El regreso del mal
Ha optado por encabezar la resurrecci¨®n pol¨ªtica del movimiento de opini¨®n que secundara a ETA, la izquierda abertzale, sin quitarle nada a sus m¨¦ritos hist¨®ricos
La clave de las declaraciones efectuadas por Arnaldo Otegi fue su coartada para no condenar los cr¨ªmenes en que por activa o por pasiva se vio implicado como dirigente efectivo de ETA. No los conden¨® entonces, arguye, ?por qu¨¦ iba a condenarlos ahora, y m¨¢s si el mismo fue represaliado m¨¢s tarde por ese silencio? De entrada, no ha sufrido c¨¢rcel por haberse callado, pero sobre todo su respuesta es la mejor muestra de que todo su discurso se mueve atendiendo a un descarnado cinismo, rasgo que explica hasta qu¨¦ punto su exposici¨®n ha sido tan censurada desde medios democr¨¢ticos. Sin renunciar al independentismo, bien pudo seguir el ejemplo de los dirigentes de las Brigadas Rojas, al hacer autocr¨ªtica de los errores cometidos, alegando incluso alguna circunstancia atenuante. Otegi ha optado en cambio por encabezar la resurrecci¨®n pol¨ªtica del movimiento de opini¨®n que secundara a ETA, la izquierda abertzale, sin quitarle nada a sus m¨¦ritos hist¨®ricos. Su l¨ªder avala hoy retrospectivamente la coexistencia de ambas, present¨¢ndose adem¨¢s como el bueno de la pel¨ªcula, que trajo la paz (como le reconoce su previsible aliado del futuro, Pablo Iglesias), que nunca fue terrorista ni secuestr¨® (su acompa?ante francesa en el secuestro de Ruip¨¦rez prob¨® lo contrario) y que adem¨¢s sinti¨® en el alma algunas muertes. Por fin, Hipercor habr¨ªa sido ¡°un punto de inflexi¨®n de ETA¡±. ?Que se lo dijeran al entonces l¨ªder de HASI, Txomin Ziluaga, quien por condenar el atentado fue expulsado sin opci¨®n a debate y con la pipa potencial en su cabeza!
Primo Levi ya lo advirti¨®: sin establecer las responsabilidades del crimen, una memoria confusa hace posible su resurrecci¨®n. En el caso vasco, con respaldo del Gobierno PNV, est¨¢ contribuyendo a ello la amalgama de responsabilidades y v¨ªctimas, cuando la estricta jerarqu¨ªa de las primeras y la ponderaci¨®n en las segundas hubiera dejado clara la primac¨ªa de ETA (y de quienes desde la sociedad vasca avalaron su terror).
Otegi sabe lo que hace y cuenta con las previsiones de una veros¨ªmil alianza auton¨®mica Bildu-Podemos. Y tras ¨¦l reaparecen los peores monstruos del pasado, los Kubati y Zarbarte, culpables en su d¨ªa del asesinato de Yoyes o de ¡°ejecuciones¡± en serie, ahora encabezando las movilizaciones de la eterna izquierda abertzale. Tipos no solo ajenos al arrepentimiento, sino ¡°ejemplares¡± para los suyos. Y Otegi a?ade que desde el Estado algunos quieren la vuelta de ETA.
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