Desilusi¨®n
Las bases sociales que se sumaron a la marea del "s¨ª se puede", encarnizado en Podemos, parecen resignadas al reflujo del "no hay salida"
Hace un a?o, una oleada de expectativas de cambio recorr¨ªa Espa?a, pues la crisis pol¨ªtica parec¨ªa a punto de dar paso a la regeneraci¨®n democr¨¢tica. Y el fermento catalizador era Podemos, el partido que tras irrumpir en las elecciones europeas lideraba el voto de castigo al bipartidismo para refundar un nuevo sistema pol¨ªtico. De ah¨ª el clima de optimismo que sac¨® de la abstenci¨®n y el desencanto a descontentos y desafectos, para movilizarlos con entusiasmo en una confluencia masiva de voluntades de cambio. Pero ahora esa ilusi¨®n ha decaido, y las bases sociales que se sumaron a la marea del "s¨ª se puede" parecen resignadas al reflujo del "no hay salida". ?Qu¨¦ ha pasado?
Ciertas razones se deben a circunstancias externas ante las que Podemos poco pudo hacer. Es el caso del experimento de Syriza en Grecia, cuyo fracaso en su lucha contra el directorio europeo demostr¨® que no hay alternativa. Una derrota que hace dudar del otro experimento que ahora se inicia en Portugal. Y un efecto an¨¢logo ha tenido el proceso catal¨¢n de secesi¨®n, al abrir una crisis que amenaza la continuidad de la democracia espa?ola, eclipsando el proyecto regenerador de Podemos y reforzando al partido conservador en el poder. Lo que ha permitido al presidente Rajoy afianzarse en su resistencia inmovilista manteni¨¦ndole inc¨®lume ante el viento del cambio.
Pero la mayor responsabilidad sobre su declive hay que atribu¨ªrsela al mismo Podemos, que si bien acert¨® en 2014 a despertar grandes expectativas no ha sabido despu¨¦s desarrollarlas con ¨¦xito, siendo sustituido por Ciudadanos como suced¨¢nea esperanza, y declinando finalmente en una peligrosa deriva hacia la irrelevancia. Su primer error fue el control de tiempos, pues la prisa por aprovechar la ventana de oportunidad les impuls¨® a dar la sorpresa con excesiva precipitaci¨®n, olvidando que no por mucho madrugar amanece m¨¢s temprano. Si las elecciones hubieran sido en primavera hubieran arrasado, pero quemado el factor sorpresa ahora ya es demasiado tarde.
Pero su mayor error ha sido estrat¨¦gico, al ser incapaces de lograr la confluencia colectiva de todos los desafectos. Y esto es m¨¢s grave si tenemos en cuenta que su estratega ?nigo Errej¨®n se propon¨ªa aplicar en Espa?a el modelo de Ernesto Laclau, que exige integrar en un solo bloque popular al conjunto de los grupos heterog¨¦neos que se sienten agraviados por las injusticias del sistema. Pues bien, en lugar de construir la confluencia, las t¨¢cticas leninistas de Podemos s¨®lo han logrado el efecto contrario: dividir y fragmentar todav¨ªa m¨¢s al movimiento de resistencia popular, acabando por debilitarlo.
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