Rezos en ¡®streaming¡¯, donuts y d¨¢tiles: as¨ª se vive el Ramad¨¢n en Espa?a
Este mi¨¦rcoles acaba el Ramad¨¢n para casi dos millones de musulmanes en Espa?a
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
Hay una noche m¨¢gica en el Ramad¨¢n, pero ning¨²n musulm¨¢n sabe cu¨¢l es. Es el gran misterio del mes sagrado de ayuno que concluye este mi¨¦rcoles para 1,9 millones de personas en Espa?a, que han vivido la llamada Lailat-ul Qadr, o "noche del decreto", sin saberlo. Seg¨²n el Cor¨¢n, los rezos pronunciados esa jornada equivalen a mil meses de oraci¨®n. Los hadices (narraciones transmitidas por intermediarios) insin¨²an que podr¨ªa ubicarse en las ¨²ltimas 10 noches impares, pero no est¨¢ claro. "Por si acaso, los musulmanes nos afanamos m¨¢s en cumplir con los preceptos del Ramad¨¢n esos ¨²ltimos d¨ªas. Sirve para compensar si has fallado en algo durante el mes", reconoce Ismael. "Solo tenemos indicios, pistas de cu¨¢ndo puede ser. Esa noche es un poco m¨¢s fr¨ªa, te sientes m¨¢s cercano a Dios y por la ma?ana el sol calienta m¨¢s", explica. El pasado a?o cree que acert¨®. No revelar sus sospechas es parte de la m¨ªstica.
Naci¨® en Getafe, tiene 21 a?os y lleva desde los nueve celebrando el Ramad¨¢n. Aunque los ni?os est¨¢n exentos, ¨¦l insisti¨® en iniciarse y contradecir a sus padres, de origen marroqu¨ª. "De peque?o siempre quieres ser mayor, hacer lo mismo que ellos, as¨ª que me empe?¨¦", justifica. En aquella ocasi¨®n coincidi¨® con las vacaciones de Navidad y fue sencillo sobrellevarlo. Sin embargo, reconoce que este a?o ha sido especialmente duro, por la coincidencia del ciclo lunar ¡ªque establece las fechas exactas seg¨²n el calendario musulm¨¢n¡ª con el per¨ªodo estival.

"Eso incrementa las horas que ayunamos. Aguantamos pr¨¢cticamente 17 horas y media sin comer ni beber. Si trabajas, en general este mes tampoco duermes. El ¨²ltimo rezo de la noche acaba pasadas las 12, y no llegas a casa hasta una hora despu¨¦s. Tienes que levantarte a las 4 para el primer rezo del alba, as¨ª que casi no te compensa volver a la cama", precisa. En el interior de la mezquita del Al Sunna de Fuenlabrada, un cartel luminoso informa de los horarios exactos de los cinco rezos y de la temperatura exterior: 35 grados. La siguiente oraci¨®n, el Magrib (puesta de sol), ser¨¢ a las 21:47 y dar¨¢ paso a la ruptura el ayuno con la celebraci¨®n del iftar, la comida nocturna.
"Como te quedes hasta esa hora, igual te asustas de c¨®mo se pone esto", avisa El Hichou Hasnahi Mohamed, uno de los fundadores del centro isl¨¢mico. Ubicado en un pol¨ªgono industrial de Fuenlabrada (Madrid), sus instalaciones ocupan la mayor¨ªa de naves a ambos extremos de la calzada principal, donde han instalado una hilera de mesas de varios metros, para todos los fieles que acudir¨¢n a celebrar el fin del ayuno en comunidad. Sobre la mesa, d¨¢tiles, leche y botellas de agua. Un frugal aperitivo para despertar al est¨®mago antes de la comida copiosa, que se celebra en un comedor interior con capacidad para unas trescientas personas. Solo los hombres preparan las raciones. La mezquita costea el men¨² ¡ªhoy toca ocra guisada con ternera y tomate y Harira, la sopa marroqu¨ª tradicional del Ramad¨¢n¡ª para quien llegue, musulm¨¢n o no. "A m¨ª me gusta m¨¢s celebrar el iftar en casa, soy casero, pero de vez en cuando vengo aqu¨ª para echar una mano", detalla Ismael. Seg¨²n dicen, estos d¨ªas se nota especialmente la afluencia de gente sin recursos.

