El Supremo condena a una pareja que plane¨® matar a su jefe en una funeraria
Los empleados eran amantes y buscaron a un sicario, que les delat¨®
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de Jes¨²s Moreno Paz-Pi?uelas y Ana Bel¨¦n Elvira G¨®mez, a los que la Audiencia de Madrid atribuy¨® el a?o pasado el intento de asesinato del suegro de ¨¦l y due?o de la funeraria en la que los acusados, que eran amantes, trabajaban. El plan se frustr¨® porque la persona a la que hab¨ªan elegido como sicario se lo cont¨® a la Polic¨ªa.
El Supremo ha admitido parcialmente los recursos de los dos condenados y les ha rebajado la pena en un a?o por delito al aceptar que hubo un retraso excesivo en la tramitaci¨®n de la causa, que se inici¨® a principios de 2009. En el caso de la mujer, a la que la Audiencia conden¨® a 10 a?os, el alto tribunal la condena a ocho por dos delitos de proposici¨®n de asesinato, ya que en su caso se ha probado que no s¨®lo encarg¨® acabar con la vida del suegro de su amante, sino tambi¨¦n con la de otro compa?ero de trabajo, con quien manten¨ªa otra relaci¨®n afectiva. Por su parte, el hombre ha sido condenado a 5 a?os de prisi¨®n por un delito de proposici¨®n de asesinato, el de su suegro, un empresario que siembre le despreci¨® y que le oblig¨® a firmar la separaci¨®n de bienes antes de casarse con su hija.
Los jueces del alto tribunal consideran probado el relato de hechos que recoge la sentencia de la Audiencia de Madrid, seg¨²n la cual Ana Bel¨¦n (que tambi¨¦n estaba casada) y Jes¨²s planearon matar al due?o de la funeraria con el objetivo de que la esposa de ¨¦l recibiera su parte de la herencia, de la que ellos pensaban beneficiarse.
Seg¨²n la sentencia, para poner en marcha el plan, Ana Bel¨¦n contact¨® a finales de septiembre de 2008 con un conocido, con el que manten¨ªa "una fluida relaci¨®n con connotaciones sexuales" y del que pensaba que pod¨ªa tener contactos "con personas que pod¨ªan acabar con la vida de otros", explican los jueces. Esta persona, que acab¨® convertido en testigo protegido del caso, fue recopilando pruebas de las intenciones de los acusados que pasaban por matar no solo al due?o de la funeraria, Mariano L¨®pez, sino tambi¨¦n a otro empleado que, seg¨²n cont¨® Ana Bel¨¦n a su c¨®mplice y amante, le acosaba sexualmente. La investigaci¨®n acab¨® probando que manten¨ªa con ¨¦l otra relaci¨®n consentida y paralela a las que ten¨ªa con su marido, con Jes¨²s y con el denunciante del caso, sin que ninguno supiera de la existencia del otro.
El supuesto c¨®mplice que acab¨® siendo testigo puso un precio al encargo: 4.000 euros por cada crimen. 3.000 antes de cometerlo y 1.000, despu¨¦s. La pareja acept¨® y el acusado sac¨® esa cantidad de la cuenta de su mujer y se lo dio a su amante, que qued¨® en un bar de Alcal¨¢ de Henares con la persona que supuestamente contratar¨ªa a los sicarios. All¨ª le entreg¨® el dinero y tambi¨¦n fotos de los dos hombres a los que deb¨ªan matar, las llaves de la casa del due?o de la funeraria y sus horarios. Toda esa documentaci¨®n y la transferencia de dinero de una cuenta a otra se convirtieron en pruebas definitivas de los delitos.
La persona a la que la pareja contact¨® para que buscara a los sicarios les denunci¨® en la comisar¨ªa de Alcal¨¢ de Henares en enero de 2009. Durante el juicio, Ana Bel¨¦n responsabiliz¨® del plan al testigo protegido, pero el tribunal no le crey¨®. En la sentencia, los jueces de la Audiencia destacaron la "capacidad intelectual de manipulaci¨®n y fabulaci¨®n" de la mujer y advierten que sus relaciones simult¨¢neas son una muestra de su "evidente capacidad para urdir situaciones delicadas y secretas y, cuanto menos, complicadas de mantener de manera prolongada".
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