Recrear Espa?a
El independentismo catal¨¢n convierte la reforma de la Constituci¨®n en una prioridad
Tres lustros despu¨¦s de haber culminado su descentralizaci¨®n administrativa, Espa?a suma derrota tras derrota en la guerra que libra contra s¨ª misma. ?No eran aires vencidos los que hac¨ªan flamear las banderas en el desfile militar del pasado 12 de octubre? Boicoteada por los Gobiernos nacionalistas catal¨¢n y vasco, reprobada abiertamente o desde?ada por buena parte de la izquierda radical, se dir¨ªa que la fiesta nacional espa?ola ha batido este a?o su marca de ajenidad y desafecci¨®n interior. Una mezcolanza de fracaso, irritaci¨®n y malestar acampa desde hace tiempo en las estancias m¨¢s conscientes del Estado y vaga por la geograf¨ªa humana del pa¨ªs sin que la perspectiva de la recuperaci¨®n econ¨®mica consiga borrarla.
La amenaza catalana de secesi¨®n-amputaci¨®n de Espa?a encuentra a un Estado resquebrajado en sus fundamentos, atacado por el d¨¦ficit de legitimaci¨®n, falto de la argamasa y el vigor constitucional necesarios para reagrupar las voluntades y mantener bajo el mismo techo a sus habitantes y territorios.
"La Constituci¨®n de 1978 no ha pasado la prueba de fuego. Ahora no es capaz de asegurar el equilibro entre los principios de unidad y autonom¨ªa. No ha logrado dar una respuesta a las ansias de autogobierno y tampoco ha podido resistir a la visi¨®n centralizada del Estado", constata el letrado de las Cortes de Arag¨®n Jos¨¦ Tudela, secretario general de la Fundaci¨®n Manuel Gim¨¦nez Abad de Estudios Parlamentarios y del Estado Auton¨®mico. En 10 a?os, los constitucionalistas espa?oles han pasado de la complacencia al abatimiento, de la sensaci¨®n de ¨¦xito a la de fracaso. "Forma parte de nuestra maldici¨®n hist¨®rica trocar los triunfos en derrotas, negar nuestros aciertos, sacarles brillo a nuestros errores y alimentar lecturas negativas sobre nosotros mismos. As¨ª que esta es una historia muy espa?ola", constata con amargura el mismo Jos¨¦ Tudela.
Hay un toque de alarma y mucha inquietud en las reflexiones y estudios para una reforma constitucional que vienen multiplic¨¢ndose en los ¨²ltimos tiempos. En conexi¨®n o no con los partidos, PSOE, Ciudadanos, Podemos, UPyD¡ decenas de especialistas est¨¢n volcados en esta tarea, conscientes de que el tiempo apremia y que el margen de maniobra para una reforma integradora se estrecha m¨¢s y m¨¢s. Ha quedado atr¨¢s la ¨¦poca en la que las direcciones de los grandes partidos se asomaban recurrentemente al problema y tras ponderar los riesgos de "abrir el mel¨®n constitucional" desist¨ªan de toda intervenci¨®n. "Las constituciones se actualizan peri¨®dicamente con reformas parciales para acomodarlas a la realidad o terminan siendo hijas de la cat¨¢strofe", apunta Juan Jos¨¦ Solozabal, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Para no faltar a esa cita con la historia, es la cat¨¢strofe, en efecto, la que ha acabado llamando a la puerta de la reforma.
Inmovilismo letal
La desafecci¨®n hacia el modelo de 1978 ha llegado a su punto cr¨ªtico
Hace tres a?os, un nutrido grupo de constitucionalistas ya dio un serio aldabonazo, pero su aviso cay¨® en saco roto pese a que la idea de encauzar las din¨¢micas territoriales y regenerar la democracia contaba con el apoyo de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba (PSOE), Rosa D¨ªez (UPyD) y Gabriel Elorriaga (PP), entre otros. En la Espa?a de la crisis econ¨®mica y la corrupci¨®n, el inmovilismo ha resultado letal para los intereses generales de la cohesi¨®n social, pol¨ªtica y territorial porque, en tan corto per¨ªodo, el nacionalismo catal¨¢n se ha hecho independentista y ha arrastrado a pr¨¢cticamente la mitad de la poblaci¨®n a un callej¨®n sin salida. En esos pocos a?os, la desafecci¨®n hacia el modelo surgido en la Transici¨®n y su clase pol¨ªtica ha alcanzado el punto cr¨ªtico que explica la eclosi¨®n en el seno de la sociedad espa?ola de partidos alternativos al bipartidismo.
