Del dilema al trilema

Nunca, en su m¨¢s que centenaria historia, se ha visto el PSOE ante un dilema tan endiablado como el que habr¨¢ de afrontar desde a madrugada del 27-J. Y eso que ha atravesado circunstancias bien complejas: alianzas con republicanos, frente popular, Gobiernos de amplia coalici¨®n. El ¨²nico antecedente de negociaci¨®n con fuerzas pol¨ªticas de derecha ocurri¨® en el exilio, pero no fue con vistas a la formaci¨®n de un Gobierno sino a pactar un proceso de transici¨®n. Nada que ver, en todo caso, con el dilema que le espera: facilitar la investidura de un Gobierno de la derecha de toda la vida o formar un Gobierno de coalici¨®n, quiz¨¢ en posici¨®n subalterna, con una formaci¨®n pol¨ªtica que se encuentra en alg¨²n punto de la transici¨®n de movimiento de agitaci¨®n desde la televisi¨®n y en el ciberespacio a partido pol¨ªtico todav¨ªa necesitado de dos o tres hervores hasta decantar si finalmente es peronista, socialdem¨®crata, populista, comunista, de izquierda, joseantoniano, anticapitalista, antisistema, antiEuropa, contrapoder o, como en su origen, una ¡°voluntad destituyente¡±.

Facilitar la formaci¨®n de un Gobierno no es lo mismo que presidirlo. Ser¨¢, en el caso de que mire hacia su derecha, abstenerse a cambio de varias condiciones, firmes y pactadas con quienes vayan a formarlo ¡ªPP y Ciudadanos, seguramente¡ª. Y, si mira hacia la izquierda, todo depender¨¢ de qui¨¦n en ese campo obtenga m¨¢s esca?os. Si es Podemos, entonces el destino del PSOE ser¨¢ una progresiva irrelevancia hasta reducirse a una confluencia m¨¢s, estilo IU; si es el mismo PSOE, entonces tendr¨¢ que apechar con un aliado convertido en incansable mosca cojonera ¡ªni har¨¢ ni dejar¨¢ hacer¡ª, a no ser que el Gobierno se reparta en parcelas aut¨®nomas, cada cual haciendo y deshaciendo en la suya sin interferencias del coligado. Un desastre, como lo fue para el PSC el tripartito catal¨¢n.

Claro que tambi¨¦n podr¨ªa convertir el dilema en trilema: tomar la iniciativa, volver al pacto con Ciudadanos y forzar al PP a la abstenci¨®n o a aceptar un Gobierno presidido por el partido minoritario, bien amarrado un programa de reformas. Quiz¨¢, no durar¨ªa toda la legislatura, pero al menos podr¨ªamos respirar dos a?os sin elecciones cada seis meses.