El ¨®rdago de la confluencia
Hoy es necesario que todas las fuerzas cr¨ªticas de cambio encuentren su sitio a rebufo de esta brecha
¡°Una fantas¨ªa concreta¡±. En su estudio de Maquiavelo, Antonio Gramsci acu?¨® esta parad¨®jica expresi¨®n para su tratado pol¨ªtico m¨¢s famoso. Quiz¨¢ no sea inexacto describir la emergencia de Podemos en estos t¨¦rminos: un discurso que no se presenta como una ¡°fr¨ªa utop¨ªa¡± sin pies en la tierra ¡ª¡°se han moderado¡±, dec¨ªan algunos¡ª, ni como una ¡°argumentaci¨®n doctrinaria¡± que se limita a repetir consignas y mantras ¡ª ¡°izquierda¡±, ¡°clase trabajadora¡±, ¡°acumulaci¨®n de fuerzas¡±¡¡ª, sino como un insolente proyecto que busca actuar ¡°sobre un pueblo disperso y pulverizado para suscitar y organizar una voluntad colectiva¡±.
Pese a lo que se ha dicho, este proyecto no renunciaba a su herencia hist¨®rica, pero era consciente del anacronismo de verter el vino nuevo del 15-M en viejos e inconcretos odres ideol¨®gicos en relaci¨®n con las mutaciones de ¨¦poca. Un lenguaje ilusionante y una sensibilidad transversal en una coyuntura donde hab¨ªa derechos y conquistas materiales que conservar frente al extremismo austericida de un adversario que ya ni se reconoc¨ªa como liberal; pero tambi¨¦n una nueva estrategia que, sin ser difusamente culturalista, no se tomaba a la ligera la importancia de intervenir, en una encrucijada de crisis, en la disputa por las identificaciones y relatos.
Hoy es necesario que todas las fuerzas cr¨ªticas de cambio encuentren su sitio a rebufo de esta brecha. Y que el cinismo del PP se revele como la ¨²ltima trinchera de un modo de gestionar el poder. Tras las experiencias con otras organizaciones sabemos tambi¨¦n que el ¨²nico significado interesante de la expresi¨®n ¡°confluencia¡± es el de apertura. Confluir no puede volver a significar un reagrupamiento de filas o resistir en los cuarteles esperando ¡°el momento¡±, pero tampoco ¡°jugar a la chica¡±, aceptando sin rechistar los vacuos imperativos del consenso por el consenso. El acuerdo con IU deber¨ªa as¨ª estar presidido por una generosidad que, sin dejar de mirar el horizonte, no maquille las leg¨ªtimas divergencias pol¨ªticas. Nos lo debemos tambi¨¦n para honrar de d¨®nde venimos.
El ¨®rdago a la grande de la confluencia no pasa por limitarse a sumar, sino por multiplicar fuerzas desde las ense?anzas plurales de resistencia de estos largos a?os. Confluir es abrirse tambi¨¦n al futuro y no quedar presos de esa nostalgia melanc¨®lica que termina recortando lo que sobresale de la mochila. Ante el reto hist¨®rico de lo que nos jugamos para la pr¨®xima d¨¦cada, lo m¨¢s irresponsable, sobre todo, es darnos mus.
Germ¨¢n Cano es miembro del consejo estatal de Podemos y profesor de Filosof¨ªa de la UAH.
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