El Rey afronta la ronda de la impotencia

El Rey inicia este lunes el ¨²ltimo tr¨¢mite para determinar si las elecciones celebradas el pasado 20 de diciembre han sido improductivas o si, entre tanto desaliento por la complejidad aritm¨¦tica y partidista, queda alg¨²n resquicio para la esperanza de salvar la und¨¦cima legislatura con un candidato que concite el apoyo del Congreso de los Diputados.

En una jornada intensa, el jefe del Estado recibe este lunes en La Zarzuela a los l¨ªderes de los primeros ocho partidos (de un total de 14 y en orden de menor a mayor representaci¨®n parlamentaria) para conocer de primera mano sus posiciones al respecto. Sin embargo, sus alianzas de partida y el desarrollo de las dos anteriores rondas, con el resultado del debate de investidura, deja pocas dudas a las intenciones que estas formaciones llevan a La Zarzuela.

Si la pol¨ªtica es un estado de ¨¢nimo, esta tercera ronda figura estar llamada al fracaso. Los partidos que son decisivos (PP, PSOE y Podemos, que ser¨¢n recibidos el martes) parecen haberse desentendido de la oportunidad de lograr acuerdos de gobierno y evitar volver a las urnas. As¨ª, salvo sorpresas de ¨²ltima hora, las audiencias del Rey se presentan como un mero tr¨¢mite para verificar el fracaso del proceso.

El PP, sin margen de maniobra para formar gobierno con sus resultados y aislado por la secreci¨®n incesante de casos de corrupci¨®n, no se ha movido desde la noche del 20-D. Convencido de ha ganado las elecciones y de que los dem¨¢s tienen la obligaci¨®n de darle su apoyo, se ha limitado a ser un espectador del proceso. Su convicci¨®n est¨¢ fijada en el valor de los beneficios electorales de su inmovilismo; su estrategia, en se?alar al PSOE como culpable del fracaso, y su horizonte, en la repetici¨®n de elecciones.

El PSOE, tras su fracaso en la investidura, a la que acudi¨® con un acuerdo con Ciudadanos, rechaza de modo frontal formar parte de un Gobierno de coalici¨®n con el PP y no se pliega a las pretensiones de Podemos. Los socialistas consideran ambas opciones letales para el partido y responsabilizan al de Mariano Rajoy y al de Pablo Iglesias de no haber podido alcanzar un acuerdo. Someterse a nuevas elecciones, pese a las inciertas predicciones y las inherentes convulsiones internas, se le plantea como un mal menor.

Tambi¨¦n Podemos, junto a sus confluencias, se muestra m¨¢s interesado en unas nuevas elecciones, en las que aspira a lograr la hegemon¨ªa de la izquierda mediante un posible pacto con Izquierda Unida. El partido de Pablo Iglesias dinamit¨® los puentes con el PSOE el 22 de enero cuando explic¨® al Rey y a los medios antes que a S¨¢nchez una propuesta de pacto en la que se postulaba de vicepresidente y nombraba a varios ministros. Luego denost¨® un acuerdo con los socialistas por la presencia de Ciudadanos. Pero en las ¨²ltimas semanas, pese a que culpabiliza al PSOE de impedir un gobierno de izquierdas, se ha intensificado la incompatibilidad entre ambas formaciones.

Este proceso fallido, sin embargo, ha mejorado la percepci¨®n entre el electorado de Ciudadanos por su esfuerzo en no desperdiciar la legislatura. Rivera se ofreci¨® al Rey para mediar entre el PP y el PSOE y luego firm¨® con los socialistas el Acuerdo para un Gobierno reformista y de Progreso, sobre el que se sustent¨® la frustrada investidura de S¨¢nchez. Pese a que el mayor inconveniente electoral del partido de Albert Rivera es que carece de estructura fuera de los grandes n¨²cleos urbanos (frente a un PP que dispone de organizaci¨®n hasta en la ¨²ltima aldea), las encuestas lo se?alan como uno de los m¨¢s beneficiados ante unos nuevos comicios.