue en el mismo verano de 2012 en que tuvo que pedir a Europa un rescate financiero de hasta 100.000 millones de euros que no quer¨ªa llamar rescate.
El siguiente curso, su segundo a?o en La Moncloa, no empez¨® mejor. La EPA del primer trimestre de 2013 aup¨® el r¨¦cord de paro en Espa?a en 6.200.000 personas (27,16%) y a finales de enero EL PA?S public¨® la exclusiva de los papeles de B¨¢rcenas, con el detalle pormenorizado de una contabilidad b en el PP que el extesorero que ¨¦l ascendi¨® llevaba en el partido con presuntos sobresueldos desde hac¨ªa casi 20 a?os. A finales de ese ejercicio Rajoy se atrevi¨® a decretar que la recesi¨®n hab¨ªa acabado: "Ya no somos un lastre, vemos tierra".
Los indicadores de confianza pol¨ªtica que recoge el oficial Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) hab¨ªan tocado suelo en marzo de 2013: solo el 24,7% de los espa?oles ve¨ªan la situaci¨®n bien frente al 42,7% que lo hac¨ªan en enero de 2012. El ¨²ltimo baremo de abril de 2015 ya refleja un 39,4% de optimistas.
El presidente Rajoy narr¨® una catarata de datos macro hace una semana, cuando se public¨® la ¨²ltima EPA, la mejor en dos lustros, para presumir de que ya hab¨ªa muchos signos evidentes de la recuperaci¨®n econ¨®mica y para subrayar que ya hab¨ªa conseguido la meta de tener 500.000 parados menos en Espa?a que los que hered¨® de su predecesor, el socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Ahora son 5.149.000, el 22,37%, uno de los porcentajes mayores del mundo civilizado.
La recuperaci¨®n no se nota
Esa mejor¨ªa, sin embargo, a¨²n no se aprecia en el ¨¢mbito pol¨ªtico. El PP que preside Rajoy perdi¨® 2,6 millones de votos en las europeas de hace algo m¨¢s de un a?o, 600.000 papeletas en las andaluzas de marzo y 2,5 millones en las locales del pasado 24 de mayo. Lleg¨® al poder con el 44,63% de los sufragios y 186 esca?os y en el primer CIS de enero de 2012 su estimaci¨®n de voto ya estaba en 42,7% y en el ¨²ltimo de abril se hab¨ªa desplomado al 25,6%. Con ese nivel de apoyo no est¨¢ asegurada ni la mayor¨ªa absoluta ni volver a gobernar. De hecho, ya nadie habla en el PP de reeditar ese resultado, imposible con la emergencia en el ¨²ltimo a?o de Podemos y Ciudadanos. El propio Rajoy, cuando lo hace, se contenta con solicitar una mayor¨ªa amplia, suficiente, ¡°para no dar marcha atr¨¢s a los errores del pasado¡±.
Rajoy justifica la brutal ca¨ªda electoral en la dif¨ªcil y complicada crisis que ha tenido que gestionar y en la mala gesti¨®n de la corrupci¨®n interna en el PP. Ese an¨¢lisis es ahora coincidente. La n¨²mero dos del PP, Dolores de Cospedal, acept¨® esta misma semana, en una marginal entrevista televisiva, que el gran error por el que est¨¢n pagando esa sangr¨ªa de votos es por la corrupci¨®n, que circunscriben ahora a un pu?ado de golfos que les "abochornan y averg¨¹enzan". Solo Gurtel y P¨²nica afectan al menos a un centenar de cargos del PP.
El presidente se quiere presentar ahora, en esta determinante campa?a, como el ¨²nico candidato fiable, s¨®lido y experimentado que no va a hacer ocurrencias para mantener a Espa?a en la misma senda, unida y llegar a los 20 millones de empleados. Rajoy entiende que si recibe esa confianza tendr¨¢ margen para ense?ar su lado m¨¢s humano y social y recuperar los valores perdidos por el camino del relegado Estado del Bienestar. La presencia de m¨¢s dinero en las arcas p¨²blicas, adem¨¢s, le va a facilitar el camino de las promesas pero ya no llega a tiempo de encauzar ni diluir el problema con Catalu?a.
Pacto fiscal y soberanismo
En septiembre de 2012 el presidente catal¨¢n Artur Mas lleg¨® a Madrid y le exigi¨® en su despacho de La Moncloa un nuevo pacto fiscal, con mejor¨ªas claras para Catalu?a. El verano pasado, cuando volvi¨® a visitarle por ¨²ltima vez, ya reclam¨® que autorizara un refer¨¦ndum sobre la independencia. Mas, que en cinco a?os ha convocado tres elecciones catalanas, sac¨® adelante sus primeros presupuestos gracias al trago que pas¨® el PP de Alicia S¨¢nchez Camacho para respaldarle. El l¨ªder de CiU es ahora el n¨²mero cuatro de una lista soberanista unitaria con ERC y Camacho se acaba de retirar y las encuestas rebajan sus actuales 19 diputados a apenas una decena.
Rajoy no quiere pasar a la historia ni como el presidente que permiti¨® la divisi¨®n de Espa?a ni como el que no fue capaz de repetir un segundo mandato. Por eso, ahora, quiere implicarse al m¨¢ximo en el dise?o de la campa?a, para que sea muy suya y presidencialista, y por eso se ha visto forzado a retocar algo sus equipos, m¨¢s en el PP que en el Gobierno.
Mayor pero fiable
Pero Rajoy tiene un lastre y lo sabe. Va a ser a sus 60 a?os y 32 en pol¨ªtica el candidato m¨¢s veterano de todas las candidaturas. La cara m¨¢s visible de la denostada casta. Su gur¨² electoral, Pedro Arriola, apostaba en plena quiniela sobre la crisis en sus equipos, porque el presidente mantendr¨ªa al m¨¢ximo posible a sus colaboradores de siempre y sus mismas pol¨ªticas. A Rajoy no le gustan nada los cambios y no fall¨®. Solo se permiti¨® pedir perfiles de dirigentes j¨®venes, frescos, nuevos, con buen tir¨®n para las tertulias de las teles, para el segundo escal¨®n de poder del partido y preparar un hipot¨¦tico relevo. El propio Rajoy, que ha ordenado a los suyos salir del despacho, explicarse m¨¢s y pisar la calle, se ha desenganchado un poco del plasma y acepta m¨¢s preguntas, charlas y hasta ruedas de prensa.
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