"Una reforma a tiempo habr¨ªa evitado el desastre catal¨¢n y nos habr¨ªa ahorrado el choque directo que se avecina", se lamenta Francisco Rubio Llorente, expresidente del Consejo de Estado y exmagistrado del Tribunal Constitucional. Dice el insigne jurista que la reforma sigue siendo indispensable pero que, consumado el primer acto del desastre catal¨¢n, ha dejado ya de ser tan urgente. Lo que s¨ª urge es que los partidos espa?oles transmitan a los desasistidos ciudadanos catalanes no independentistas el mensaje n¨ªtido de que est¨¢n dispuestos a replantearse el sistema y a hacer un gran esfuerzo colectivo por integrar a la mayor¨ªa de su comunidad. "El precio a pagar por encontrar una salida razonable al problema de Catalu?a ser¨¢ ahora mucho m¨¢s alto de lo que pod¨ªa haber sido. Se ha perdido la oportunidad de evitar un proceso doloroso y complicado y asusta ver que la pelota est¨¦ en el tejado de los pol¨ªticos", abunda Thomas B. Stehling, director para Espa?a y Portugal de la Konrad-Adenauer-Stilftung, fundaci¨®n alemana que lleva tiempo estimulando en nuestro pa¨ªs el debate sobre la reforma.
Jos¨¦ Tudela opina que el Estado federal es la vacuna contra la secesi¨®n
Dice el socialista Diego L¨®pez Garrido, exsecretario de Estado para la UE y vicepresidente de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, que los espa?oles no entienden por qu¨¦ casi la mitad de los catalanes quiere irse de Espa?a. Tampoco buena parte de la opini¨®n p¨²blica y de la clase pol¨ªtica ha llegado a asumir que el Estado de las autonom¨ªas conlleva el proyecto de Estado federal, pese a que los especialistas subrayan que la cultura federal es ahora la ¨²nica opci¨®n. De acuerdo con la definici¨®n de Juan Jos¨¦ Solozabal, "el federalismo consiste en la renuncia de las partes a la autodeterminaci¨®n a cambio de autogobierno y la participaci¨®n en las decisiones comunes. La federaci¨®n frena el nacionalismo de Estado y asume el pluralismo en sus s¨ªmbolos y su modelo de legitimaci¨®n". Tambi¨¦n Jos¨¦ Tudela cree que el sistema federal es la respuesta m¨¢s coherente a la diversidad y la mejor vacuna contra la secesi¨®n. "Estamos ante una quiebra institucional y una quiebra del propio r¨¦gimen pol¨ªtico, pero la reforma es muy dif¨ªcil porque el pueblo no la quiere", asevera Francisco Sosa Wagner, catedr¨¢tico de Derecho Administrativo de la Universidad de Le¨®n y exeurodiputado de UPyD que colabora con Ciudadanos. Y es que el gen¨¦rico apoyo popular a la reforma ¡ªsuperior al 60%, seg¨²n algunas encuestas¡ª, y el relativo consenso t¨¦cnico alcanzado por grupos de constitucionalistas ideol¨®gicamente heterog¨¦neos no resuelven por s¨ª solos la disparidad o el antagonismo de perspectivas e intereses con que las fuerzas pol¨ªticas enfocan la cuesti¨®n.
?Espa?a ser¨¢ un sistema federal? ?Se sustituir¨¢ la circunscripci¨®n electoral de la provincia por la de la comunidad aut¨®noma? ?Qu¨¦ hacer para evitar la partitocracia? ?Existe el derecho a la secesi¨®n? ?Catalu?a y Euskadi pueden llamarse naciones? ?Habr¨ªa que facilitar el referendo en Catalu?a, regular el indulto y el uso y abuso del decreto ley, introducir la ordinalidad financiera ¡ªprincipio, seg¨²n el cual, la disponibilidad de gasto p¨²blico por habitante en una comunidad, tras la contribuci¨®n a la solidaridad, no debe ser inferior al de otra comunidad con menores ingresos fiscales¡ª, modificar el reglamento parlamentario, abordar la cuesti¨®n monarqu¨ªa-rep¨²blica, incluir una disposici¨®n adicional que ponga de relieve la singularidad catalana? ?C¨®mo evitar que el r¨¦gimen foral vasco y navarro se convierta en privilegio?
