Mayor¨ªas irrelevantes

La crisis migratoria ha puesto de manifiesto una vez m¨¢s la principal debilidad de la estructura pol¨ªtica de la UE: que las decisiones que se toman en el seno de sus instituciones son incapaces de reflejar lo que quiere una mayor¨ªa de ciudadanos europeos.

Hasta ahora dicha limitaci¨®n ha sido evidente en los ¨¢mbitos donde la integraci¨®n es m¨¢s intensa, cuya direcci¨®n pertenece a instituciones que han sido espec¨ªficamente dise?adas para permanecer aisladas del poder pol¨ªtico (como el BCE), o cuyos representantes no est¨¢n sujetos al control directo de los votantes (como la Comisi¨®n Europea).

La gesti¨®n de la crisis de refugiados demuestra que el alejamiento de la UE de las preferencias de la mayor¨ªa tambi¨¦n se produce en aquellas pol¨ªticas en las que no hay integraci¨®n y las decisiones siguen en manos de los Gobiernos nacionales (como ocurre con los temas de asilo e inmigraci¨®n).

Cuando un acuerdo se negocia entre distintos Estados, el resultado no es la posici¨®n media del conjunto de ciudadanos a los que representan. Ni siquiera es un reflejo de la preferencia media de los l¨ªderes que acuden a estas reuniones. La soluci¨®n acaba estando sesgada hacia la posici¨®n del Gobierno con mayor poder de negociaci¨®n, como puede deducirse del papel jugado por Alemania en la consecuci¨®n del pacto con Turqu¨ªa.

El hecho de que la estructura pol¨ªtica europea sea incapaz de sustentarse sobre el gobierno de la mayor¨ªa tiene consecuencias. La crisis de legitimidad de la UE en el sur de Europa est¨¢ relacionada con la irrelevancia pol¨ªtica a la que est¨¢n condenados sus ciudadanos, tanto a nivel nacional como europeo. Que se produzca la alternancia en el poder en esos pa¨ªses poco importa para provocar un cambio en las pol¨ªticas para salir de la crisis.

Y la p¨¦rdida de soberan¨ªa en las pol¨ªticas delegadas hacia la UE no ha sido compensada con espacios pol¨ªticos de decisi¨®n en las instituciones europeas. El resultado es un sistema a medio hacer donde las preferencias de la mayor¨ªa no encuentran canales de representaci¨®n.

La soluci¨®n no es un regreso a la soberan¨ªa nacional pues, como bien demuestran la crisis de refugiados y los retos en la lucha contra el terrorismo, la necesidad de integraci¨®n sigue estando ah¨ª. Si la coordinaci¨®n la dejamos en manos de los Estados, las ¨²nicas mayor¨ªas que importar¨¢n ser¨¢n las que sustentan a los Gobiernos con mayor poder de negociaci¨®n en la UE. Esta l¨®gica electoral se aplica, por ejemplo, al acuerdo sobre refugiados, impulsado por una Alemania temerosa de una derecha xen¨®foba y radical que gana popularidad entre los votantes.

En definitiva, mientras las instituciones europeas sean incapaces de articular pol¨ªticamente las preferencias de la mayor¨ªa de sus ciudadanos, ser¨¢n muy pocos los que seguir¨¢n decidiendo sobre muchos.