El auge de las peregrinaciones a Fisterra aumenta los ahogamientos
Los equipos de emergencias buscan desde el martes 29 al tercer caminante desaparecido en 2015 tras seguir la tradici¨®n de ba?arse al final de la ruta
Leroy Denis Paul Valentin Louis, nacido en el finisterre franc¨¦s en 1967, dej¨® su mochila y sus botas en la parte alta de la playa de O Rostro el pasado martes 29 y supuestamente se adentr¨® en el traicionero mar que ya anunciaba el fuerte temporal del d¨ªa siguiente para cumplir con una tradici¨®n que se pierde en la Edad Media. Desde entonces, Salvamento Mar¨ªtimo lo busca en el agua, y Protecci¨®n Civil, entre las rocas de la brava costa del municipio de Fisterra, el fin del mundo de los romanos que desde verano de 2015 se ha tragado a tres peregrinos. En este ayuntamiento de la provincia de A Coru?a no recuerdan cosa igual. Los ahogamientos parecen haberse multiplicado como consecuencia del auge que vive esta ruta jacobea que alarga los caminos a Compostela como un ep¨ªlogo de 88 kil¨®metros para el que no tenga suficiente con alcanzar la catedral y ver volar el Botafumeiro.
Desde 1999, en Fisterra se recuerdan solo cinco sucesos de este tipo, pero lo llamativo es que m¨¢s de la mitad se han concentrado en el ¨²ltimo medio a?o, desde que en junio salt¨® la alarma por la desaparici¨®n de Max Hildert, un alem¨¢n de tan solo 20 que dej¨® su pasaporte y la tarjeta de embarque de vuelta a Fr¨¢ncfort con su equipaje en un albergue. En octubre se recuper¨® el cad¨¢ver de Adri¨¢n Ruiz Munuera, un polic¨ªa de Fuenlabrada que tambi¨¦n hab¨ªa decidido proseguir hasta la costa su peregrinaje despu¨¦s de llegar a Santiago. Su cuerpo fue hallado por buzos de la polic¨ªa nacional en acantilados cercanos al cabo Fisterra, a menos de 300 metros del lugar en el que dej¨® su mochila. El despliegue de b¨²squeda, al que tambi¨¦n se sum¨® la Guardia Civil, hab¨ªa sido excepcional en este caso. En el pueblo dicen que nunca se hab¨ªan usado tantos medios.
Los otros dos peregrinos devorados por las olas fueron Francisco Javier Azcona, vecino de Oteiza (Navarra) de 34 a?os, el 27 de marzo de 1999, y el italiano de 26 Guilio Recusani, el 20 de agosto de 2010. Seg¨²n el teniente de alcalde de Fisterra, Xan Carlos Sar, no todos los cuerpos llegaron a recuperarse. La tradici¨®n dice que el camino de purificaci¨®n al Finis Terrae galaico se debe completar ba?¨¢ndose en el mar y quemando despu¨¦s la ropa en las rocas. Sar explica que desde la Edad Media, el chapuz¨®n hab¨ªa que d¨¢rselo en el arenal de Langosteira, m¨¢s recogido y calmo, antes de llegar al cabo Fisterra. As¨ª lo hizo, por ejemplo, Max Hildert, que nad¨® adentr¨¢ndose en la niebla en un d¨ªa tranquilo en el que, salvo por la visibilidad, ni las condiciones ni la playa hac¨ªan augurar problemas.
Pero otros de los desaparecidos se aventuraron en mares mucho menos reposados. Guilio Recusani escogi¨® para el ritual el Mar de F¨®ra en un d¨ªa complicado. Y Leroy Denis se expuso al peligro en O Rostro. "Yo all¨ª no me hubiera metido", reconoce el concejal, que admite que es necesario "se?alizar un poco m¨¢s" las zonas y cuenta que ya ha habido conversaciones con el sector tur¨ªstico para informar debidamente a los visitantes.
El camino a Fisterra no cesa de crecer en los ¨²ltimos a?os. Ahora, aproximadamente, un 10% de los peregrinos que llegan a Santiago siguen despu¨¦s hasta el faro del fin de la Tierra. Si en 2014 recibieron la Fisterrana (credencial otorgada en Fisterra a los caminantes, parecida a la llamada Compostela que certifica que se completaron al menos 100 kil¨®metros a pie hasta Santiago) 22.111 personas, en 2015 la consiguieron 24.254. Sar asegura que esta solo es la cifra oficial, y que en realidad hay otros peregrinos que llegan y nunca se presentan en la oficina para solicitarla. El fen¨®meno crece y, mientras tanto, los accidentes, sean ahogamientos, extrav¨ªos o rescates que acaban con buen final, tambi¨¦n.?
A Fisterra, buena parte de los peregrinos llegan solos. "Muchos festejan el fin de la ruta, beben, y luego se echan al agua" como parte del ritual. Se sabe que han desaparecido porque alguien ve la mochila abandonada en la arena desde hace d¨ªas, o bien porque pasadas varias jornadas, como en el caso de Adri¨¢n Ruiz, la familia denuncia la ausencia.
El suceso de Leroy Denis es "extra?o", comenta el teniente de alcalde. No solo porque viniese desde la zona de Brest, el finisterre franc¨¦s, sino porque, por la informaci¨®n recabada en los albergues, hay constancia de que ya hab¨ªa estado en el pueblo el d¨ªa 22 de diciembre, y despu¨¦s camin¨® sobre sus pasos, de nuevo en direcci¨®n a Santiago. Al final, volvi¨® a Fisterra, dej¨® la mochila y las botas en la arena y se meti¨® en el agua. No lleg¨® a quemar ninguna prenda en las rocas del cabo, esa otra costumbre antigua que siembra de residuos el paisaje y trae de cabeza al Ayuntamiento. "Queremos arreglar eso para este verano", asegura el pol¨ªtico del BNG, "estamos pendientes de incluirlo en los presupuestos de 2016". Ser¨¢ "un crematorio", una especie de ara ceremonial adonde ir¨¢ a parar "alguna prenda peque?a", no toda la ropa, y a poder ser "tampoco las botas", que es lo que m¨¢s les gusta quemar a los caminantes, y lo m¨¢s aparatoso cuando se les prende fuego.
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