Por mucha confianza que se ponga en la alquimia jur¨ªdica, parece claro que Espa?a tendr¨¢ que abordar la cuesti¨®n catalana de forma eminentemente pol¨ªtica y convencer a la mayor¨ªa de ciudadanos de esa comunidad de las ventajas de permanecer juntos implica una revoluci¨®n general de las mentalidades, asumir consecuentemente la pluralidad del Estado, sustituir la visi¨®n de la Espa?a radial centralizada por la reticular, implicar a las partes en la gobernaci¨®n del todo, ver en la diversidad territorial, cultural y ling¨¹¨ªstica riqueza colectiva y motivo de orgullo, tal y como acaba de enunciar el Rey. A cambio, el sistema debe asegurar que la pluralidad sea igualmente defendida en las comunidades, que los nacionalismos respeten las reglas de juego y acepten que Espa?a, adem¨¢s de Estado, es tambi¨¦n una naci¨®n, la "naci¨®n de naciones" que establece la Constituci¨®n cuando integra el t¨¦rmino "nacionalidades".
El nacionalismo espa?ol
?Sucumbir¨¢n los espa?oles a sus viejos demonios y permitir¨¢n que el proyecto que les ha dado casi cuatro d¨¦cadas de progreso y democracia desemboque en un fracaso colectivo? ?Su vieja tendencia a la autodestrucci¨®n y a las emociones fuertes acabar¨¢ por hacer descarrilar esta gran empresa centenaria de la convivencia? El nacionalismo espa?ol deber¨ªa ser consciente de que en el empe?o por negar la realidad y cerrarse a otras formas de convivencia puede quedarse sin Estado espa?ol. Frente al pesimismo sustentado en los d¨¦ficits culturales y pol¨ªticos de profundas ra¨ªces hist¨®ricas que arrastrar¨ªa este pa¨ªs, se alza la evoluci¨®n misma de la sociedad espa?ola, tolerante, solidaria, din¨¢mica y tan extremadamente capaz que ha sabido reconvertirse, adaptarse y salir a flote de la brutal crisis econ¨®mica que ha padecido.
El precio por encontrar una salida a Catalu?a es ahora m¨¢s alto
Dicen los juristas que la clave de la reforma es vincular la renovaci¨®n general del sistema a una nueva manera de hacer pol¨ªtica y convencerse y convencer de que, en los tiempos que corren, la unidad del Estado no tiene por qu¨¦ ser un objetivo patri¨®tico sustentado en ideolog¨ªas periclitadas sino el marco m¨¢s adecuado para sumar esfuerzos y obtener provecho y beneficio, el espacio que en el mundo contempor¨¢neo garantiza mejor los derechos ciudadanos, la solidaridad y la competencia internacional. "El problema catal¨¢n es, en realidad, el problema espa?ol de la estructura territorial del Estado; es decir: el problema del reparto del poder. La cuesti¨®n es si debe quedar concentrado en el v¨¦rtice de la pir¨¢mide, que es la capital del Estado, o ha de distribuirse en red por todo el territorio. Es una pelea entre las ¨¦lites, no entre las gentes", sostiene el abogado catal¨¢n Juan-Jos¨¦ L¨®pez Burniol. Salvar la situaci¨®n, recrear una nueva Espa?a, requerir¨¢ seguramente mucho m¨¢s que trasladar el Senado a Barcelona, el Tribunal Constitucional a Sevilla y la estrategia industrial a Bilbao, por ejemplo.
