El CETI de Melilla cambia de nacionalidad y de piel
107 subsaharianos viven en el centro de inmigrantes de la ciudad aut¨®noma, un 43% menos que en 2014
Camara Bangaly, de 22 a?os, lleg¨® a Melilla a finales del mes pasado. Procede de Guinea Conakry y junto a otros seis inmigrantes desembarc¨® en la ciudad aut¨®noma despu¨¦s de pasar dos horas y media en una patera, de madrugada, desde la costa de Marruecos. Escapa del hambre, de la pobreza y del virus del ¨¦bola que asuelan su pa¨ªs. All¨ª dej¨® a su familia, interrumpi¨® sus estudios de Ciencias Pol¨ªticas y march¨® en busca de una nueva vida "independiente". ?l es uno de los 107 subsaharianos que habita en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), de un total de 1.547 residentes. Seg¨²n fuentes policiales, en septiembre solo el 7% de los usuarios del centro eran subsaharianos, un 43% menos que en el mismo mes del a?o pasado, debido a una mayor presi¨®n de las autoridades marroqu¨ªes en la frontera?y a la ingente afluencia de refugiados sirios que huyen de la guerra.
Hace un a?o, la mitad de los residentes del CETI ten¨ªa procedencia subsahariana, ahora la poblaci¨®n predominante es la siria. La presi¨®n de la polic¨ªa marroqu¨ª en la frontera, que levant¨® una nueva valla de pura concertina y desmantel¨® los asentamientos del monte Gurug¨², ha dificultado la entrada de inmigrantes del ?frica subsahariana, como apuntan fuentes policiales. El endurecimiento de las medidas del Gobierno del pa¨ªs vecino, unido al drama de los refugiados sirios que huyen de la guerra y consiguen camuflarse entre los marroqu¨ªes con pasaporte falso, ha provocado el cambio del perfil de los inmigrantes en el centro de Melilla.
Camara Bangaly s¨ª logr¨® sortear los obst¨¢culos de la polic¨ªa marroqu¨ª. Sali¨® de Guinea Conakry hace dos a?os. Cruz¨® a Mali, se dirigi¨® a Argelia y finalmente lleg¨® a Marruecos, donde vivi¨® durante ocho meses. Tras algunos trabajos y pedir dinero en la calle, consigui¨® ahorrar la cantidad suficiente para costearse un hueco en una patera. Entr¨® en Melilla en una barcaza porque la valla "hace mucho da?o", y admite que tras la frontera quedan muchos como ¨¦l que esperan repetir la haza?a, pero que cada vez encuentran m¨¢s trabas.
"El CETI se est¨¢ convirtiendo en un CAR (Centro de Acogida de Refugiados) de facto", manifiesta Antonio Zapata, abogado en Melilla y miembro de la comisi¨®n de Extranjer¨ªa del Consejo General de la Abogac¨ªa. El jurista subraya el "drama humano" que viven los emigrados del conflicto de guerra que azota Siria desde hace cuatro a?os, y se?ala que los flujos migratorios de personas subsaharianas no se han reducido, pero la presi¨®n policial marroqu¨ª dificulta su entrada en Melilla. En 2014, 2.445 subsaharianos llegaron a la ciudad aut¨®noma de forma ilegal, mientras que este a?o solo 540 han logrado pisarla.
La reducci¨®n en el n¨²mero de subsaharianos se aprecia a simple vista en el CETI. Ahora es m¨¢s complicado ver inmigrantes de esa procedencia entre la multitud de sirios que no paran de acudir al centro. "Hace un a?o y medio era todo lo contrario, miraras donde miraras te encontrabas con un ciudadano subsahariano", comenta uno de los trabajadores del recinto. El guineano Camara Bangaly cuenta que suelen dormir agrupados por su origen, separados de los sirios. Debajo de la sombra del ¨²nico ¨¢rbol que hay en las puertas del centro, Bangaly, que viste una camiseta gris de Adidas, explica que son los vigilantes de la instituci¨®n los que les asignan los dormitorios y las camas.
La mayor presi¨®n policial marroqu¨ª ha hecho que la entrada de subsaharianos se produzca ahora por goteo. Apenas se contabilizan saltos a la valla y los inmigrantes utilizan medios como viajar escondidos en el maletero de un veh¨ªculo o hasta en el salpicadero de un coche. Fuentes policiales apuntan a que las mafias que ayudan a introducir inmigrantes en Espa?a han desviado la atenci¨®n de los subsaharianos y se centran en facilitar documentaci¨®n falsa a los sirios, que en "su mayor¨ªa" tienen un mayor poder adquisitivo. ? ??
Camara Bangaly admite que, pese a la gran cantidad de residentes ¡ªel triple de la capacidad del recinto¡ª, en el CETI vive "mejor" que en su pa¨ªs de origen. Imagina Barcelona o Almer¨ªa como posibles destinos, y subraya que quiere quedarse en Espa?a, a diferencia de los sirios, que suelen preferir Alemania. Su sonrisa refleja sus esperanzas por salir de Melilla.? ?
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