?Todo el poder a los s¨®viets!
La Generalitat de Catalu?a puede experimentar por primera vez una tetrarqu¨ªa presidencial
Una ampl¨ªsima asamblea de militantes, lo m¨¢s parecido que pueda haber en los consejos de obreros y de soldados que proliferaron por Europa en la segunda d¨¦cada del siglo pasado, decidir¨¢ hoy domingo si Artur Mas debe ser investido presidente de la Generalitat de Catalu?a. Pronto har¨¢ cien a?os de aquel momento especial y peligroso en que se instalaron unos consejos en Tur¨ªn y Munich, Berl¨ªn y Budapest, con el prop¨®sito de destruir el orden burgu¨¦s e instaurar uno nuevo, proletario y revolucionario. Algunos fracasaron y fueron duramente reprimidos, otros tomaron el poder por las armas durante pocos d¨ªas, pero ninguno se hizo tan famoso como el consejo ¡ªs¨®viet en ruso¡ª de Petrogrado, almendra fundadora de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, una de las dos experiencias totalitarias m¨¢s sanguinarias y tenebrosas del sanguinario y tenebroso siglo XX.
Sea cual sea la decisi¨®n, la presidencia de la Generalitat ha recibido ya, un golpe en su prestigio y autoridad
Parece que ahora est¨¢n aqu¨ª de nuevo, esta vez afortunadamente sin fusiles ni bayonetas, m¨¢s bien con pocos obreros y ning¨²n soldado, muy pac¨ªficos y desorganizados, pero con un esp¨ªritu similar a la hora de romper las instituciones de la democracia representativa y desbordar el Estado de derecho hasta tomar el poder en nombre de un mito que no ha cambiado: el del pueblo soberano, que en este caso es el pueblo catal¨¢n.
El s¨®viet que la CUP ha preparado para reunirlo hoy en Sabadell ya ha tenido y sigue teniendo en sus manos el poder m¨¢s preciado que puede tener un presidente, como es el de disolver el Parlamento y convocar elecciones. Si le da la investidura, s¨®lo lo har¨¢ a t¨ªtulo temporal y provisional: la oferta de JxS¨ª incluye una moci¨®n de confianza a plazo, durante el segundo semestre de 2016, y un l¨ªmite de 18 meses para la legislatura, adem¨¢s de la fiscalizaci¨®n a que le someter¨¢ semanalmente.
La presidencia que la asamblea popular puede otorgar a Mas no es tan s¨®lo una fr¨¢gil magistratura tasada en el tiempo y en propiedad sin poderes de disoluci¨®n, sino tambi¨¦n cuarteada y compartida con tres presidentes de unas comisiones que configuran la presidencia y el gobierno corales anunciados desde el primer d¨ªa por la CUP. La pulsi¨®n asamblearia se traslada as¨ª al ejecutivo, aunque la dispersi¨®n de poder dar¨¢ lugar a una aut¨¦ntica tetrarqu¨ªa, una antigua figura que la riqu¨ªsima tradici¨®n pol¨ªtica catalana a¨²n no hab¨ªa ensayado.
Ciertamente, esto puede suceder o no. Nadie es capaz de hacer un pron¨®stico de c¨®mo votar¨¢ la muchedumbre de delegados autodesignados desde las organizaciones de base para decidir sobre el destino de Catalu?a en nombre del pueblo. Pero hay un hecho m¨¢s significativo que el resultado de la votaci¨®n: la asamblea es el mensaje. Sea cual sea la decisi¨®n, la presidencia de la Generalitat habr¨¢ recibido, ha recibido ya, un golpe en su prestigio y autoridad del que le ser¨¢ dif¨ªcil enderezarse. Y en el caso de Artur Mas, ser¨¢ imposible. Una respuesta negativa, con elecciones en marzo, es una bofetada, una desautorizaci¨®n, un insulto personal; pero una positiva a¨²n es peor: es un sometimiento.
La indignidad a la que han llegado JxS¨ª y Mas supera cualquier pesadilla de la imaginaci¨®n independentista. La CUP ha conducido magistralmente la negociaci¨®n, envuelta en la inocencia de sus camisetas y asambleas y en una ingenua ret¨®rica de fuego de campamento y de activismo cultural de los okupas felices. Un aut¨¦ntico Maquiavelo asambleario ¡ªal menos en su apariencia aunque no es seguro que en los hechos no sea un sujeto m¨¢s leninista¡ª ha planteado desde el primer d¨ªa una negociaci¨®n asim¨¦trica con la mayor¨ªa desde la fuerza de la minor¨ªa, hasta terminar convirti¨¦ndose en el organismo soberano que tiene en su mano la decisi¨®n ¨²ltima.
Mas no ser¨¢ presidente ni siquiera con los votos de la CUP: ser¨¢, como m¨¢ximo, un tretarca vergonzante
JxS¨ª no ha intentado ni siquiera montar una apariencia de aprobaci¨®n o de rechazo en paralelo el mismo d¨ªa del acuerdo, preparado bajo la vigilancia benevolente de la CUP sin aprobarlo, siempre a expensas de la decisi¨®n asamblearia. Al final, tres meses despu¨¦s, todo el poder es para la asamblea, consejo o s¨®viet de Sabadell. Chapeau por la astucia de los maquiavelos del bolchevismo catal¨¢n y verg¨¹enza imborrable para los dirigentes de JxS¨ª y sobre todo el presidente Mas, que ha mostrado su desnuda impotencia y su brutal irresponsabilidad. No ser¨¢ presidente ni siquiera con los votos de la CUP: ser¨¢, como m¨¢ximo, un tretarca vergonzante. Y si la CUP le rechaza, mejor que no vuelva a probarlo en las elecciones de marzo, cuando le har¨¢n la cama sus amigos de Esquerra Republicana.
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