Una juez contra la extorsi¨®n sexual

Vanessa Ruiz evoca con cierta nostalgia su ni?ez en Puerto Rico, cuando desped¨ªa a sus abuelos paternos a pie del barco que les llevaba a Espa?a, y los recibimientos, en el mismo puerto, con olor a regalos que le tra¨ªan del otro lado del Atl¨¢ntico. Nieta de una catalana, es la primera persona hispana que llega a la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia (Washington DC), que asume muchas de las funciones del Supremo espa?ol. La design¨® el expresidente Clinton.

Cincuenta a?os han pasado desde aquella ni?ez y desde su despacho en Washington sigue atenta las noticias de Espa?a: antes, las de la crisis, y, ¨²ltimamente, las relacionadas con Catalu?a. Ruiz, que ha visitado la isla de Lanzarote para respaldar en Espa?a la Asociaci¨®n Internacional de Juezas, integrada por 4.000 magistradas de 75 pa¨ªses, elude tomar partido sobre la tensi¨®n secesionista, pero es una ferviente defensora de la solidaridad entre las regiones del mundo. ¡°La idea de secesi¨®n en EE UU supuso una guerra civil en la que se perdieron muchas vidas¡±, recuerda esta mujer que aboga por el di¨¢logo.

La idea de secesi¨®n en EE UU supuso una guerra civil en la que se perdieron muchas vidas"

Si Ruiz estuviera en Espa?a, la prensa la encuadrar¨ªa como progresista: le preocupan los desahucios, la discriminaci¨®n racial, la igualdad de la mujer, los derechos humanos¡­ Pero ahora su principal desvelo es lo que denomina sextorsi¨®n (¡°el abuso del poder al conceder un beneficio a cambio de sexo¡±). Es decir, desde el profesor que le dice a una alumna "te apruebo si tenemos sexo" (un caso real) o asuntos como el del fiscal de Wisconsin que coaccion¨® a una mujer a la que su pareja hab¨ªa intentado ahorcar: la acos¨® y le espet¨® que si se acostaba con ¨¦l podr¨ªa pedir m¨¢s pena para su maltratador.

Antes de magistrada del Supremo, Ruiz fue ministra de Justicia de Washington DC. Y dice que le habr¨ªa pasado ¡°algo bien feo¡± a este fiscal si hubiese sido su subordinado. ¡°El caso se archiv¨® inicialmente porque se mir¨® desde una perspectiva simplista; es decir, no se consideraba violaci¨®n de la ¨¦tica profesional porque el fiscal no era el abogado ni ella su cliente¡±, explica. ¡°Tampoco se consideraba un crimen por ser la coacci¨®n psicol¨®gica y no violenta. Es un fen¨®meno internacional plagado de ejemplos: guardias de frontera, polic¨ªas, funcionarios¡­¡±. Su batalla es que, al igual que ha ocurrido con la violencia de g¨¦nero, la sociedad se conciencie de esta lacra y se tipifique la sextorsi¨®n. ¡°Las palabras tienen mucho poder. Asimilamos corrupci¨®n a dinero. Pues no, sextorsi¨®n es otro tipo de corrupci¨®n¡±.

La sextorsi¨®n es otro tipo de corrupci¨®n¡±

Su preocupaci¨®n por los d¨¦biles la mam¨®, se?ala, de sus padres. ¡°Siento que ser juez, un cargo de autoridad, conlleva una responsabilidad. La m¨ªa es la justicia y entiendo que debe aplicarse a todos por igual. Y tambi¨¦n s¨¦ que eso no existe ahora¡±, enfatiza Ruiz. ¡°El juez tiene que garantizar los derechos del justiciable, que no haya desigualdad en la aplicaci¨®n de la ley porque unos puedan pagarse un abogado y otros no¡±.

Sostiene Ruiz que existen medios dentro del derecho para hacer una sociedad m¨¢s justa. ¡°La ley a veces es interpretable, y cuanto m¨¢s amplio es nuestro entendimiento como jueces, mejor la podemos interpretar. Nuestros cargos nos permiten ver las injusticias, recoger nuestras experiencias en los distintos pa¨ªses e intercambiar ideas y soluciones y, cuando hay cabida, proponer reformas a las autoridades¡±.

Ruiz es inquieta y no se encierra en su despacho. ¡°Una juez conocida ha creado un grupo de lectura en una prisi¨®n de mujeres. Un d¨ªa fuimos a leer con ellas, y all¨ª estaban, vestidas de presidiarias¡­ Me pidieron que leyera un poema que aparece en espa?ol en el libro de la magistrada del Supremo de EE UU Sonia Sotomayor, y lo hice, y se cre¨® un gran silencio¡­ Fue muy especial¡±.

La independencia judicial es otra de sus prioridades vitales. Sin embargo, la nombr¨® Clinton. ¡°Todos los jueces federales son nombrados por el presidente, tras ser confirmados por el Senado. Solo tengo una fotograf¨ªa oficial con ¨¦l¡±, explica.