Una cadena de errores de c¨¢lculo
A Soria le falt¨® intuici¨®n pol¨ªtica. Y a Rajoy le falt¨® la firmeza que ahora asegura tener ante cualquier sombra de sospecha
Cuando Jos¨¦ Manuel Soria finalmente entendi¨® que el asunto se le hab¨ªa ido completamente de las manos, se encomend¨® a sus abogados. Le dijeron lo que cualquier persona con sentido com¨²n habr¨ªa dicho: no vuelvas a hablar de nada relacionado con tus negocios pasados hasta que t¨² mismo no tengas toda la informaci¨®n.
Para entonces, el consejo llegaba tarde para salvar su carrera pol¨ªtica. El exministro cree que ese fue su ¨²nico error. Se niega a asumir ninguna culpabilidad. Asegura que estaba tan convencido de que las acusaciones no ten¨ªan ning¨²n fundamento que cuando alguien le avis¨® de lo que se le ven¨ªa encima, 15 d¨ªas antes de que saltara su nombre en los papeles de Panam¨¢, no le dio ninguna importancia. Ni siquiera se tom¨® la molestia de rastrear los documentos de su pasado empresarial, y ahora se pregunta c¨®mo no se le ocurri¨® hacer algo tan obvio.
El principal error de Soria, sin embargo, es no haber entendido que no fue solamente un error de comunicaci¨®n. Fue una cadena de errores.
El primero es probablemente el m¨¢s obvio: negar rotundamente algo que ni se tom¨® la molestia de comprobar, e ir a¨²n m¨¢s all¨¢ y asegurar que nunca hab¨ªa tenido nada que ver con sociedades opacas o para¨ªsos fiscales.
El primer error condujo al segundo: lo que aparent¨® en un primer momento explicaciones confusas, se transform¨® inmediatamente en contradicciones y acab¨® convertido, en la percepci¨®n p¨²blica, en una mentira.
El tercer error es el mismo que cometieron antes que ¨¦l otros pol¨ªticos: no entender que ya no basta que algo sea legal, en apariencia, para que sea tolerado y perdonado. Lo dejaba bien claro el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro: ¡°Nadie que haya operado en para¨ªsos fiscales puede estar en el Gobierno¡±. No hay nada m¨¢s que discutir.
El cuarto error es no entender, hasta el final de la semana, que las cosas son lo que son dependiendo de las circunstancias. En el momento en que Rajoy intenta retomar la iniciativa pol¨ªtica, lo ocurrido ha sido un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de su estrategia. ¡°Yo asumo la corrupci¨®n si soy yo el que meto la mano o alguien nombrado por m¨ª¡±. Ese era el cord¨®n de seguridad establecido por el propio Rajoy para intentar poner a salvo su credibilidad de la monta?a de corrupci¨®n que asola a su partido.
A Soria le falt¨® intuici¨®n pol¨ªtica. Y a Rajoy le falt¨® la firmeza que ahora asegura tener ante cualquier sombra de sospecha.
A los dos les une una estrecha amistad, y la conversaci¨®n que mantuvieron el jueves a ¨²ltima hora fue dolorosa. ¡°Me ha demostrado lo buena persona y buen amigo que es¡±, cuenta el exministro. ¡°Y no me tuvo que pedir nada¡±.
Ese fue el quinto error: no pedir nada hasta dejar que llegara un final inevitable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.