Difama que algo queda
No importa tanto la verdad como el esc¨¢ndalo, y lo peor es que es mejor no hacer nada y esperar que el cad¨¢ver del difamador pase por la puerta de tu casa
Hace casi 30 a?os viv¨ª, como abogado, el primer caso escandaloso de juicio paralelo que hubo en Espa?a. Mi despacho ejerc¨ªa la acusaci¨®n particular, en nombre de la hija de los Marqueses de Urquijo, contra quien fue su desgraciado marido, Rafi Escobedo, un chico descarriado hasta extremos inconcebibles de la acomodada burgues¨ªa madrile?a.
Su abuelo hab¨ªa sido un emblem¨¢tico decano del Colegio de abogados capitalino. En una serie que dur¨® varias semanas, con informaciones sumariales sesgadas, la revista Interviu fue montando una historia en la que aparec¨ªan los hijos de los marqueses implicados en el escabroso crimen. Parec¨ªa mentira pero era verdad. La cosa comenz¨® a declinar cuando la revista ya hab¨ªa aumentado lo suficiente su tirada y, sobre todo, cuando un juez, Clemente Auger, conden¨® a la revista.
Pero la sospecha de si los hermanos de la Sierra-Urquijo hab¨ªan o no participado en el asesinato qued¨® ah¨ª; y todav¨ªa hoy, cuando entre compa?eros de profesi¨®n sale el tema, hay quien cree que mi versi¨®n de los hechos es eso: ¡°mi¡± versi¨®n y no ¡°la¡± versi¨®n. Al fin y al cabo ¡ªme dicen¡ª yo era parte interesada porque mi despacho llevaba la acusaci¨®n particular y la marquesa asesinada, adem¨¢s, era prima hermana de quien entonces fue mi mujer.
Desde entonces los juicios paralelos o lo que se denomina ¡°penas de telediario¡± se han sucedido en una cadena ininterrumpida de desprop¨®sitos en los que han llevado la voz cantante ¡ªpero no ¨²nica¡ª la llamada ¡°prensa amarilla¡± y, tambi¨¦n, su prima hermana, la ¡°prensa del coraz¨®n¡±.
Con las tertulias radiof¨®nicas y televisivas el asunto ha llegado a extremos que a veces resultan insoportables. Una noticia banal se convierte en un asunto escandaloso y se produce tal presi¨®n que obliga a la fiscal¨ªa o a los tribunales a abrir investigaciones que, en muchos casos, quedan en nada. Excepto para los investigados. ¡°Manos limpias¡± ha sido un ariete en todo esto; y hay que reconocerles que a veces han dado en el clavo aunque la tentaci¨®n del chantaje y de enriquecerse ha sido mayor que su mal nacido ¡°amor¡± a la verdad y a la regeneraci¨®n.
Seg¨²n como se presenten determinadas actividades societarias o comerciales pueden tener la apariencia de delictivas o, en cualquier caso, de inmorales. Qu¨¦ pocos son los que conocen que para operar en determinados ¨¢mbitos del comercio internacional o se utilizan sociedades ¡°offshore¡± o de conveniencia o no es posible operar.El caso de las empresas navieras, y el de las petroleras, es paradigm¨¢tico y eso no significa que sus gestores cometan acciones delictivas o pretendan evadir impuestos.
Quiz¨¢s haya que cambiar las reglas del comercio internacional. Quiz¨¢s. Pero esto es otra cuesti¨®n. Cuando los apellidos que se ven involucrados en un ¡°caso¡± son sonoros, es muy f¨¢cil confundir churras y merinas. No importa tanto la verdad como el esc¨¢ndalo. Y lo peor del asunto es que, a no ser que el tema sea desmesuradamente sonoro, como lo fue el ¡°caso Urquijo¡±, lo mejor es no hacer nada y esperar que el cad¨¢ver del difamador pase por la puerta de tu casa. Porque siempre acaba pasando. Y los tribunales, en el mejor de los casos, llegar¨¢n tarde y mal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.