La hora de la moderaci¨®n

Pedro S¨¢nchez se propone gobernar ¡°desde la moderaci¨®n¡± seg¨²n su primera declaraci¨®n tras el encargo real. Una consecuencia es la prioridad otorgada a Ciudadanos como aliado para empezar a andar en busca de la mayor¨ªa. Es una apuesta que sintoniza con la opini¨®n de sus votantes. Seg¨²n el sondeo de Metroscopia del 17 de enero, PSOE-Ciudadanos es la combinaci¨®n preferida por el 56% de esos votantes. Sumar¨ªan 130 esca?os, lejos de la mayor¨ªa absoluta, pero tampoco la alcanzar¨ªa la suma PSOE y Podemos, que es la segunda opci¨®n (49%) En ambos casos se requerir¨ªa la abstenci¨®n del PP o la de todos excepto el PP para alcanzar al menos la mayor¨ªa simple en segunda votaci¨®n.

La abstenci¨®n del PP no es del todo imposible. Ser¨ªa un gesto con altura de miras, como reclama Rajoy a los dem¨¢s; y si lo plantea como ¨²ltima posibilidad de evitar la repetici¨®n de elecciones, que nadie desea, ser¨ªa apreciado por un electorado asqueado por la corrupci¨®n pero tambi¨¦n por el sectarismo. Con la paradoja de que quien acredite m¨¢s empe?o en evitar nuevas elecciones quedar¨¢ mejor colocado para ganarlas llegado el caso.

La alianza entre PSOE y Ciudadanos es m¨¢s viable pol¨ªticamente que las otras planteadas. Encaja con la autoubicaci¨®n ideol¨®gica de los espa?oles. Entre cero y 10, una media de 4,6 seg¨²n el CIS: en un centro ligeramente escorado a la izquierda. Y con planteamientos complementarios en relaci¨®n a los principales problemas: la superaci¨®n de los efectos de la crisis y la cuesti¨®n catalana. Un Gobierno con presencia de los expertos que han elaborado los programas econ¨®micos del PSOE y de Ciudadanos ser¨ªa una garant¨ªa para las negociaciones con Bruselas sobre el d¨¦ficit y otros compromisos; y para encontrar un equilibrio entre el mantenimiento de algunas reformas de la legislatura anterior y la necesidad de combatir con pol¨ªticas socialdem¨®cratas la desigualdad agravada estos a?os. Crecimiento y redistribuci¨®n: un programa de centroizquierda.

Los de Podemos han introducido la crisis catalana en la de la gobernabilidad espa?ola al condicionar sus pactos a la convocatoria de un refer¨¦ndum sobre la independencia de Catalu?a en aplicaci¨®n del derecho a decidir que consideran inherente a la condici¨®n plurinacional de Espa?a. Pero como advirti¨® el historiador Erik J. Hobsbawm en Naciones y nacionalismo desde 1780 (Cr¨ªtica, 1991), la aplicaci¨®n generalizada de ese principio har¨ªa ingobernable el mundo puesto que de los 177 pa¨ªses de la ONU en ese a?o, apenas ¡°una docena y pico¡± eran Estados nacionalmente homog¨¦neos. La libertad cultural y el pluralismo, a?ad¨ªa, se encuentran mejor protegidos en grandes Estados plurinacionales que en peque?os Estados a la b¨²squeda de autoafirmaci¨®n ¨¦tnico-ling¨¹¨ªstica. Reconocer que Catalu?a es una naci¨®n cultural no significa que ella misma no sea plural.

Podemos defiende que el refer¨¦ndum es la mejor salida para la crisis catalana, pero que estar¨ªan dispuestos a escuchar otra alternativa que desbloquee la situaci¨®n. Un punto de partida para encontrar una salida menos traum¨¢tica que una votaci¨®n a cara o cruz ser¨ªa la insinuada por el lehendakari Urkullu: ¡°Hay que desterrar [la idea de] que la consulta es para la independencia. No. La consulta puede asociarse a una pregunta pactada, [como, por ejemplo,] un acuerdo sobre una reforma del Estatuto y que se vote su ratificaci¨®n¡±.