El hombre cuyo voto puede valer un Gobierno
El diputado de Nueva Canarias podr¨ªa hacer presidente a Rajoy y permitir al PSOE votar en contra
El disputado voto del se?or Quevedo puede convertirse en una soluci¨®n providencial al psicodrama de la investidura. No solo haciendo presidente a Mariano Rajoy, sino permitiendo al PSOE conservar su rechazo al l¨ªder popular.
La extra?a proeza se explica porque el diputado Pedro Quevedo, l¨ªder de Nueva Canarias, est¨¢ y no est¨¢ con el PSOE. Compartieron coalici¨®n en la circunscripci¨®n de Las Palmas de Gran Canaria, pero el acuerdo se desvanece en cuanto se produzca la constituci¨®n de las C¨¢maras. Y no por rec¨ªproca animadversi¨®n, sino porque el reglamento conduce a Quevedo al limbo heterodoxo del Grupo Mixto.
Una vez all¨ª, el l¨ªder nacionalista canario puede destinar su voto donde considere conveniente. Y puede echarle una mano a Pedro S¨¢nchez... votando a favor del PP o absteni¨¦ndose. Quiere decirse que la aparente deslealtad podr¨ªa convenir a los socialistas, porque el preciad¨ªsimo sufragio de Quevedo en beneficio impl¨ªcito o expl¨ªcito de Rajoy permitir¨ªa al PSOE renegar del l¨ªder popular sin exponer la patria a una par¨¢lisis institucional ni atribuirse el embarazoso sambenito del obstruccionismo.
Cuesti¨®n de cinismo, cuesti¨®n de aritm¨¦tica. Y cuesti¨®n de equilibrismo en la carrera de San Jer¨®nimo: tan ajustadas est¨¢n las cosas en el fiel de los 350 diputados que el movimiento enf¨¢tico de una sola se?or¨ªa puede resolver el misterio de la investidura, aunque semejante escenario requiere el cumplimiento de algunos requisitos.
El primero consiste en que el PP obtenga la adhesi¨®n de Ciudadanos (137+32=169). El segundo implica el apoyo del PNV (169+5=174). Y el tercero presupone el apoyo de Ana Oramas como lideresa de Coalici¨®n Canaria. El c¨®mputo ascender¨ªa exactamente a 175 diputados, de tal manera que uno m¨¢s supondr¨ªa la mayor¨ªa absoluta de la investidura.
Y ah¨ª es donde aparece Pedro Quevedo con un poder sobrevenido y hasta desproporcionado. Bastar¨ªa levantar el pulgar hacia arriba. O ser¨ªa suficiente excusarse para ir al dentista. O valdr¨ªa el desenlace de un voto en blanco. Rajoy ser¨ªa presidente, porque tendr¨ªa m¨¢s votos a favor que en contra. Y S¨¢nchez podr¨ªa recrearse con vehemencia en el rechazo a la investidura.
Se explicar¨ªa as¨ª la filigrana providencial de Quevedo. Una "traici¨®n" pactada con el PSOE menos inocua de lo que parece. Sobre todo porque el l¨ªder de Nueva Canarias, nacionalista y de izquierdas, deber¨ªa retratarse en el mismo lado de su rival territorial ¡ªCoalici¨®n Canaria¡ª y habr¨ªa de explicar a sus votantes los motivos por los que ha "convertido" presidente a Mariano Rajoy despu¨¦s de haberlo criticado sistem¨¢ticamente y de haberle reprochado el abandono sistem¨¢tico de Canarias.
Quevedo se reconoce abrumado por las presiones. Le sobrepasa la hip¨®tesis de arraigar a Rajoy en La Moncloa, pero tambi¨¦n admit¨ªa este mismo lunes que est¨¢ dispuesto "a desempe?ar un papel ¨²til al Partido Socialista".
Y no solo. Sus discrepancias pol¨ªticas e ideol¨®gicas hacia los populares no contradicen el precio que puede sacarle al PP a cambio de su apoyo o de su silencio. Un plan de infraestructuras y un compromiso de energ¨ªas renovables desempe?ar¨ªan un argumento de evidente corpulencia para serenar la congoja de sus inquietas bases.
?Problemas? No son pocos ni peque?os. El primero consiste en la dificultad extrema que acarrea no tanto un consenso entre Ciudadanos y el PP como un pacto de ambos con PNV, probadas como est¨¢n las discrepancias entre Albert Rivera y los nacionalistas vascos a prop¨®sito de los privilegios fiscales y del remoto refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n.
El segundo concierne a la irresponsabilidad en que incurrir¨ªa el PSOE si hace depositar en la espalda de Quevedo una decisi¨®n pol¨ªtica de enorme gravedad y envergadura. Est¨¢n llamados los socialistas a retratarse o no en la abstenci¨®n, pero eludir la cuesti¨®n refugi¨¢ndose en el supervoto del aliado canario suscita una frivolidad pol¨ªtica que aspira a ama?ar la verdadera posici¨®n.
"Me mantendr¨¦ leal"
Quevedo se reconoce a EL PA?S ¡°sobrepasado y hasta abrumado¡± por el papel que se le pretende atribuir. Se declara bastante esc¨¦ptico con la hip¨®tesis de la carambola PP-PSOE. Y recuerda que su compromiso ¡°siempre ha pasado por mantener en pie la alianza con los socialistas¡±, insistiendo en que la posici¨®n de Nueva Canarias estar¨¢ sincronizada con el PSOE.
¡°Mi compromiso era votar por la investidura de Pedro S¨¢nchez, no por la de Mariano Rajoy. Si el escenario ha cambiado y hay nuevas reglas, las m¨ªas pasan por mantenerme leal al Partido Socialista¡±, afirma. Y es donde la lealtad asume un papel ambiguo. Quevedo es el diputado 85 de los socialistas. El ¨²nico que proviene de otro partido. Y el m¨¢s expuesto a hacer historia con una maniobra de billar.
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