De Judas a L¨¢zaro

El acuerdo entre Podemos y el PSOE no lo aprueba Ciudadanos. Y el acuerdo de Ciudadanos y el PSOE no lo aprueba Podemos. Es la conclusi¨®n prevista, inevitable, de una reuni¨®n tan larga como est¨¦ril, pero llama la atenci¨®n la resistencia de Antonio Hernando a reconocer que el ¨²nico camino hacia la investidura requiere una traici¨®n polifac¨¦tica de Pedro S¨¢nchez.

Se apresuraron a llamarlo Judas los cachorros del PP, conscientes de que la gran amenaza a la resurrecci¨®n mariana estriba en que el l¨ªder socialista madure con Iglesias la alianza expl¨ªcita (PNV) e impl¨ªcita de los nacionalistas catalanes. Cumplir¨ªan el requisito aritm¨¦tico, pero semejante hip¨®tesis exige desobedecer la doctrina del Comit¨¦ Federal del PSOE y reventar el acuerdo con Ciudadanos. El premio, nada menos, ser¨ªa La Moncloa. El castigo consistir¨ªa en la inestabilidad. O en las represalias que pudieran adoptar las baron¨ªas socialistas refractarias al demonio separatista. No digamos si Susana D¨ªaz, provista de su bala de plata, amenaza con sabotear la investidura movilizando en contra de S¨¢nchez a los diputados andaluces y predisponiendo incluso la hip¨®tesis de un cisma incendiario.

Se explica as¨ª que Hernando insistiera en la vigencia del acuerdo con Albert Rivera ¡ª"somos un partido serio"¡ª, aunque hacerlo significa admitir la inminencia de las elecciones anticipadas y relativizar el contenido de la reuni¨®n clandestina que S¨¢nchez mantuvo con Junqueras.

El PSOE y Podemos han cultivado a espaldas de Rivera la afinidad de los partidos independentistas. No ya con un argumento tan convincente como la evacuaci¨®n de Mariano Rajoy, sino encubriendo ante la hipersensible opini¨®n p¨²blica la existencia de cualquier compromiso pol¨ªtico expl¨ªcito.

Ser¨ªa la manera con que S¨¢nchez podr¨ªa convencer a su partido de que no ha habido acuerdos de legislatura con el ogro soberanista. Y que no puede oponerse ¨¦l mismo a una eventual abstenci¨®n de los independentistas, menos a¨²n cuando le proporcionan la llave de La Moncloa.

Requiere cinismo y tragaderas el planteamiento. Y podr¨ªa vincularse al criterio de la militancia. Un recurso plebiscitario que ya ha utilizado S¨¢nchez para sobreponerse al control del Comit¨¦ Federal y que le permitir¨ªa recrearse en un pacto de la izquierda que apuntala el mantra del gobierno del cambio.

"No se lo vamos a permitir bajo ning¨²n concepto", me confiaba un miembro del propio Comit¨¦ socialista con m¨¢s ¨¦nfasis que convencimiento, pero S¨¢nchez tiene decidido agotar todos los recursos y explorar todos los caminos para intentarlo, aunque sea vendiendo la cabeza de Albert Rivera por 30 monedas de plata. Y lo hace desde una salud pol¨ªtica desconcertante. Perdi¨® las elecciones. Perdi¨® la investidura, as¨ª es que el papel de L¨¢zaro le encaja mejor que el de Judas.