La secta yihadista de Vallecas
El juez Andreu env¨ªa a prisi¨®n a los tres supuestos yihadistas detenidos en Madrid
La c¨¦lula yihadista desarticulada el pasado martes en el barrio de Vallecas y en el suburbio chabolista de la Ca?ada Real, de Madrid, funcionaba con los mecanismos propios de las sectas destructivas: captaci¨®n y manipulaci¨®n de personalidades d¨¦biles, dependencia psicol¨®gica y f¨¦rreo control de voluntades por parte de los l¨ªderes. El grupo, formado por cuatro ciudadanos marroqu¨ªes de los cuales uno ha huido, estaba ¡°disponible para cometer atentados terroristas¡± y para ¡°cumplir con un extenso cat¨¢logo de actividades complementarias¡±, seg¨²n el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que ha enviado este jueves a prisi¨®n a los tres miembros del grupo que pudieron ser detenidos.
Walid Oudra, de 26 a?os, viv¨ªa aislado en su domicilio de la calle Pe?a Prieta, en Vallecas. En poco tiempo hab¨ªa roto con su novia y perdido el trabajo. Sin medios para subsistir y sin otro horizonte que asomarse al balc¨®n o a vagar por las calles sin rumbo fijo, solo ten¨ªa dos v¨ªnculos con el mundo. El primero era una conexi¨®n a Internet, donde devoraba materiales salafistas. El segundo se llamaba Abdessadek Essalhi, un barbudo a quien la polic¨ªa hab¨ªa detectado en el entorno de las tres mezquitas del centro de Madrid y que destacaba por su rigorismo extremo. El pasado mayo, Essalhi se convirti¨® en gu¨ªa espiritual de Walid. En pocas semanas, el joven abandon¨® la ¡°aut¨¦ntica oscuridad¡± de su vida anterior, metido entre gente ¡°hip¨®crita¡± que ¡°beb¨ªa alcohol¡± y viv¨ªa ¡°en pecado¡±, y bajo la tutela del ¡°bondadoso¡± Essalhi, se puso en disposici¨®n mental de pedir a Dios que le permitiera ¡°entrar en el para¨ªso¡±.
La influencia de Essalhi espoleaba la agresividad de Walid Oudra, y el entusiasmo yihadista de este alimentaba los delirios de su maestro en una ¡°espiral apocal¨ªptica¡±, seg¨²n el juez Andreu. El disc¨ªpulo hab¨ªa localizado dos centros sufistas en la calle Mantuano. Para Walid, esa corriente m¨ªstica del islam es una herej¨ªa ¡°demoniaca¡± y quienes la practican eran ¡°infieles peores que los jud¨ªos¡±. Despu¨¦s de vigilar durante diez d¨ªas los locales, en junio pasado el joven animaba a Essalhi a ¡°liberarlos¡± de la presencia sufista ¡°con un bazoca¡±. ¡°Mejor con la espada, para que haya sangre¡±, replicaba el l¨ªder. ¡°S¨ª, s¨ª, sangre, que haya sangre como en la guerra civil¡±, se animaba Walid, evocando el conflicto de Siria.
El dominio de Essalhi, que a su vez hab¨ªa sido radicalizado por el l¨ªder de la trama, Yassin el Mourabel, tambi¨¦n detenido, lleg¨® hasta el punto que Walid buscaba la aprobaci¨®n de su gu¨ªa para sus actividades diarias. El 7 de octubre, le pidi¨® permiso para trabajar en un negocio donde se vend¨ªa alcohol. El maestro le quit¨® la idea de la cabeza: ¡°Es pecado¡±. Una semana despu¨¦s, Walid, en una situaci¨®n econ¨®mica desesperada, encontr¨® ocupaci¨®n como camarero. De nuevo se abr¨ªa el dilema. Esta vez Essalhi le permiti¨® trabajar en el bar, pero le record¨® que estaba en ¡°pecado¡± y le aconsej¨® que buscara un trabajo ¡°l¨ªcito¡±.
El maestro salafista tambi¨¦n guiaba la espiritualidad de Walid, que confesaba sentir ¡°p¨¢nico¡± de salir al balc¨®n y ver a las ¡°chicas desnudas¡± por la calle. Uno de los amigos del joven le hab¨ªa recomendado que no siguiera las ense?anzas de los jeques radicales Al Hawaini, Al Garaisi y Hassan. Essalhi reaccion¨® inmediatamente. En una conversaci¨®n telef¨®nica, le explic¨® a que estos jeques promov¨ªan la doctrina Takfiri, ¡°dise?ada para que los combatientes musulmanes se hagan pasar por musulmanes occidentalizados para llevar a cabo ataques m¨¢s eficaces¡±, relata Andreu.
La conversaci¨®n que desencaden¨® la operaci¨®n policial se produjo el 18 de octubre. Ese d¨ªa, Walid y Essalhi hablaron de la llegada del juicio final, seg¨²n ellos se?alada por la sequ¨ªa del lago de Tabrias en Palestina. Ese signo del fin del mundo hizo que disc¨ªpulo y maestro empezaran a animarse el uno al otro a atentar.
Mourabel, el l¨ªder de la c¨¦lula, y captador de Essalhi, manten¨ªa desde 2012 contacto en Facebook con diversos miembros del Estado Isl¨¢mico. En las redes sociales publicaba y transmit¨ªa consignas y s¨ªmbolos de la red terrorista que opera en Siria e Irak. Bajo su influjo, Essalhi tambi¨¦n contact¨® con el marroqu¨ª Mostafa Dahouti, que se fue de Espa?a el pasado junio. Este ejerc¨ªa como encargado de seguridad de un piso en la calle Embajadores de Madrid, en el que Essalhi adoctrinaba a j¨®venes. En una conversaci¨®n telef¨®nica, pinchada por la polic¨ªa, ambos negaban ser s¨²bditos de Marruecos, a cuyos nacionales tachaban de ¡°musulmanes basura¡±, y se declaraban ¡°ciudadanos del Califato ?nico¡± declarado por el l¨ªder del ISIS Abu Bakr al-Baghdadi.
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