S¨¢nchez, entre la ilusi¨®n y el ilusionismo

Pedro S¨¢nchez quiere agotar todas las posibilidades para cumplir con el mandato del Rey y lograr su investidura como presidente del Gobierno. Sabe que es dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, casi imposible; pero no est¨¢ dispuesto a tirar la toalla, porque es consciente de que o es investido o su futuro pol¨ªtico est¨¢ en el aire. La encuesta de Metroscopia que publica hoy EL PA?S es la mejor prueba de que en unas nuevas elecciones las cosas no le ir¨ªan mejor.

Pero el secretario general del PSOE es un maestro en el regate corto. Ya lo hizo en el Comit¨¦ Federal de enero, al que lleg¨® al borde del despido y sali¨® con un mandato de intentar formar Gobierno. Entonces, se sac¨® de la manga una consulta a los militantes, aunque tuviera que aceptar la convocatoria del congreso del partido. Este s¨¢bado, consigui¨® aplazar el fat¨ªdico congreso hasta que se agoten todas las opciones de evitar unas nuevas elecciones y anunci¨® otra consulta a las bases si es necesario.

S¨¢nchez provoca una mezcla de ilusi¨®n e ilusionismo. Sabe que el PSOE es un partido con muy pocos militantes (menos de 200.000, comparados con los 800.000 del PP), que se ha hecho grande cuando ha conseguido movilizar a una gran masa de electores. Tambi¨¦n sabe que ¨¦l es el l¨ªder socialista que ha conseguido menos votos desde que se reinstaur¨® la democracia; por eso intenta hacerse fuerte con sus bases para evitar tener que volver a las urnas.

Conquist¨® la colina y coloc¨® su bandera (algo importante en pol¨ªtica), pero pasan los d¨ªas y sigue con un pacto con Ciudadanos que solo apoyan 131 diputados. M¨¢s que los 123 del PP, pero menos de los 161 que le ofrece Podemos si se asocia con ellos. ?l quiere gobernar con el apoyo de 199 esca?os y 15 millones de votos en lo que ha bautizado como un ¡°Gobierno parlamentario¡±. Pero sus posibles socios (a derecha e izquierda) no aceptan el tr¨ªo, por el momento.

En los ¨²ltimos d¨ªas, mientras Pedro S¨¢nchez segu¨ªa hablando, bis a bis, con Albert Rivera y Pablo Iglesias, a la espera de la reuni¨®n a tres, estaba circulando una idea en ciertos ambientes socialistas: la formaci¨®n de un Gobierno presidido por S¨¢nchez, sin presencia de Iglesias ni Rivera (que velar¨ªan desde el Parlamento por la pureza del proyecto), pero con dos ministros de cada uno de sus partidos, y un buen n¨²mero de independientes. Un Ejecutivo dise?ado para poner en marcha un paquete de reformas y, sobre todo, evitar unas nuevas elecciones. ?Ilusi¨®n o ilusionismo?