Francisco Rubio Llorente, el octavo padre de la Constituci¨®n
La Constituci¨®n espa?ola de 1978 deber¨ªa tener ocho padres y no los siete que habitualmente se enumeran, miembros de la ponencia que elabor¨® el borrador.
La Constituci¨®n espa?ola de 1978 deber¨ªa tener ocho padres y no los siete que habitualmente se enumeran, miembros de la ponencia que elabor¨® el borrador. El octavo progenitor ser¨ªa Francisco Rubio Llorente, que en su condici¨®n de Secretario General del Congreso de los Diputados, entre 1977 y 1979, les asesor¨® e ilumin¨®. Sus formidables conocimientos y su sabidur¨ªa jur¨ªdica, reconocida por pol¨ªticos tan alejados como Manuel Fraga o Santiago Carrillo, allanaron muchas situaciones que parec¨ªan insalvables. Por si fuera poco, el profesor Rubio Llorente (nunca dej¨® de ser un maestro vocacional) se encarg¨® de interpretar y proteger ese texto fundamental a lo largo de 12 a?os desde el Tribunal Constitucional, donde fue, primero, magistrado y luego, vicepresidente.
El octavo padre de la Constituci¨®n crey¨® siempre que la ¨²nica forma de garantizar a Espa?a un marco constitucional democr¨¢tico y avanzado era evitar inmovilismos que terminaran por provocar su implosi¨®n y por devolvernos al pasado. Un pasado que observaba con ojo jur¨ªdico y cr¨ªtico, pero tambi¨¦n con un dolor y una angustia que intentaba mitigar oponi¨¦ndoles una incansable voluntad de an¨¢lisis y de acuerdo.
A Paco Rubio Llorente le molestaban much¨ªsimo los desprop¨®sitos, ¡°los hechos o dichos fuera de raz¨®n, principios y conveniencia¡± y no dejaba pasar ni uno. Su ¨²ltimo campo de batalla contra esos dislates fue la denuncia de la ¡°vieja pol¨ªtica¡± que supone la pretensi¨®n de darse nuevas constituciones en lugar de reformar las existentes. Fue uno de los m¨¢s decididos defensores de una reforma profunda de la Constituci¨®n de 1978 ¡°no solo para frenar el avance del independentismo catal¨¢n, dando entrada a las pretensiones del catalanismo pol¨ªtico, sino para remediar sus defectos¡±. A Rubio Llorente ¡ªno deber¨ªa hacer falta escribirlo¡ª no le gustaban los nacionalismos. M¨¢s a¨²n, le inquietaba mucho su reaparici¨®n en toda Europa. ¡°El regreso del nacionalismo puede ser celebrado, aceptado con resignaci¨®n o combatido. A mi juicio, sobran las razones tanto pragm¨¢ticas como ¨¦ticas que impulsan a combatirlo, pero all¨¢ cada cual¡±.
Siempre ir¨®nico, pero cuidadoso de no provocar sufrimiento, Rubio Llorente fue un hombre inteligente y bondadoso, implicado en los avatares de su tiempo, generoso y sabio, uno de los grandes juristas y constitucionalistas de nuestro tiempo. Y un hombre lleno de vitalidad, sentido del humor y energ¨ªa, que cre¨ªa que, en ocasiones, la ¨²nica manera de encarar una ofensa personal, nunca una querella pol¨ªtica o ideol¨®gica, era un buen pu?etazo. ¡°Es que procedo de otra ¨¦poca¡±, se re¨ªa.
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