Rosario Porto y Alfonso Basterra, culpables del asesinato de Asunta
El jurado, por unanimidad, se muestra contrario al indulto o a una reducci¨®n de condena
Por unanimidad. Despu¨¦s de tres d¨ªas y medio de deliberaci¨®n, el jurado popular del 'caso Asunta' ley¨® ayer su veredicto ante los acusados y ante un buen n¨²mero de espectadores que segu¨ªan en directo la escena a trav¨¦s de las cadenas de televisi¨®n. Rosario Porto y Alfonso Basterra, padres de la peque?a de 12 a?os fallecida en Santiago en septiembre de 2013, son culpables, como coautores, de un delito de asesinato.
Los jurados entienden que concurren las circunstancias de alevos¨ªa y parentesco y descartan la posibilidad del indulto o la reducci¨®n de pena. Tambi¨¦n creen que Basterra particip¨® en todas y cada una de las fases, aunque la investigaci¨®n no fuese capaz de encontrar ninguna prueba de que el padre de la v¨ªctima estuviese en el que confirman como escenario del crimen, el chal¨¦ de Teo. Esto ¨²ltimo, a pesar de que hace unos d¨ªas el fiscal lo puso en duda. La muerte de la cr¨ªa, para este jurado, comenz¨® tres meses antes con la suministraci¨®n reiterada de Orfidal, algo que, seg¨²n considera probado, llevaron a cabo al alim¨®n y de mutuo acuerdo Porto y Basterra, separados desde enero de 2013 y legalmente divorciados desde un mes despu¨¦s.
La sentencia, seg¨²n fuentes judiciales, podr¨ªa demorarse ahora m¨¢s de una semana. A la vista de tan tajante veredicto del jurado popular, que los acusados escucharon sin mover un m¨²sculo, el fiscal confirm¨® pasado el mediod¨ªa su petici¨®n de 18 a?os de c¨¢rcel y la acusaci¨®n popular volvi¨® a solicitar la m¨¢xima condena, 20 a?os para cada uno de los acusados.
Por su parte, las defensas anunciaron que recurrir¨¢n "hasta la ¨²ltima instancia" la pena que se imponga tras la sentencia que dicte el juez presidente del jurado, Jorge Cid. Pero de momento, para este fallo, el abogado de Rosario Porto, Jos¨¦ Luis Guti¨¦rrez Aranguren, que proclam¨® una vez m¨¢s la inocencia de su clienta, reclam¨® que se aplique la pena m¨ªnima prevista en caso de asesinato, 17 a?os y medio. Mientras que la letrada de Basterra, Bel¨¦n Hospido, pidi¨® a este magistrado de la Audiencia de A Coru?a que considere finalmente un delito de homicidio y una condena m¨ªnima de 12 a?os y medio. Para ella, debe prevalecer el principio de 'in dubio pro reo' a la hora de considerar la agravante de alevos¨ªa frente a la circunstancia de abuso de superioridad, ya que a su parecer no queda probado que la ni?a no pudiese en absoluto defenderse a causa de la ingesta de Orfidal.
A la salida de los juzgados, Hospido prefiri¨® no dar su opini¨®n sobre el veredicto, pero Aranguren declar¨® que tanto Porto como ¨¦l se encontraban en ¡°estado de shock¡±, muy ¡°afectados¡±, y que la decisi¨®n del jurado popular se basa en una ¡°motivaci¨®n f¨¢cilmente rebatible¡±, entre otras cosas porque se apoya en ¡°hechos¡± inexistentes que se interpretaron en contra del reo¡±. ¡°Se cierra una puerta¡±, reconoci¨®, ¡°pero quedan otras muchas a las que llamar¡±.
Para el jurado, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres elegidos por sorteo en la provincia de A Coru?a, no hay la menor duda de que los acusados, ¡°de com¨²n acuerdo, suministraron repetidamente, desde al menos tres meses antes del fallecimiento, a su hija Asunta Yong Fang Basterra Porto un medicamento que conten¨ªa lorazepam¡± para producirle ¡°somnolencia y sedaci¨®n¡±. Y que ¡°en ejecuci¨®n de un plan acordado, Alfonso retir¨®, al menos en tres ocasiones, en el periodo comprendido entre principios del mes de julio y mediados de septiembre de 2013, una cantidad de al menos 125 comprimidos de Orfidal de la farmacia de la R¨²a do H¨®rreo, en Santiago¡±.
