El ¡®caso N¨®os¡¯ se descontrola
El tribunal, desbordado por la guerra de las partes, aplaza la declaraci¨®n del testigo clave
El proceso del caso N¨®os se ha vuelto loco, ha perdido el juicio. Es m¨¦rito del abogado defensor de Diego Torres, el socio de I?aki Udangarin en el Instituto N¨®os, que ha conseguido desquiciar al tribunal, a las acusaciones y al testigo clave que estaba declarando este viernes, Miguel Tejeiro, exasesor fiscal de los dos principales acusados. El volc¨¢nico letrado Manuel Gonz¨¢lez Peeters ha planteado un conflicto que el jueves ya entorpeci¨® la marcha del interrogatorio y este viernes ha causado un cortocircuito definitivo en la vista: si Tejeiro, que es abogado, viola o no el secreto profesional al hablar de los asuntos de sus clientes.
Este dilema ha colapsado al tribunal, aunque hab¨ªa tenido toda la noche para empoll¨¢rselo, porque surgi¨® el jueves. De hecho, todas las partes hab¨ªan hecho los deberes y llegaron con la jurisprudencia y las citas de art¨ªculos que les sal¨ªan por las orejas. La confusi¨®n ha sido tal que al final las magistradas, reunidas casi cuatro horas, han optado por suspender la declaraci¨®n, decretar la hora de comer y dejarlo todo para la semana que viene. La vista se reanud¨® a las cuatro para una testigo en videoconferencia. Tejeiro continuar¨¢ su comparecencia el martes.
Esa es la historia del d¨ªa en una jornada perdida en diatribas en la que el proceso ni se ha movido: al tribunal se le ha ido el juicio de las manos. La presidenta, Samantha Romero, y sus dos colegas, que se enfrentan por primera vez a un proceso de estas caracter¨ªsticas, han sido muy garantistas y permisivas estas semanas. Han dejado desbarrar sin freno a las partes en sus interrogatorios, quiz¨¢ para evitar acusaciones de indefensi¨®n en un juicio tan delicado, pero al final han topado con un letrado kamikaze como Peeters, que ha sido muy h¨¢bil, y se la ha liado. Un tribunal m¨¢s duro, resabiado y antip¨¢tico habr¨ªa metido en vereda a todo el mundo mucho antes y el juicio habr¨ªa avanzado con m¨¢s celeridad. Aunque quiz¨¢ este no es el mejor proceso para que salten chispas. Mientras abogados y acusaciones esperaban noticias a mediod¨ªa en la sala, eran un¨¢nimes los comentarios de ambas partes de que no hab¨ªan visto nada as¨ª en su vida. Nada es normal en un juicio que de entrada, con una Infanta por medio, tampoco lo era.
Las explicaciones del tribunal tras cuatro horas de disquisiciones tampoco aclararon nada. Su esfuerzo por parecer coherente con lo que dijo el d¨ªa anterior y que no se correg¨ªa se tradujo en cierta ambig¨¹edad que llev¨® a algo curioso: tanto la defensa como la acusaci¨®n protestaron porque pensaban que estaba dando la raz¨®n al otro. Con este embrollo en todo lo alto se cerr¨® la sesi¨®n. Peeters lleg¨® a a?adir, adem¨¢s, que si no le dejaban el m¨®vil a su cliente podr¨ªa abandonar su defensa, porque no puede comunicarse con ¨¦l. Lo cierto es que Torres, que se sabe el proceso de memoria, le puede sugerir preguntas desde su silla. Est¨¢ siempre con el ordenador, su malet¨ªn de documentos y tomando notas en su Moleskine rojo. Es el ¨²nico que ha decidido seguir yendo al proceso junto a un acusado preso, que va siempre porque al menos as¨ª toma el aire.
Tejeiro, al suspenderse su declaraci¨®n, sali¨® de la sala con un cabreo may¨²sculo, porque lleva en Palma desde el mi¨¦rcoles y esto no se acaba. El jueves ya empez¨® a hundir a Torres y Urdangarin en dos horas de declaraciones, pero ahora deber¨¢ esperar al martes para seguir. Si le dejan o no decide que es mejor callarse, si nadie le aclara para entonces si le puede caer o no una querella.
Este caos ha desbaratado el calendario de un juicio muy complejo. Daba un poco de pena pasar hoy por delante de la sala pecera de los testigos, de donde no pueden salir ni comunicarse con el exterior. Se ve el interior a trav¨¦s de un cristal: esta ma?ana se amontonaban nueve personas, algunos adem¨¢s enfadados entre ellos y abocados al encierro conjunto. Tejeiro, por ejemplo, estuvo el jueves todo el d¨ªa entre cuatro paredes con un notario que, seg¨²n sus palabras, le odia con todas sus fuerzas. En este peque?o Gran Hermano este viernes se encontraba, entre otros, el exjefe de la Casa del Rey Alberto Aza. Al final se permiti¨® la desbandada de testigos hasta que se organice el calendario. Tambi¨¦n en Madrid, donde esperaba para declarar en videoconferencia, fue desconvocado Rodrigo Rato.
El retraso que acumula el juicio, cuyo fin se preve¨ªa para junio, empieza a adquirir trazos preocupantes: quedan m¨¢s de 370 testigos y, si algo no cambia, a este paso habr¨¢ que irse planteando el tema de las pausas navide?as.
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