Relato colectivo de una noche hist¨®rica
EL PA?S rememora el 23-F con un documental que aborda los recuerdos de sus protagonistas y el impacto social y pol¨ªtico de la edici¨®n especial que ese d¨ªa sac¨® a la calle
Todo el mundo tiene su 23-F. Cada uno recuerda d¨®nde estaba esa tarde de 1981, qu¨¦ hac¨ªa en el momento en el que el teniente coronel Tejero irrumpi¨® en el Congreso de los Diputados, y qu¨¦ sentimientos le invadieron. Los protagonistas de aquella jornada vuelven hoy la vista atr¨¢s para relatar sus vivencias y sus recuerdos m¨¢s personales en el documental EL PA?S, con la Constituci¨®n, que el lunes se estren¨® en un cine de Madrid y este martes se emite en la web del peri¨®dico (elpais.com). Forma parte de un programa especial que abordar¨¢ el impacto de aquella edici¨®n de EL PA?S, para muchos, la m¨¢s importante en los 40 a?os de vida del diario.
Fue la noche de los transistores ¡ªla gente se enter¨® del golpe en directo por la radio¡ª y, sobre todo, la de EL PA?S. En un momento de gran incertidumbre, este diario tom¨® la valiente y solitaria decisi¨®n de sacar a la calle una edici¨®n especial en defensa de la legalidad y de la Constituci¨®n. Cuando los ejemplares de esta edici¨®n, repartidos en la calle por los propios trabajadores del diario, llegaron al Congreso los diputados, secuestrados y sin apenas contacto con el exterior, supieron que el golpe estaba en v¨ªas de fracaso. Fue entonces cuando surgi¨® la esperanza tras horas de p¨¢nico. Los parlamentarios consiguieron ver la portada con el contundente titular ¡°Golpe de Estado. El Pa¨ªs, con la Constituci¨®n¡± y el editorial, en el que se pon¨ªa el acento en la resistencia civil. Fue entonces cuando supieron de la voluntad de la calle de hacer fracasar el golpe. ¡°El matiz fundamental era la resistencia. Si no hab¨ªa resistencia, el golpe triunfar¨ªa¡±, explica el entonces director del peri¨®dico, Juan Luis Cebri¨¢n.
Esta edici¨®n gener¨® fuera de Madrid una gran conciencia con respecto a lo que estaba pasando. Hab¨ªa que llegar al Congreso para que se viera que el peri¨®dico sal¨ªa a la calle y que Tejero viera ¡°que no lo ten¨ªa tan f¨¢cil fuera de las Cortes¡±, recuerda Cebri¨¢n.
El peri¨®dico sali¨® en defensa de la democracia antes que nadie. ¡°Est¨¢bamos ante una noticia y nuestra obligaci¨®n era contarla¡±, dicen los periodistas que colaboraron en el n¨²mero que a medianoche se distribuy¨® recurriendo al viejo m¨¦todo de los voceadores.
Al estreno acudieron representantes de la vida pol¨ªtica, cultural y social espa?ola y una nutrida representaci¨®n de los periodistas testigos de esa noche hist¨®rica. Un encuentro cargado de emoci¨®n y orgullo. Tambi¨¦n entre los pol¨ªticos. Landelino Lavilla, presidente del Congreso de los Diputados el 23-F y uno de los 40 participantes en el documental, destac¨® la ¡°especial significaci¨®n¡± de la fecha para el sistema democr¨¢tico espa?ol. "Aprendimos que si no hay voluntad de convivencia y entendimiento un pa¨ªs no puede progresar con normalidad", a?adi¨® Lavilla mientras depart¨ªa con los socialistas Jos¨¦ Bono y Javier Solana y el ministro en funciones de Exteriores, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo. Todos ellos ocupaban sus esca?os aquel fat¨ªdico lunes.
Ese d¨ªa, pero en Huelva, estaba la estudiante Trinidad Jim¨¦nez. El lunes, la pol¨ªtica socialista se uni¨® al homenaje organizado por EL PA?S para reivindicar ¡°los esfuerzos de nuestra democracia en aquellos momentos tan dif¨ªciles y emocionantes¡±. El diputado socialista Manuel N¨²?ez Encabo, al que le tocaba votar justo en el instante en el que Tejero, pistola en mano, interrumpi¨® la sesi¨®n de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, resalt¨® la dignidad del periodismo en una noche en la que nos jug¨¢bamos la democracia.
Adem¨¢s de los testimonios de los pol¨ªticos, que hablan desde el lugar que ocupaban aquella noche en el Hemiciclo, el documental recoge las voces de los periodistas que tambi¨¦n se ubican en el mismo sitio en el que estaban aquella jornada, unos en el Congreso, otros en la sede de EL PA?S o enviados a lugares estrat¨¦gicos. As¨ª mismo, miembros de la Guardia Civil, soldados y militares movilizados ese d¨ªa sin saber muy bien d¨®nde iba y cual era su misi¨®n relatan sus vivencias. El guardia civil Manuel Mart¨ªnez asegura que su unidad abandon¨® el cuartel para dirigirse al Congreso de los Diputados y ¡°llevar a cabo una de las mayores fechor¨ªas que se han cometido en este pa¨ªs¡±.
El realizador de EL PA?S, con la Constituci¨®n, Daniel Cebri¨¢n, se ha planteado el documental, producido por PRISA V¨ªdeo, como un relato colectivo a partir de las vivencias personales de cada uno de los testigos directos, huyendo del reportaje televisivo. ¡°Nos interesaba poner el acento m¨¢s en c¨®mo lo vivi¨® cada una de las personas protagonistas que en lo que en realidad pas¨®. Hemos puesto la mirada en los recuerdos de todos los que vivieron en directo esa tarde y esa noche¡±, dice el cineasta.
El documental sigue un orden cronol¨®gico de una jornada que puso en jaque la incipiente democracia. ¡°Nos hemos limitado¡±, apunta el director, ¡°a no hacer preguntas, ni interrumpirles ni dirigirles, para que cada uno sacara su propia verdad, su propio relato, su recuerdo¡±.
El estreno del lunes en el cine Capitol se convirti¨® en un emotivo reencuentro con el pasado. Y tambi¨¦n en un homenaje a la valent¨ªa y grandeza del periodismo en momentos nada f¨¢ciles. Ese d¨ªa los protagonistas, periodistas, secretarias y empleados de publicidad y talleres, no asumieron su trabajo como algo heroico. ¡°No cre¨ªamos que est¨¢bamos haciendo algo heroico. Era nuestro oficio. Simplemente ¨¦ramos periodistas y ten¨ªamos que hacer un peri¨®dico. Era lo que nos tocaba¡±, asegura Augusto Delk¨¢der, director adjunto del peri¨®dico. ¡°Hab¨ªa una noticia y ten¨ªamos que darla¡±, a?ade Juan Luis Cebri¨¢n.
35 a?os despu¨¦s de aquella hist¨®rica edici¨®n, el hoy director de EL PA?S, Antonio Ca?o, enlaza el pasado y futuro. ¡°Para un peri¨®dico que est¨¢ mirando y pensando en el futuro, es importante saber cual ha sido su pasado y d¨®nde est¨¢n sus or¨ªgenes¡±.
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