Siempre tengo deberes
Los padres de la escuela p¨²blica quieren trasladar al Congreso y al debate pol¨ªtico su protesta contra las tareas escolares
"?En qu¨¦ ley pone que los profesores pueden sancionar a sus alumnos que no hacen deberes? ?D¨®nde est¨¢ escrito c¨®mo se deben evaluar?¡±, pregunta Jes¨²s Salido, presidente de la Confederaci¨®n de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa). ¡°Queremos respuestas para que las familias puedan solventar una cuesti¨®n que est¨¢ condicionando sus vidas¡±, a?ade. Ahora la Ceapa ultima un escrito sobre la base legal para poner deberes que ser¨¢ enviado al ministro y al Congreso de los Diputados.
La protesta por los deberes se reactiv¨® en 2012 en Francia cuando decenas de miles de padres y alumnos secundaron una huelga contra los ¡°trabajos forzosos¡± fuera del horario lectivo. Debi¨® de ser divertida: consisti¨® en obligar a los ni?os a tener las tardes libres.
En Espa?a, que nunca ha ido tan lejos, la petici¨®n ¡°por la racionalizaci¨®n de los deberes¡± que lanz¨® una madre, Eva Bail¨¦n, en la plataforma digital Change.org, ha superado esta semana las 200.000 firmas. La acompa?a con un v¨ªdeo que termina con la siguiente pregunta: ¡°?No es hora de que les devolvamos la infancia?¡±.
Espa?a est¨¢ entre los pa¨ªses industrializados en los que los alumnos de 15 a?os destinan m¨¢s horas a las tareas en casa, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®micos (OCDE). Seg¨²n sus comparaciones de 2012, los chicos espa?oles dedican 6,5 horas a la semana frente a las 4,8 de media. El organismo alerta de que estas tareas, a veces ingentes, que asumen pueden aumentar la brecha entre quienes pueden pagar clases extraescolares y los que no. ?Es mucho o poco? Y sobre todo, ?es ¨²til?
¡°Como sucede con casi todo lo que concierte a educaci¨®n, nos falta un diagn¨®stico certero¡±, se?ala el presidente Consejo Escolar del Estado, Francisco L¨®pez Rup¨¦rez. ¡°Necesitamos saber cu¨¢l es el impacto negativo exacto que el exceso o falta de deberes escolares puedan estar produciendo en el rendimiento de los alumnos y en su vida personal, porque seguro que hay centros y profesores que se pasan y otros que no llegan¡±.
La pol¨ªtica tambi¨¦n ha empezado a fijarse en este tema. El PSOE inclu¨ªa en su programa electoral ¡°promover un acuerdo con las comunidades aut¨®nomas para ordenar y limitar¡± estas tareas. Hasta el ministro M¨¦ndez de Vigo admiti¨® al inicio de curso que le parec¨ªa un motivo "de reflexi¨®n¡±. Los deberes que el ni?o se lleva a casa dependen directamente de la decisi¨®n de su profesor. Hay una vieja recomendaci¨®n, la regla de 10 minutos, que goza de cierto consenso entre los docentes, aunque no debe ser la norma general a la vista de las quejas. Se trata de a?adir 10 minutos al tiempo diario para las tareas conforme se avanza en los cursos: 10 minutos en 1? de Primaria, 20 en 2?¡
El catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Mariano Fern¨¢ndez Enguita recuerda esta regla en su libro La educaci¨®n en la encrucijada (Fundaci¨®n Santillana). ¡°La estructura tradicional del tiempo escolar y de su proyecci¨®n sobre el tiempo familiar est¨¢ hoy en crisis. Es un tiempo aparentemente insuficiente, si se presta atenci¨®n a las elevadas tasas de fracaso escolar, por un lado, y al malestar con los deberes o la proliferaci¨®n de actividades extraescolares, por otro¡±, se?ala.
La OCDE y los expertos coinciden en que la mesura viene bien, pero los deberes no pueden desaparecer. Sirven para fijar los conceptos y profundizar en el aprendizaje. ¡°Un m¨ªnimo de trabajo despu¨¦s de clase es necesario. Hay un momento de estudio y silencio en la casa que ayuda al estudiante¡±, considera Ricardo Moreno, catedr¨¢tico de instituto y profesor durante m¨¢s de 35 a?os, que acaba de publicar La conjura de los ignorantes. De c¨®mo los pedagogos han destruido la ense?anza (Pasos Perdidos). ¡°Se trata de mandar cosas que el ni?o pueda abarcar solo: sumas, fracciones, 10 l¨ªneas de redacci¨®n o un poema, en lugar de todas estas cosas innovadoras de ahora que acaban involucrando a toda la familia y ocupando la tarde entera¡±.
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