Compa?ero del alma, compa?ero
El exlehendakari Patxi L¨®pez dedica un sentido paneg¨ªrico al dirigente socialista Txiki Benegas, recientemente fallecido
Hay veces que un rayo blanco y fr¨ªo parte en dos la noche. Hay veces que una noticia se convierte en pu?al que se te clava y desgarra en lo m¨¢s profundo; "Txiki Benegas ha muerto". Compa?ero del alma, compa?ero.
Y te haces presente como nunca. Tus recuerdos, tus gestos me invaden de repente desbordando mi dolor con tu sonrisa.
Yo s¨®lo puedo gritar tu ausencia y ponerme a escribir con estas letras negras de luto.
No s¨¦ c¨®mo decir que aunque te has ido no puedes irte y, por eso, Txiki, voy hablar contigo como si estuvieras aqu¨ª a mi lado, porque en verdad, s¨®lo tu cuerpo nos ha abandonado, pero t¨², Txiki, sigues aqu¨ª entre nosotros. Sigues vivo en cada uno de nosotros.
T¨² sabes Txiki que la muerte definitiva es el olvido y mientras sigamos en pie los que te hemos conocido, t¨² vas a seguir entre nosotros. Porque tus recuerdos seguir¨¢n invadiendo nuestras vidas.
El azar de forma injusta, a veces, nos arrebata a los mejores antes de tiempo. Ha sido tu caso Txiki. Tu enfermedad te ha arrebatado antes de tiempo de entre nosotros, pero dejas tras de ti una larga vida vivida.
?Cu¨¢nto me habr¨ªa gustado tener contigo una ¨²ltima velada larga y escucharte el relato de tu vida!
De tu ni?ez primera en Caracas. Un ni?o del exilio. Un ni?o expulsado de su pa¨ªs antes de haber nacido, como tantos ni?os nacidos fuera de Espa?a, fuera de Euskadi. Y as¨ª aprendiste, casi de golpe, lo que era la dictadura y lo que vale la libertad.
El exilio forja hombres y mujeres especiales. Llenos de una esperanza incorruptible, tenaz. ¡°El a?o que viene en casa¡±. Un a?o tras otro. Y en casa no era all¨ª, en casa era aqu¨ª, la casa abandonada.
Y t¨² volviste Txiki. Volviste con tu familia, a¨²n ni?o, aqu¨ª a Euskadi a la casa abandonada. Y seg¨²n ibas creciendo ve¨ªas que la dictadura adem¨¢s de personas hab¨ªa expulsado la libertad. Eran tiempos de paisaje gris, un paisaje moral lleno de bruma y de una pobreza triste.
Y muy pronto el a?o 1971 diste el paso de pertenecer al PSOE y UGT. T¨² sabes, Txiki, que entonces el partido en Euskadi era bien poca cosa. Peque?os grupos que hab¨ªan aguantado la traves¨ªa de la dictadura. Personas que desde el exilio manten¨ªan la esperanza. Pero t¨² sab¨ªas que el Partido no era los peque?os grupos que os reun¨¢is esos a?os, sab¨ªas que el Partido era, sobre todo, un patrimonio moral, una experiencia hist¨®rica mantenida por generaciones consecutivas.
Y casi desde la nada, un peque?o grupo de personas, con voluntad y fuerza, creasteis el Partido Socialista, aqu¨ª el PSE y el PSOE en Espa?a.
Y, en verdad, nosotros hemos sido los enanos que comenzamos a caminar en vuestros hombros.
Yo debiera, Txiki, hacer una valoraci¨®n pol¨ªtica de tu figura. Pero, eso ?c¨®mo se hace eso contigo?
Has estado en todos los puestos relevantes del PSE-EE. Has participado directamente en todos los grandes acuerdos de Euskadi.
Estuviste en la preautonom¨ªa y en la negociaci¨®n del Estatuto de Gernika que siempre defendiste con la voz, con las manos, con tu vida, frente al furor del totalitarismo terrorista.
Las generaciones venideras, cuando vuelvan su mirada a nuestro tiempo, siempre se encontrar¨¢n contigo a cada paso. No hay en Euskadi un avance, un impulso, una lucha en el que no est¨¦ tu mano tirando de la libertad hacia el futuro. Y, entonces, el tiempo te har¨¢ justicia y reconocer¨¢n que t¨², Txiki, eres uno de los padres de la Euskadi moderna de ciudadanos libres.
Ha sido la libertad, la lucha por la libertad, tu gran obsesi¨®n permanente. Cuando los nacionalistas te tildaban de traidor, en la ¨¦poca oscura del terrorismo m¨¢s cruel, hiciste una afirmaci¨®n radical y valiente: "Luchar¨¦ en Euskadi contra la muerte hasta mi muerte misma. No por nada. S¨®lo por decencia con la vida". Y lo cumpliste. Cumpliste tu palabra de no rendirte nunca a la amenaza terrorista. S¨®lo por eso mereces estar entre los grandes.
Hoy me despido de ti, dici¨¦ndote adi¨®s y queriendo que te quedes, porque tu sombra nos seguir¨¢ dando cobijo durante mucho tiempo. Y yo me negar¨¦ siempre a cerrar la puerta que te envuelve en el olvido, por eso te digo:
"A las aladas almas de las rosas
Del almendro de nata te requiero,
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
Compa?ero del alma, compa?ero".
Patxi L¨®pez. Secretario de Acci¨®n Pol¨ªtica y Ciudadan¨ªa del PSOE
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