Agenda pendiente de la Infanta
El 'caso N¨®os' ha obligado a Felipe VI a redefinir conductas e imprimir nuevos estilos en la Jefatura del Estado
El caso N¨®os ha supuesto una siniestra carga de profundidad para la Corona. En medio de la voracidad de la crisis econ¨®mica, la imputaci¨®n de la infanta Cristina por los supuestos negocios irregulares que su marido, I?aki Urdangarin, realiz¨® a la sombra de la Casa del Rey, precipit¨® la abdicaci¨®n de Juan Carlos I.
Tambi¨¦n ha obligado a Felipe VI a redefinir conductas e imprimir nuevos estilos en la Jefatura del Estado, como la transparencia, la ejemplaridad, la sobriedad y la honestidad. El Rey ha tenido incluso que establecer amargos cortafuegos entre la instituci¨®n que representa y su propia familia, como la revocaci¨®n del t¨ªtulo del ducado de Palma a su hermana, ahora procesada por dos delitos fiscales como supuesta cooperadora necesaria en el fraude.
Pero pese a todo, N¨®os sigue erosionando los cimientos de La Zarzuela, como si se tratara de una maldici¨®n insoluble, y aflora la vulnerabilidad psicol¨®gica de la Casa del Rey ante los hechos. Cada vez que el caso retoma la actualidad, la incomodidad invade los montes del Pardo y acaba somatizando la agenda del Rey, que en esos d¨ªas se?alados se mantiene alejado de los focos medi¨¢ticos concurridos. Como si a pesar de haber tomado todas esas medidas para regenerar la instituci¨®n, el Rey tuviera que resguardarse de algo.
Ocurri¨® el d¨ªa en el que se inici¨® el juicio. Curiosa coincidencia, Felipe VI no tuvo agenda oficial. Seg¨²n fuentes de La Zarzuela, ese 11 de enero estuvo trabajando en su despacho ¡°en asuntos relacionados con la Jefatura del Estado¡±. Se trataba de transmitir aparente normalidad, pero a distancia.
Y es lo que ocurrir¨¢ la pr¨®xima semana, en la que, adem¨¢s de que contin¨²e Urdangarin contestando a los abogados, est¨¢ previsto el turno de declaraci¨®n de la Infanta. Solo el viernes, y tras una modificaci¨®n de agenda de ¨²ltima hora, Felipe VI participar¨¢ en la inauguraci¨®n en Madrid, aunque blindado en r¨¦gimen de pool para TVE y Efe.
No se le puede reprochar al Rey que no haya hecho lo que deb¨ªa para sanear la instituci¨®n, impermeabilizarla ante eventuales riesgos similares y apartar a su hermana, si bien no ha logrado que renuncie a los derechos din¨¢sticos. Incluso, a diferencia del Gobierno, ha mantenido, como era su obligaci¨®n, absoluto respecto al proceso judicial. Nada, por tanto, aportar¨ªa mayor normalidad (y alejar¨ªa m¨¢s suspicacias) que la Corona y el Rey siguieran su vida al margen y tuvieran actos a la intemperie el mismo d¨ªa en el que un miembro de su familia comparece ante la justicia.
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