?Y si hay ¡®Brexit¡¯?

A solo una semana de las elecciones generales, los espa?oles siguen convencidos de que Reino Unido seguir¨¢ en la Uni¨®n Europea (64%), aunque esta percepci¨®n se ha reducido en nueve puntos porcentuales desde que las encuestas brit¨¢nicas de los ¨²ltimos d¨ªas comenzaron a apuntar como favorita a la escisi¨®n ¡ªlos ¨²ltimos datos otorgan una ventaja de hasta siete puntos¡ª. Las casas de apuestas, por su lado, han recortado de forma notable el margen de una victoria de la permanencia.

En Espa?a, el apoyo a la UE permanece en niveles muy elevados desde 1986. El porcentaje de ciudadanos que piensa que la integraci¨®n conlleva beneficios netos se incrementa casi todos los a?os frente a los que afirman lo contrario. Mientras, la percepci¨®n brit¨¢nica sobre los beneficios de la pertenencia a la UE ha ido en sentido contrario, especialmente desde 1992. ?A qu¨¦ se debe?

En el caso de Reino Unido, no es casualidad que este giro negativo de opini¨®n se produjera en 1992. En ese convulso a?o se firma el Tratado de Maastricht, emergiendo la UE como tal. M¨¢s importante a¨²n para el orgullo brit¨¢nico, el especulador George Soros gana una batalla abierta apostando contra la libra al mismo Banco de Inglaterra. El resultado es bien conocido: la salida de la libra del Sistema Monetario Europeo. Se abandona la especulaci¨®n sobre la presencia de Reino Unido en la formaci¨®n de la moneda ¨²nica y los brit¨¢nicos definen su nuevo statu quo: fuera del euro, pero inmersos en el entramado institucional comunitario. Sin embargo, las demandas de mayor calado del ciudadano brit¨¢nico no quedaron cubiertas con esta negociaci¨®n. Tras la victoria de Cameron queda servido el prometido plebiscito, casi a imagen y semejanza del ya celebrado en 1975.

Pero espa?oles e ingleses no solo divergen en la valoraci¨®n de la situaci¨®n de los pa¨ªses dentro del entramado econ¨®mico-institucional europeo. Un an¨¢lisis m¨¢s profundo de los sentimientos identitarios de los ciudadanos de ambos pa¨ªses, ampl¨ªa incluso m¨¢s estas diferencias. Mientras casi un 60% de los espa?oles definen como compatibles y coexistentes sus identidades nacional y europea, solo un 30% de los brit¨¢nicos manifiesta sentir esta dualidad identitaria (el 60% se define como exclusivamente brit¨¢nico).

En Reino Unido, los partidarios de quedarse en la Uni¨®n Europea han hecho ¨¦nfasis en los argumentos econ¨®micos. Por otro lado, los partidarios de la salida apelan a argumentos de corte m¨¢s visceral. Desde esta ¨®ptica, el refer¨¦ndum se plantea como un merecido golpe al establishment: no importan los costes asociados, importa el gesto.

Lo cierto es que los da?os directos y colaterales del Brexit no se pueden calcular con exactitud. Las posibles consecuencias para Espa?a, a¨²n menos. La ciudadan¨ªa espa?ola, sin embargo, tiene una opini¨®n clara: no ser¨ªan positivas. Un 79% de los espa?oles sigue pensando que las consecuencias econ¨®micas para la UE ser¨ªan muy negativas y un porcentaje similar piensa que tambi¨¦n ser¨ªa devastador para Espa?a.

Si los espa?oles pudieran votar en las elecciones, lo tendr¨ªan muy claro: no habr¨ªa Brexit. Cerca de un 80% votar¨ªa permanecer en la UE. La opini¨®n entre la ciudadan¨ªa espa?ola es bastante homog¨¦nea y apenas se observan diferencias entre los electorados de los cuatro principales partidos. Este elevado grado de consenso, al margen de la ideolog¨ªa, revela, al menos de momento, que la sociedad espa?ola no presenta preocupaci¨®n por el Brexit sino m¨¢s bien cierto optimismo.

Quiz¨¢ el ciudadano espa?ol no ande tan desencaminado con ese optimismo. Un an¨¢lisis de los referendos celebrados desde 1975 en las Islas Brit¨¢nicas muestra un comportamiento electoral recurrente: el giro de ¨²ltima hora hacia un voto pro statu quo. Este momento se parece a las fechas previas a la consulta por la independencia de Escocia de 2014. Al principio, las encuestas daban favorito al no a la independencia, luego se ajustaron y finamente gan¨® holgadamente el no.

Existe una inexplorada derivada del refer¨¦ndum ingl¨¦s que podr¨ªa vincular las consecuencias del Brexit m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito econ¨®mico. De producirse la salida, los expertos coinciden en que habr¨ªa de celebrarse un nuevo refer¨¦ndum de salida en Escocia. Otro refer¨¦ndum de incierto resultado que abrir¨ªa complejos escenarios que, sin duda, tensar¨ªan todav¨ªa m¨¢s la debilitada cohesi¨®n del proyecto europeo. Ir¨®nicamente, el propio Soros, art¨ªfice de la expulsi¨®n del sistema monetario europeo, es hoy uno de los principales defensores de la permanencia de Reino Unido en la UE. La semana pasada declaraba al Financial Times: ¡°Si Reino Unido sale de la UE, podr¨ªa alentar a otros pa¨ªses a seguir su ejemplo¡±. Es posible que este sea tambi¨¦n el temor latente de los espa?oles.

Silvia Bravo y Marcos Sanz Mart¨ªn-Bustamante son analistas de Metroscopia. Carlos M¨¦ndez es investigador de la Strathclyde University de Glasgow.