Espa?a no es pa¨ªs para refugiados (ni quiere serlo)
La pol¨ªtica de asilo ha estado marcada por una nula voluntad pol¨ªtica de ayuda y aunque el sistema de acogida ha mejorado la mayor¨ªa no se queda en el pa¨ªs
El mi¨¦rcoles es d¨ªa de fiesta para algunos de los internos del CETI, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla. Es el d¨ªa de salida del grupo de elegidos que pueden viajar por fin a la pen¨ªnsula, en un ferry que zarpa a medianoche y llega a M¨¢laga la ma?ana siguiente. En la fila est¨¢n todos contentos, vestidos con su mejor ropa y se hacen fotos. Es un grupo de 66, pero probablemente muchos no se quedar¨¢n en Espa?a. Porque no les atrae lo m¨¢s m¨ªnimo, y Espa?a hace lo m¨ªnimo por atraerles. No deja de ser curioso que pocos quieran venir a pedir asilo para vivir en uno de los primeros destinos tur¨ªsticos del mundo. Pero es que con los refugiados la idea es al rev¨¦s: se hace lo posible para que no se acerquen.
Espa?a, en realidad, se ha especializado en escaquearse de acoger refugiados. Los 18 sirios que ha aceptado este a?o, de 16.000 que hab¨ªa acordado, aunque est¨¢n a punto de llegar m¨¢s, son un caso conocido. Pero antes hay un historial. Marruecos y Argelia, por ejemplo, ya le hacen parte del trabajo impidiendo que los sirios, y los dem¨¢s, lleguen a Melilla. ¡°Amnist¨ªa Internacional ya ha denunciado la falta de control de lo que ocurre en terceros pa¨ªses. No hay ning¨²n inter¨¦s en acoger refugiados. Tienes familias que llegan a Melilla divididas, ni?os que entran solos, un desastre total¡±, lamenta Virginia ?lvarez, responsable de Pol¨ªtica Interior de esta organizaci¨®n. ¡°El gran tema de los pr¨®ximos a?os ser¨¢ la responsabilidad extraterritorial de Europa en el control de fronteras. Lo que se hace con nuestro dinero en pa¨ªses que no respetan los derechos humanos¡±, opina Cristina Manzanedo, de la ONG Entreculturas.
Las llamadas devoluciones en caliente son el ¨²ltimo recurso cuando no hay m¨¢s remedio y tienes unos cuantos africanos que han logrado saltar la valla. Aunque en este caso el ministerio de Interior responde con un dato: en 2014, de 2.000 que lograron saltar, solo 5 pidieron asilo, y 3 luego retiraron la solicitud. Las ONGs replican que ese argumento se cae ante el derecho de cualquiera a hacerlo.
Los Gobiernos espa?oles de todo signo han usado armas silenciosas para eludir su responsabilidad. Como denunci¨® la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), a los pocos meses de estallar la guerra en Siria y ante los primeros casos de familias de este pa¨ªs que llegaban al aeropuerto de Madrid en tr¨¢nsito y ped¨ªan all¨ª asilo, se introdujo r¨¢pidamente la exigencia de visado. Para que no llegaran.
Otra de las ideas m¨¢s eficaces de esta pol¨ªtica de refracci¨®n es m¨¢s silenciosa y se desliz¨® en la reforma de 2009 de la ley de asilo, vigente desde 1994: elimin¨® la posibilidad de pedir asilo en embajadas y consulados. Lo hizo el Gobierno del PSOE. Se dej¨® pendiente del desarrollo del reglamento de aplicaci¨®n, que sigue esperando con el PP. En estos temas suele haber un gran consenso. ¡°Es muy hip¨®crita porque al final todo el mundo reconoce derechos pero hace todo lo posible para que no se puedan ejercer. En el caso del acuerdo de Turqu¨ªa con la UE ha sido negro sobre blanco: yo voy a pasar de mis principios ¨¦ticos y morales, y aunque tenga reconocido el derecho de asilo, y en el caso de Espa?a en el art¨ªculo 13.1 de la Constituci¨®n, voy a negociar con un tercero para que esos t¨ªos que vienen a Europa en busca de protecci¨®n, y que tienen derecho a ella, no vengan. La gran paradoja es que si hoy llega un afgano a Madrid podr¨ªa pedir asilo, pero ese derecho no se lleva a cabo porque se impide su ejercicio. No puedes ir a una embajada, tienes que jugarte la vida en el mar para llegar¡±. En realidad el art¨ªculo 38 de esa ley de 2009 admite la posibilidad de que un embajador tramite una solicitud si conoce un caso que lo requiera, pero por su cuenta, de forma excepcional.
