El retorno a las salas
El cine es la actividad de ocio cultural con m¨¢s adeptos: el 54% de la poblaci¨®n espa?ola fue al menos una vez al cine en 2015
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?Ha llegado la remontada? ?O el cine espa?ol se sigue beneficiando solo de los impulsos de algunos t¨ªtulos taquilleros? ?El p¨²blico ha firmado la paz y vuelve a disfrutar de sus pel¨ªculas, o es solo el espejismo de los Ocho apellidos? A¨²n habr¨¢ que esperar a ver las cifras de 2016 para llegar a conclusiones, pero por ahora parece que los espectadores vuelven a los cines: la taquilla de los cines espa?oles durante el primer trimestre de 2016 alcanz¨® los 162,5 millones de euros (20,7% m¨¢s que en el mismo periodo de 2015). Y las pel¨ªculas espa?olas, por acotar el mercado, recaudaron ese trimestre 29,2 millones de euros, frente a los 14 millones de euros de esos tres meses de 2015: un crecimiento del 108,5%.
Suena bien, porque seg¨²n un estudio de FECE (la federaci¨®n que aglutina a los due?os de las salas), el cine es la actividad de ocio cultural con m¨¢s adeptos: el 54% de la poblaci¨®n espa?ola fue al menos una vez al cine en 2015 y los espectadores m¨¢s habituales son los j¨®venes con edades comprendidas entre 15 y 19 a?os (86,3%). Eventos como la Fiesta del Cine y el esfuerzo por crear ofertas atractivas para devolver a la gente a los patios de butacas est¨¢n creando nuevos clientes.
Para entender la debacle y resurrecci¨®n actual del cine en Espa?a, hay que echar un vistazo r¨¢pido al pasado, cuando quien mandaba en las salas eran sus due?os, los exhibidores. Pero Espa?a se dio al ladrillo, y por tanto a la construcci¨®n desaforada de centros comerciales. Y un mall sin multicine no es nada, as¨ª que cambi¨® la ley de la oferta y la demanda: los gerentes de salas necesitaban pel¨ªculas y a ser posible que el otro centro comercial cercano no las proyectara. De repente los distribuidores, en especial las majors de Hollywood, pudieron imponer sus t¨¦rminos, y en el reparto del dinero de las entradas creci¨® su porcentaje.
Cuando la crisis azot¨® las salas, y con la electricidad m¨¢s cara de Europa, los exhibidores aseguraron no poder bajar el precio de las entradas: no hab¨ªa de d¨®nde rascar, al menos en su lado. Puede que el cine no sea caro en comparaci¨®n con el resto de Europa, pero la sensaci¨®n que tienen los espa?oles es la contraria. Y las sensaciones se imponen a los hechos. Por otro lado, el p¨²blico mayoritario que asiste a los cines en todo el mundo se sit¨²a en una franja de edad de entre 18 y 24 a?os es la que lo piratea en Espa?a. Todav¨ªa no ha cuajado la conciencia de que cuando alguien se descarga una pel¨ªcula de forma ilegal quien lo sufre no es Hollywood sino la se?ora de limpieza que acaba en el paro tras cerrar la sala de cine. Porque s¨ª, los cines cierran: de 1.223 en 2002 (hab¨ªa un exceso, es cierto) se ha pasado a 710 en 2014. Sobre todo se clausuran los viejos cines con una sola, y a menudo enorme, sala, que no han digitalizado sus proyectores.
Y para remate de la tormenta perfecta, el IVA al 21% y el constante mensaje de ¡°qu¨¦ malos, corruptos y subvencionados son los del cine espa?ol¡±. La subvenci¨®n es rid¨ªcula, y vuelve multiplicada a las arcas del Estado. ?Corruptos? Visto lo visto, como en otros sectores, aunque uno desear¨ªa o¨ªr voces m¨¢s contundentes desde el sector en contra de los beneficiados por el fraude del taquillazo. El nuevo Gobierno tiene que entender que lo audiovisual deber¨ªa entrar ya en los planes educativos, y que el cine es un gran negocio. Las actuales exenciones fiscales vigentes tras la ¨²ltima reforma del PP de la Ley del Impuesto sobre Sociedades para los rodajes provocan la carcajada del resto de Europa. Ser¨ªa un primer paso. El siguiente, que el p¨²blico sea consciente de que s¨ª hay buen cine espa?ol. Y que merece la pena verlo.
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