Los jurados tambi¨¦n votaron sin fisuras a favor de que el d¨ªa 21 de septiembre de 2013, los acusados, igualmente ¡°puestos de com¨²n acuerdo¡± para ¡°acabar con la vida¡± de su hija, ¡°comieron con ella en el domicilio de Alfonso¡± y ¡°le suministraron una cantidad de medicamento que conten¨ªa lorazepam, necesariamente t¨®xica, para posteriormente, cuando hiciera efecto, asfixiarla¡±.
Seg¨²n el veredicto, tambi¨¦n est¨¢ plenamente probado que ¡°Rosario Porto, ese mismo d¨ªa, despu¨¦s de las 18.15 horas, llev¨® a su hija a la casa familiar situada en el lugar de A P¨®voa, Montouto, Teo, utilizando para ello el veh¨ªculo Mercedes Benz¡± que hab¨ªa heredado de los abuelos de Asunta.
¡°En un momento comprendido entre las 18.33 [hora de desconexi¨®n de la alarma del chal¨¦] y las 20.00 [l¨ªmite de la data de la muerte fijada por la autopsia del Instituto de Medicina Legal de Galicia], en la casa los acusados asfixiaron a su hija por medio de la compresi¨®n que le aplicaron sobre la boca y la nariz¡±. Por ¨²ltimo, el jurado ve probado que en un instante ¡°pr¨®ximo a la muerte de la menor, ataron a su hija por los brazos y los tobillos por medio de unas cuerdas pl¨¢sticas de color naranja¡±.
Seg¨²n el veredicto que pronunci¨® al filo de las once y media de la ma?ana el portavoz del jurado, Basterra particip¨® en todos y cada uno de los hechos, y regres¨® a su piso en Santiago, desde el chal¨¦ familiar, ¡°en alg¨²n momento de la tarde anterior a las 20.43 horas¡±, cuando se registra la primera conexi¨®n de su tel¨¦fono m¨®vil, que el repetidor sit¨²a en esa parte de la ciudad. Ah¨ª, sostienen los jurados, el padre de Asunta empez¨® a hacer llamadas telef¨®nicas con un ritmo fren¨¦tico.
En su opini¨®n, que es un¨¢nime despu¨¦s de deliberar entre el lunes por la tarde y el jueves a ¨²ltima hora, no se puede saber, porque no hay pruebas que lo demuestren, si Basterra pas¨® la tarde entera en su piso de la ciudad, como afirma ¨¦l desde el primer d¨ªa. Despu¨¦s de haber sido visto en la calle por una joven testigo a la que dan credibilidad, ¡°nada nos indica que regresase a su piso¡±, expresan en su motivaci¨®n, y ¡°en ninguna c¨¢mara se pueden ver los asientos traseros¡± del Mercedes (para descartar que viajase en ¨¦l junto a su exesposa y su hija). Ante la ausencia de evidencias en esta cuesti¨®n, en su informe final el fiscal, Jorge Fern¨¢ndez de Ar¨¢nguiz, hab¨ªa introducido la hip¨®tesis de que el padre de la peque?a no hubiese estado aquella tarde en el chal¨¦ y no hubiese participado, por tanto, de forma directa en el acto de la sofocaci¨®n.
La ni?a ¡°no tuvo posibilidad de defenderse¡±, dijeron los nueve jurados por boca de su portavoz, debido a la ingesta masiva de ansiol¨ªtico que revelaron los an¨¢lisis. Adem¨¢s, aunque las cuerdas encontradas junto al cad¨¢ver en la pista forestal no presentaban ADN de ning¨²n tipo y de que la Guardia Civil no pudo concluir cient¨ªficamente que perteneciesen a la bobina localizada en la despensa del chal¨¦, las personas responsables de juzgar los indicios recabados durante la instrucci¨®n entienden que s¨ª son fragmentos del mismo rollo, al igual que la localizada en la papelera de la habitaci¨®n en la que supuestamente mataron a la peque?a.
En definitiva, el jurado dio por buena de principio a fin la versi¨®n de los hechos de la acusaci¨®n popular, la Asociaci¨®n Clara Campoamor, que nunca supo explicar c¨®mo Basterra, despu¨¦s de participar con Rosario Porto en la asfixia, pudo bajar desde Montouto (Teo) por su cuenta sin ser visto hasta el centro de Santiago.