¡°Aqu¨ª la cuesti¨®n es poder tener alternativas legales para que familias enteras puedan llegar sin jugarse la vida por tercera y cuarta vez. Las pedimos a todos los pa¨ªses europeos e industrializados, porque nueve de cada diez refugiados est¨¢n acogidos en los pa¨ªses pr¨®ximos a las zonas de conflicto¡±, dice Mar¨ªa Jes¨²s Vega, portavoz de ACNUR en Espa?a. Recuerda que actualmente hay 60 millones de personas desplazadas de sus hogares: ¡°No hay ning¨²n pa¨ªs que pueda mirar para otro lado y dejar de echar una mano. El n¨²mero de refugiados que han llegado hasta ahora a Espa?a es un 1% del total, y en los reasentamientos las cifras son ¨ªnfimas¡±.
La buena disposici¨®n de un pa¨ªs es clave si uno quiere realmente ayudar. ACNUR propone ejemplos de pa¨ªses con mayor disponibilidad que Espa?a. A Canad¨¢ en tres meses han llegado 25.000 sirios. Brasil tiene unos visados humanitarios desde hace tres a?os para gente que huye de la guerra de Siria. En Portugal, becas para estudiantes afectados por la guerra para que pueda continuar sus estudios. ¡°Espa?a deber¨ªa y podr¨ªa hacer bastante m¨¢s, y creo que es el momento de subirse al tren¡±, opina Mar¨ªa Jes¨²s Vega.
En septiembre de 2014, ante el drama sirio y por las presiones de organizaciones humanitarias, Espa?a decidi¨® abrir una oficina de asilo en la frontera de Melilla. Fue una se?al. Ese mes aparecieron all¨ª cuatro sirios. Luego las llegadas se dispararon. En 2015 registraron unas 40 peticiones de media al d¨ªa. El r¨¦cord, 64 en una jornada. Llegaron m¨¢s de 7.000 y por eso Espa?a alcanz¨® su cifra m¨¢s alta de peticiones de asilo, 15.000 frente a las 6.000 del a?o anterior. En 2016 el ritmo ha bajado, porque era m¨¢s f¨¢cil desde Grecia -hasta ahora- y porque Argelia comenz¨® a pedir el visado en 2015 y cort¨® en la pr¨¢ctica esa ruta.
Las nuevas oficinas de asilo del paso de Beni Anzar, en Melilla, estaban impecablemente vac¨ªas la semana pasada. Persiste un peque?o goteo de llegadas, pero casi todos son sirios que aterrizaron en Argelia antes de que este pa¨ªs exigiera visado. Asunto resuelto. No se debe olvidar tampoco la c¨ªnica obviedad de que sirios y palestinos, por ejemplo, pueden acercarse a la oficina de asilo de Melilla, pero un africano negro en el lado marroqu¨ª no puede ni andar por la calle, le paran antes.
¡°Hist¨®ricamente las cifras de asilo de Espa?a no cuadran con su peso demogr¨¢fico y su posici¨®n geogr¨¢fica de frontera, es muy llamativo¡±, apunta Ramiro Mu?iz, de CEAR. Otra cosa, diferencian en esta organizaci¨®n, es que despu¨¦s los que consiguen entrar en Espa?a s¨ª encuentren un sistema de acogida que ahora es aceptable, en opini¨®n de CEAR. Hasta ahora ha padecido una insuficiencia cr¨®nica, ¡°menguado absolutamente de recursos y con una capacidad totalmente limitada¡±, seg¨²n Acnur, que no obstante reconoce que en el ¨²ltimo a?o el Gobierno ha hecho un esfuerzo. Ha aumentado a 230 millones su partida presupuestaria para refugiados, frente 20 millones de 2015, y la semana pasada a?adi¨® 83 millones m¨¢s. Ha duplicado las plazas y ahora mismo hay 2.300, gestionadas por el ministerio de Empleo y Asuntos Sociales y seis ONGs: las tres principales, CEAR, Cruz Roja y ECCAM, y otras tres, Cepain, Dianova y La Merced. ¡°En este momento hay unas 200 plazas libres y el tiempo de espera es muy corto¡±, asegura M¨®nica L¨®pez, de CEAR.
