El tiempo de pactar (con todos)

Por primera vez en la actual democracia, los dos grandes partidos (PSOE y PP) que han protagonizado de forma pr¨¢cticamente hegem¨®nica casi toda su andadura habr¨¢n de compartir ¡ªy con peso no muy desigual¡ª la escena pol¨ªtica con dos reci¨¦n llegados: Ciudadanos y Podemos. El 21 de diciembre, haber ganado ¡ªo perdido¡ª la elecci¨®n no va a significar lo mismo que en anteriores ocasiones. Con cuatro protagonistas en escena, se abrir¨¢ un tiempo nuevo en el que, quien finalmente gobierne, habr¨¢ de hacerlo pactando todo, todos los d¨ªas y con todos. Es decir, ajust¨¢ndose a unas reglas de juego hasta ahora in¨¦ditas, y en las que ganar no significar¨¢, sin m¨¢s, mandar, sino dialogar, negociar y pactar permanentemente: cintura en vez de m¨²sculo, ductilidad en vez de fuerza. Una no f¨¢cil reconversi¨®n de nuestra cultura pol¨ªtica, pero que coincide milim¨¦tricamente con lo que la ciudadan¨ªa espa?ola lleva a?os reclamando: que en la vida p¨²blica prime, como norma, la concordia sobre la confrontaci¨®n y la reforma sobre el inmovilismo.

A una semana del 20D, y seg¨²n este ¨²ltimo sondeo de Metroscopia, el mapa electoral tiende a clarificarse, dentro siempre de una b¨¢sica ¡ªy llamativa¡ª cercan¨ªa en votos (aunque no por ello en esca?os, por mor de nuestros sistema electoral) entre los cuatro principales partidos. El PP parece haber cobrado en estos d¨ªas ¨²ltimos alguna ventaja, y con un 25.3% de los votos (2.6 puntos m¨¢s que hace dos semanas) podr¨ªa conseguir entre 105 y 112 esca?os. El PSOE lograr¨ªa seguir segundo, a alguna mayor distancia ahora (4.3 puntos) y con un total de 85 a 94 esca?os. Entre los dos partidos emergentes, Podemos muestra en este momento una clara tendencia al alza, que se traducir¨ªa en un 19.1% de los votos y en 55-64 esca?os. Por contra, en este ecuador de la campa?a, Ciudadanos registra una clara interrupci¨®n de lo que ven¨ªa siendo una continuada progresi¨®n en apoyo ciudadano: con un 18.2% de los votos (4.4 puntos menos que hace quince d¨ªas) obtendr¨ªa entre 53 y 67 esca?os. La formaci¨®n de Albert Rivera habr¨ªa redirigido hacia el PP, e incluso hacia Podemos, a algunos de los potenciales votantes que hab¨ªa ido atrayendo, pero nada impide pensar que pueda, en los d¨ªas que quedan, recuperarlos, o incluso aumentarlos. Porque si algo caracteriza el panorama electoral actual es la persistencia en el mismo de sustanciales dosis de labilidad e intercambiabilidad. Ante un abanico de opciones con probabilidades reales de pesar en la vida p¨²blica m¨¢s diverso y plural que nunca, los espa?oles se sienten a la vez m¨¢s motivados (no es impensable una participaci¨®n que se acerque el 80% hist¨®rico de 1982) y, al tiempo, m¨¢s cautelosamente atentos a los detalles y, por ello, vacilantes: ahora las diferencias entre unas y otras formaciones tienden a ser en mayor medida de trazo fino que de brocha gorda.

El perfil final, dentro de una semana, de la foto fija que representan estos datos est¨¢ a¨²n por cristalizar. En pocas ocasiones, tan pocos d¨ªas pueden introducir tantos matices que sin cambiar el dibujo esencial puedan variar su coloratura. Tan solo est¨¢ ya meridianamente claro que los espa?oles van a conseguir, por fin, lo que, sondeo tras sondeo, insistentemente han reclamado: orientar el rumbo colectivo hacia la cultura del pacto.