Pactar, ganar, unir
De las lecciones aprendidas en este nuevo tiempo pol¨ªtico, la m¨¢s importante est¨¢ por llegar
Transcurridos m¨¢s de cien d¨ªas desde las elecciones generales y en la recta final del hasta ahora fracasado intento de formar Gobierno, toca hacer un breve balance. Esta etapa deja lecciones para ciudadanos y partidos que ser¨¢n fundamentales para que los primeros determinen c¨®mo votar en el futuro, y para que los segundos repiensen sus estrategias de negociaci¨®n.
?Qu¨¦ han aprendido unos y otros? Los ciudadanos se han familiarizado con el dilema entre representaci¨®n y gobernabilidad: tener m¨¢s partidos permite una mejor representaci¨®n de la pluralidad de intereses, pero dificulta las mayor¨ªas parlamentarias. Tambi¨¦n han aprendido la diferencia entre lo que es aritm¨¦ticamente posible y lo que (de momento) es pol¨ªticamente viable. Quiz¨¢s la mayor sorpresa en este sentido ha sido la imposibilidad de un m¨ªnimo acuerdo entre Ciudadanos y Podemos, dos partidos que se estrenaron en la pol¨ªtica nacional bajo una misma demanda de regeneraci¨®n pol¨ªtica e institucional, pero cuyas diferencias ideol¨®gicas se han revelado insuperables.
La lecci¨®n para los partidos es que la formaci¨®n de Gobierno est¨¢ abocada al fracaso si se negocia pensando al mismo tiempo en elecciones y pactos. Lo primero conlleva marcar l¨ªneas rojas, lo segundo implica diluir fracturas ideol¨®gicas o territoriales. Si a ello se a?aden las limitaciones derivadas de los equilibrios de poder interno en cada partido, el tri¨¢ngulo de objetivos ¡ªpactar, ganar si hubiera elecciones y minimizar las divisiones internas¡ª se vuelve imposible.
La obsesi¨®n de los partidos por evitar la culpa del fracaso revela que el latente pulso electoral ha sido el factor m¨¢s influyente en las negociaciones, con ciertos matices. Pedro S¨¢nchez pact¨® con Ciudadanos en gran parte forzado por una batalla de liderazgo dentro su formaci¨®n. Su papel en la negociaci¨®n le ha otorgado visibilidad, pero el pacto con Rivera puede debilitarle electoralmente, bien porque desvirt¨²a su cr¨ªtica a Ciudadanos o porque las cesiones sean penalizadas por la izquierda. La estrategia de Podemos ha estado dominada tanto por el atractivo de ir a una segunda vuelta como por los equilibrios de poder interno. En cambio, con una organizaci¨®n interna relativamente controlada, a Ciudadanos el pacto con el PSOE le ha proporcionado el protagonismo que perdi¨® tras el pinchazo del 20-D, algo que la opini¨®n p¨²blica parece estar premiando. Finalmente, el PP es un partido secuestrado por la estrategia de supervivencia de Mariano Rajoy, quien lo f¨ªa todo a unos nuevos comicios.
De todas las lecciones aprendidas en este nuevo tiempo pol¨ªtico, la m¨¢s importante est¨¢ por llegar. Si hay que pasar de nuevo por las urnas y los costes son altos para todos, los partidos aprender¨¢n a eliminar la repetici¨®n de elecciones de su horizonte de negociaci¨®n. Y el cansancio de los votantes quiz¨¢s les haga m¨¢s proclives a aceptar cesiones y alianzas que a d¨ªa de hoy parecen pol¨ªticamente inviables.
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