Sin embargo, muchos de los solicitantes de asilo se van. De los pocos que llegan, comparado con otros pa¨ªses europeos ¨CAlemania tuvo el a?o pasado medio mill¨®n de peticiones-, muchos acaban por largarse. En Melilla se han visto incluso familias sirias que se vuelven a Marruecos. ¡°Conocen a otros refugiados que viven aqu¨ª que les cuentan los plazos para reunificaciones familiares, para resoluci¨®n de documentaci¨®n, dificultades de trabajo, de integraci¨®n, para alquilar pisos y en muchos casos prefieren irse¡±, se?ala Vega, de ACNUR. Principalmente porque quieren llegar a otros pa¨ªses europeos, como Alemania, B¨¦lgica o Suecia, porque tienen all¨ª familia o porque saben que hay mayores ayudas. Tambi¨¦n influye la crisis econ¨®mica de Espa?a, donde es dif¨ªcil encontrar trabajo. Las prestaciones duran un m¨¢ximo de dos a?os y si no encuentran un empleo luego quedan, como cualquier ciudadano espa?ol, a merced de los servicios sociales. Que en otros pa¨ªses son mejores. Pero, seg¨²n ACNUR y otras ONGs, tambi¨¦n tiene que ver con su marcha que no se f¨ªan del sistema espa?ol, que juzgan lento, poco transparente y con un alto nivel de rechazo de solicitudes. En 2014, el 75%. En 2015, el 68%, frente al 48% rechazadas de media en la UE.
El CETI de Melilla ha sido su primer contacto con el pa¨ªs de los que han entrado por esa v¨ªa y les ha marcado. En 2015, ante la gran afluencia, los inmigrantes alojados se quedaban aparcados meses, a veces m¨¢s de un a?o, y en situaci¨®n precaria por la excesiva ocupaci¨®n. Hab¨ªa 480 plazas, con picos de hacinamiento de 2.500 personas. ¡°Muchos, sobre todo de Siria, o palestinos, incluso subsaharianos, que han pasado muchos meses all¨ª cuando llegan a la pen¨ªnsula trasladan su intenci¨®n de marcharse de Espa?a porque han vivido una experiencia muy dif¨ªcil y muy dura¡±, se?ala Mar¨ªa Jes¨²s Vega, portavoz de la ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. Pero es verdad que el CETI ha cambiado: las plazas se han ampliado hasta mil y hay menos gente que nunca, en torno a 500. La explicaci¨®n, como admite sin rodeos su director, Carlos Montero, es que ¡°no pasan, Marruecos hace de filtro¡±.
En enero de 2016 la ONG jesuita Entreculturas denunci¨® que 15 sirios llevaban 8 meses en el CETI esperando por sus solicitudes de asilo. Poco despu¨¦s por fin les hicieron caso. Pero la misma organizaci¨®n advierte que tiene a 40 iraqu¨ªes que esperan desde hace tres a?os que se resuelva su expediente. ¡°El sistema de asilo es un fracaso¡±, sentencia una responsable de esta organizaci¨®n, Cristina Manzanedo.
ACNUR concluye que hace falta cambiar el sistema y considera que es un buen momento, porque en este momento de cambio pol¨ªtico todos los partidos dicen, si hay que creerles, que tienen intenci¨®n de hacerlo: ¡°Con esta solidaridad impresionante de la gente espa?ola, con la cantidad de instituciones, a nivel regional y local, que quieren echar una mano, podr¨ªamos trabajar para poder adaptar el sistema de asilo y que Espa?a deje de ser un pa¨ªs trampol¨ªn para irse a otros lugares, pero para eso hace falta voluntad pol¨ªtica¡±.
Hay que enmarcar esta actitud en una perspectiva hist¨®rica. Aunque ahora sea un modelo de eficacia por c¨®mo se cierra a la inmigraci¨®n irregular, Espa?a tuvo siempre un problema con el resto de Europa por la inmigraci¨®n. ¡°Durante a?os ha hecho la vista gorda a la inmigraci¨®n irregular, esa es la realidad, aunque la ret¨®rica fuera otra. Hemos recibido a 7 millones de inmigrantes b¨¢sicamente por v¨ªa irregular. Somos el pa¨ªs de la UE que m¨¢s inmigraci¨®n ha recibido, con mucha diferencia. Pocos pa¨ªses en el mundo han recibido tantos inmigrantes en tan poco tiempo. Nuestro proceso es de una densidad inaudita. Ha sido muy muy raro y muy espectacular¡±, explica Carmen Gonz¨¢lez, investigadora del Real Instituto Elcano. Todo cambi¨® con la crisis econ¨®mica, que coincidi¨® con las primeras llegadas numerosas a Ceuta y Melilla y Canarias. Entonces Espa?a se tom¨® en serio por primera vez la lucha contra la inmigraci¨®n irregular. Pero no el asilo.
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