La guerra asim¨¦trica

Entre las cortinas de humo difundidas con el objeto de descalificar las repuestas gubernamentales en curso a los atentados en Par¨ªs, una muy frecuente es que el ISIS ¡°no es ni Estado, ni isl¨¢mico¡±. Es una forma de no entender nada. La presencia de una autoridad central, de una organizaci¨®n econ¨®mica, judicial y militar, de una ley ¡ªy vaya ley, la sharia impuesta sin reserva alguna¡ª, y la base territorial, permiten calificarle de Estado, cuya especificidad reside precisamente en su condici¨®n de isl¨¢mico, m¨¢s a¨²n de ultraisl¨¢mico, al buscar la actualizaci¨®n del esquema de poder, y de los fundamentos doctrinales, no ideol¨®gicos, trazados por Mahoma en las haza?as b¨¦licas y en las normas emanadas de su actuaci¨®n como Profeta armado en Medina. De la yihad como esfuerzo hacia el ser divino se ha pasado a la yihad como lucha implacable y por todos los medios contra los enemigos de Al¨¢, con el objeto ¨²ltimo de que su culto impere en toda la tierra. Lo que el ISIS busca al emprender su cruzada contra Occidente.

El terror es para el ISIS un instrumento, como Estado, a diferencia de Al-Qaeda. En ello reside su atractivo para creyentes y conversos. Aun antes de los atentados de Par¨ªs, lo que ha declarado frente a los occidentales es una guerra. Y a tal agresi¨®n solo se puede responder con la guerra. De ah¨ª que el pacifismo propugnado por la buena alcaldesa Carmena, en sus declaraciones, diciendo que ¡°la guerra es el peor atentado¡±, carezca de sentido, porque estamos ante una contienda lanzada ya por el ISIS, con la absoluta falta de respeto a los derechos humanos que le inspira su base doctrinal. Contra ella resulta in¨²til ¡°la educaci¨®n para la paz¡±, y no digamos la invocaci¨®n al ¡°di¨¢logo¡±. No hay m¨²sica que amanse a esta fiera (como tampoco la hubo para que Bush y sus colaboradores renunciasen a cometer cr¨ªmenes contra la humanidad en Guant¨¢namo y en Irak). Si no queremos someternos a una cascada interminable de atentados, la ¨²nica salida es la derrota del ISIS.

Al tratarse de una guerra asim¨¦trica, con el terrorismo como protagonista, tres observaciones son necesarias. La primera, que el Estado de derecho no debe proceder a una limitaci¨®n de los derechos civiles, m¨¢s all¨¢ de lo que resulte imprescindible para transitoriamente contrarrestar la ofensiva terrorista. Segundo, el tr¨¢gico episodio en curso constituye la mejor coartada para la xenofobia (pensemos en Albiol). Tercero, salvo en la imprescindible ocupaci¨®n que requiere esas fuerzas terrestres que Obama no dar¨¢, los medios para vencer en la guerra asim¨¦trica son otros. Sin cometer errores como el de enviar nuestras fuerzas sin formaci¨®n previa a Mal¨ª, que no es Afganist¨¢n.