P¨²nico testigo

La reaparici¨®n de Francisco Granados ha sido un ejercicio de obstrucci¨®n, de chuler¨ªa y de victimismo. Chuler¨ªa en su descaro, su altaner¨ªa, no sabe usted con qui¨¦n habla. Victimismo porque ha tratado de exponerse como un cordero sacrificial del sistema ¡ª"se han maltratado mis derechos y libertades"¡ª, indign¨¢ndole que haya cumplido un a?o y medio en prisi¨®n sin haber acudido todav¨ªa a la presencia de un juez.

La desmesura de la presi¨®n preventiva podr¨ªa considerarse una anomal¨ªa si no fuera por los evidentes riesgos de fuga ¡ªa¨²n se persigue el hilo de las cuentas en el extranjero¡ª y porque se han amontonado los indicios y las pruebas que sobrentienden su implicaci¨®n como organizador absoluto de la trama P¨²nica, m¨¢s all¨¢ de los dineros despistados en Suiza y del mill¨®n de euros que un empleado de Ikea o un fontanero se hab¨ªan dejado por accidente en el altillo del domicilio de sus propios suegros.

Hubiera sido mejor un proceso m¨¢s ¨¢gil, claro. El problema es que la complejidad de la ingenier¨ªa de corrupci¨®n y la obstrucci¨®n estrat¨¦gica que ejercen Francisco Granados y los dem¨¢s investigados, predisponen a la esclerosis del propio sumario.

Granados, dijo, no sabe de qu¨¦ se le acusa. Ni de qu¨¦ adjudicaciones ilegales se le hace responsable. Ni entiende que el PP lo haya conducido al cadalso. Ni se explica todav¨ªa que Esperanza Aguirre, su matriarca, lo haya rebajado de pr¨ªncipe a rana, invirtiendo la narrativa de los cuentos de hadas. Ni debe comprender tampoco que haya sido David Marjaliza, compinche de la trama, quien ha responsabilizado a Francisco Granados de haber ama?ado concursos, percibido comisiones, recalificado terrenos e inaugurado con pompa y aparato grandes obras p¨²blicas.

Una de ellas es la prisi¨®n de Estremera. La inaugur¨® el propio Granados en 2008 sin imaginar entonces que regresar¨ªa como presidiario, pero urge reconocer la suficiencia con que el exconsejero de Justicia e Interior demostraba este viernes haber asimilado al proceso de mutaci¨®n. No parec¨ªa el preso. Su comparecencia era tan pirandelliana que los acusados parec¨ªan los diputados reunidos en la Asamblea de Madrid.

La comisi¨®n por la que fue convocado en el plasma de la videoconferencia concern¨ªa al espionaje que ¨¦l mismo urdi¨® contra sus adversarios pol¨ªticos, muchos de ellos -el alcalde Gallard¨®n, el vicealcalde Cobo- en sus propias filas, pero Granados hizo acopi¨® de filibusterismo y de cinismo retrat¨¢ndose como una suerte de "ecce homo".

Fue el motivo por el que eludi¨® los pormenores de la comisi¨®n en s¨ª ¡ªTorrente hubiera hecho una pel¨ªcula al respecto¡ª para recrearse en su personaje de aberraci¨®n judicial. Quiso convencernos de que su presencia entre rejas desluce la democracia y el Estado de derecho. Y que espera encontrar consuelo al atropello y encarnizamiento que padece, incurriendo incluso en un desenlace melodram¨¢tico. Un saludo a su familia. Un abrazo a los periodistas que creen en su inocencia. Llamadlo Dreuyfus en espera de autor. Y no ser¨¢ por falta de voluntarios para escribir su historia.