El ¨²ltimo minuto
Es en el ¨²ltimo minuto, cada vez m¨¢s, cuando se decide el voto y empieza la cuenta hacia delante
Aqu¨ª se ha dejado todo siempre para el ¨²ltimo minuto. Desde la declaraci¨®n de la renta hasta la llegada de la democracia. Las cosas en el ¨²ltimo minuto se hacen deprisa y habitualmente salen bien porque llevamos siglos de entrenamiento. Espa?a es un pa¨ªs que corre por la historia a fuerza de carreras de cien metros. En los debates electorales al ¨²ltimo minuto se le llama el minuto final, con todo lo que tiene de sentencia, de hora final, de extremaunci¨®n. Es cuando el candidato hace de Manuel Luque. Pone cara de hombre sincero de donde crece la palma, separa las manos como si fuese a tocar el bandone¨®n y suelta una retah¨ªla de frases, que unas veces pueden ser conceptos yuxtapuestos como en los telegramas de p¨¦same y, otras, ideas presentadas mediante an¨¢foras igual que en las Bienaventuranzas (a mayor laicismo propugnado por el candidato, m¨¢s tono lit¨²rgico en su oratoria).
En el ¨²ltimo minuto se habla muy r¨¢pido para que quepan muchas cosas igual que se escribe muy r¨¢pido una redacci¨®n para acabarla antes de que llegue el profe. Algunas cadenas de televisi¨®n ilustran el ¨²ltimo minuto con un reloj que da la cuenta atr¨¢s, como si nadie tuviese noci¨®n de lo que dura un minuto. Como si nunca nadie hubiera esperado un s¨ª o un no de otra persona, un telefonazo de un puesto de trabajo o se hubiera estado mirando un rato la mano sin pensar m¨¢s que en ella. Un reloj que marca hacia atr¨¢s mientras un pol¨ªtico habla hacia delante es la imagen inversa de lo que ocurre en la realidad. Al tiempo solo se le ver ir hacia atr¨¢s en dos condiciones cient¨ªficas muy concretas: cuando el viajero de H.?G. Wells regresa a 1909 de su viaje al pa¨ªs de los Morlock y los Eloi, y cuando los americanos mandan un cohete al espacio. (El debate a dos tiene mucho de duelo entre morlocks y elois, de mundo antiut¨®pico sin alternativas; pues que todo se resuma en verse obligado a elegir entre uno o su otro pone en una disyuntiva antes que en una libre elecci¨®n).
No es lo mismo ¨²ltimo minuto que ¨²ltima hora. Primero, porque normalmente las horas duran m¨¢s que los minutos; pero, sobre todo, ¨²ltima hora es lo que acaba de pasar hace un minuto, y con esa urgencia irrumpe en los medios de comunicaci¨®n. El minuto final desacredita al resto del debate, pues el espectador piensa que eso es lo que podr¨ªa haber dicho al principio cada candidato y as¨ª se hubiera comido la tortilla en la mesa como cuando era peque?o. Tambi¨¦n es en el ¨²ltimo minuto, y cada vez m¨¢s, cuando se decide el voto y empieza la cuenta hacia delante.
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