?Hay que refundar Espa?a como proponen algunos o esa es una palabra tan grande y pesada que puede aplastar los consensos posibles y hacer que el proyecto de reconstrucci¨®n constitucional se venga abajo? El expresidente de la Confederaci¨®n Suiza y del Forum de Federaciones internacional Arnold Koller, advierte de ese peligro: "Cuando se acomete una reforma total el riesgo de fracaso es enorme". Los expertos se inclinan por un proceso escalonado de reformas que vaya de los consensos sencillos a los complejos. "No reformar ser¨ªa un suicidio pero hay que hacer una intervenci¨®n parcelada, tan prudente como valiente. Tenemos que pactar un m¨ªnimo com¨²n denominador", apunta Javier Garc¨ªa Roca, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid que ha coordinado el informe Pautas para una reforma Constitucional, elaborado por una veintena de constitucionalistas. "Hay que acertar en el procedimiento y los contenidos pero sin dejarse atenazar por el miedo al fracaso", subraya Alberto L¨®pez Basaguren, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
A la hora del diagn¨®stico, es obligado preguntarse por qu¨¦ los nacionalismos viran a la independencia tras haber conseguido un reconocimiento y autogobierno como nunca en su historia y por qu¨¦ el sistema ha sido gangrenado por el ¨¢nimo partidista que ha colonizado las instituciones, empobrecido el debate pol¨ªtico y alfombrado la corrupci¨®n y el clientelismo. "Hemos acumulado las no reformas y ahora la casa muestra un grado de deterioro muy preocupante. Resulta asombroso que las comunidades no hayan llegado siquiera a discutir un asunto como la anunciada declaraci¨®n unilateral de independencia de Catalu?a que les afecta tanto y tan directamente", se?ala Eliseo Aja, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional en la universidad de Barcelona. Es de los que piensan que las comunidades deber¨ªan desempe?ar un papel protagonista en la reforma. Una de las grandes carencias de la Constituci¨®n es, precisamente, que no ha logrado crear la sala de estar en la que reunir a las aut¨®nomas. Transformar el Senado en una verdadera c¨¢mara territorial, conforme a un modelo federal avanzado, modificar el sistema de representaci¨®n electoral ¡ªlas listas cerradas y bloqueadas son una rareza en Europa¡ª, despolitizar a los altos tribunales, estabilizar el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica seg¨²n los principios de equidad e igualdad y reformular y deslindar con claridad las responsabilidades del Estado y de las comunidades, son algunos de los objetivos potenciales de la reforma.
El PP es la pieza que falta en el tablero de la reforma aunque Mariano Rajoy est¨¢ dispuesto a dar un primer paso tras las elecciones generales. Y falta, por supuesto, el concurso del secesionismo, enemigo natural del federalismo. ?Qu¨¦ ha sido de aquellos federalistas catalanes que pregonaban que en el resto Espa?a no hab¨ªa rastro de cultura federal? Muchos, bastantes, se han pasado al independentismo, pero ?quedan los suficientes como para cubrir un tramo, al menos, de ese largo y complejo puente de entendimiento que necesita Espa?a?
17 Estados con id¨¦nticos vicios
Los estudiosos consideran que la crisis del Estado auton¨®mico forma parte de la crisis global del modelo puesto en marcha en 1978. De hecho, las comunidades han reproducido y acentuado, en algunos casos, los vicios y servidumbres del sistema: el presidencialismo, la burocracia, las derivas clientelares, la utilizaci¨®n partidista de la Administraci¨®n y de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, la falta de transparencia¡ "Todas tienen su partido pol¨ªtico dominante que ejerce el papel del antiguo cacique", denuncia el abogado catal¨¢n Juan-Jos¨¦ L¨®pez Burniol.
Pero, a estas alturas, con los intereses pol¨ªtico-econ¨®micos atornillados al territorio, parece tab¨² plantear la posibilidad de que las 17 comunidades y las dos ciudades aut¨®nomas puedan reagruparse y fundirse en unidades m¨¢s operativas. Con el doble de poblaci¨®n, Alemania cuenta con 16 l?nder. Dise?ada con anterioridad a la creaci¨®n de las autonom¨ªas y a la integraci¨®n de nuestro pa¨ªs en la UE, la Constituci¨®n alberga en su seno el embri¨®n del Estado federal pero sin llegar a establecer los elementos de coordinaci¨®n y cohesi¨®n que s¨ª poseen esos sistemas. Reformarla ser¨ªa, pues, culminar lo que la Constituci¨®n de 1978 dej¨® inconcluso, buscar el cierre del modelo a la luz de las ense?anzas obtenidas en estas d¨¦cadas.
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