El veredicto no entra en una de las partes m¨¢s oscuras de la investigaci¨®n: qui¨¦n traslad¨® el cad¨¢ver al camino forestal donde fue hallado en torno a la una de la madrugada del domingo 22 de septiembre. Las 21 cuestiones recogidas en el formulario que les entreg¨® el lunes pasado el juez a los jurados no abordaban ese aspecto. Era una de las lagunas del caso que m¨¢s dudas suscit¨® durante las sesiones, porque dos vecinos del lugar hab¨ªan pasado a medianoche hasta tres veces, a 30 cent¨ªmetros, con una peque?a linterna y en noche de luna llena y no hab¨ªan visto el cuerpo. Entonces, Porto y Basterra ya hab¨ªan ido a comisar¨ªa a denunciar la desaparici¨®n de su hija, y estaban acompa?ados por agentes. En el juicio, esos testigos insistieron en que a aquellas horas ¡°la ni?a all¨ª no estaba¡±, pero para el jurado pes¨® m¨¢s el testimonio de los guardias civiles que declararon que la visibilidad era ¡°nula sin unos faros potentes¡± como los de un coche.
De todas formas, queda la duda de que Rosario Porto, que al entrar en prisi¨®n no llegaba a 50 kilos, pudiese trasladar en brazos a la v¨ªctima, que ya pesaba 41. Si realmente muri¨® en la primera planta del chal¨¦, habr¨ªa tenido que bajar con ella las escaleras, sola o con ayuda de Basterra, y una vez cargado el cad¨¢ver en el coche, tendr¨ªa que sacarlo y depositarlo cuidadosamente en la pista forestal a¨²n con luz de d¨ªa. El cuerpo de Asunta no presentaba apenas marcas de arrastre, y estaba ¡°colocado¡±, dijeron los investigadores, como por alguien que tuviese ¡°un v¨ªnculo afectivo¡± con la peque?a. Antes de abandonar el chal¨¦ en su auto, Porto se par¨® a hablar con un vecino y baj¨® la ventanilla para preguntarle por un asunto relativo a la le?a. La tesis oficial siempre defendi¨® que el cad¨¢ver viajaba en el suelo, entre los asientos delanteros y traseros, pero el hombre no vio nada extra?o. Ni ¨¦l ni sus perras percibieron que all¨ª estuviera Asunta. Y nadie de su familia lleg¨® a ver por all¨ª a Basterra aquella tarde.
Los testimonios que s¨ª pesaron en el jurado a la hora de votar fueron los de la chica que dijo haber visto a Asunta con su padre aquella tarde (y que fue suficiente para desmontar su coartada a ojos de la investigaci¨®n), y todos aquellos de los profesores que relataron c¨®mo su brillante alumna, durante el mes de julio, se present¨® en clase de viol¨ªn en estado de ¡°sonambulismo¡±. A una de estas docentes, la ni?a le lleg¨® a contar que sus padres la ¡°enga?aban¡±, que no sab¨ªa lo que le estaba pasando y nadie en casa le quer¨ªa ¡°contar la verdad¡±. Tambi¨¦n que su madre le hab¨ªa dado ¡°unos polvos blancos¡± que sab¨ªan ¡°fatal¡±.
Desde el m¨®vil que habr¨ªa empujado a dos padres divorciados a matar a una hija hasta entonces cuidada, mimada, potenciada por ellos en todas sus habilidades. Hasta la verdad de lo que sucedi¨® en la madrugada del 5 de julio de 2013 cuando, seg¨²n Asunta cont¨® a sus amigas, un intruso penetr¨® en el piso, lleg¨® a su cuarto mientras dorm¨ªa y la intent¨® estrangular. Hay infinidad de preguntas en el caso Asunta que, con este veredicto, quedan sin contestar. Pero las pruebas indiciarias han tomado forma con ¨¦l de la manera que el jueves de la semana pasada les suger¨ªa el fiscal a los jurados: ¡°Si por la ma?ana levantamos la persiana y est¨¢ la calle mojada, y las marquesinas, y los geranios de mi ventana, es que ha llovido¡±. Para el jurado, por unanimidad, aqu¨ª no cupo la duda de que ¡°una cuadrilla municipal hubiera pasado regando¡± con el cami¨®n cisterna. La calle se moja cuando llueve.
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