Unos metros m¨¢s abajo, en otra de las naves del complejo, empiezan a llegar las mujeres. Saludan a varios hombres apostados en la puerta de la nave colindante, que ocupa curiosamente un centro evang¨¦lico. Vienen cargadas con tupper y grandes fuentes cubiertas con papel albal. Anissa, una administrativa de 28 a?os, trae en brazos a Omar, su hijo de a?o y medio. "Tengo otro mayor, que est¨¢ cuidando mi madre. Cuando puedo dejo la comida preparada en casa y me escapo a hacer el iftar con las chicas", confiesa. Son un grupo de unas quince mujeres, donde prima la heterogeneidad: con hiyab, sin ¨¦l, solteras, casadas y estudiantes. Todas han nacido en Espa?a, y sus padres proceden de diferentes zonas de Marruecos. Estudiaron en colegios p¨²blicos espa?oles y se conocieron en este centro isl¨¢mico, los fines de semana aprendiendo ¨¢rabe. Tienen un grupo de WhatsApp para organizar los d¨ªas que vendr¨¢n aqu¨ª ¡ªuna o dos veces a la semana¡ª y qu¨¦ cocinar¨¢ cada una. Sandra viene desde Navalcarnero y hoy es su primer d¨ªa de ayuno. No es musulmana, pero se siente atra¨ªda por la religi¨®n y la cultura, despu¨¦s de a?os relacion¨¢ndose con gente marroqu¨ª. Dice que est¨¢ probando, pero no baraja convertirse al islam en el corto plazo. "Vengo a vivir la experiencia y a cenar con ellas. Me gusta el ambiente", explica.
F¨¢tima tiene 19 a?os y lleva la voz cantante de la intendencia. Tambi¨¦n del grupo de WhatsApp. "A veces me tengo que poner firme porque esto es como un gallinero", r¨ªe. Lo que m¨¢s le cuesta del ayuno es prescindir del agua, especialmente con el sofocante junio madrile?o. Estudia Filolog¨ªa Hisp¨¢nica y ¨¢rabe en la Universidad Complutense, y este Ramad¨¢n coincide con sus ex¨¢menes finales. En Espa?a, los Acuerdos de Cooperaci¨®n de 1992 establecieron que la festividad del Eid al-Fitr (fin del mes sagrado) dispensaba a los alumnos musulmanes de la asistencia a clase y de la celebraci¨®n de ex¨¢menes. Ella reconoce que nunca le ha hecho falta. "Soy como una culebrilla", dice, siempre fren¨¦tica. Estira las horas y consigue coordinar tambi¨¦n programas de recogida de alimentos y ropa para gente necesitada.
El azaque (o limosna) es el tercer pilar del islam, y este mes las asociaciones redoblan esfuerzos para cumplirlo. "A m¨ª me ha tocado repartir a familias necesitadas de la zona de Fuenlabrada y de Gri?¨®n. Recogemos la comida con nuestros coches y aqu¨ª vemos c¨®mo lo repartimos. El Ramad¨¢n no es solamente ayuno y rezo", explica. Sus compa?eros de la universidad llevan con sorpresa su religi¨®n, algo que achaca a su cabeza descubierta: "Como me ven sin velo piensan que no tengo fe, y me preguntan si de verdad no como ni bebo en todo el d¨ªa. Es gracioso, hacen muchas preguntas. Hacen tres d¨ªas me dijeron que si el ayuno era solo para pecadores", cuenta.
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La mesa de las mujeres es una verbena de combinaciones de alimentos, mucho menos tradicional que el comedor masculino. Adem¨¢s de los cuencos de Harira, sobre la mesa hay tortilla de patatas, dulces marroqu¨ªes, tartaletas de queso, s¨¢ndwiches de Rodilla y una fuente de Dunkin Donuts. D¨¢tiles, zumos envasados, leche y melocotones. Llegan las 9:47 sin que ninguna se percate, inmersas en una docena de conversaciones simult¨¢neas. "?Pero ya es la hora?", pregunta una de ellas, se?alando a una compa?era que ya ha empezado a dar cuenta de un rollito de pollo. "?Hace un mont¨®n!", le replica, con la boca llena. Estallan en risas y la m¨¢s mayor pronuncia una la du'a (s¨²plica) en ¨¢rabe, casi ininteligible en el alboroto: "?Ea, a comer se ha dicho!", remata.
Espa?oles, j¨®venes y musulmanes
Cuando el almu¨¦dano pronuncia el adhan (llamada a la oraci¨®n) efectivamente, la calle asusta. Los coches bloquean las entradas de acceso a la mezquita, y contin¨²a la afluencia de fieles a trav¨¦s del pol¨ªgono. Los hombres son mayor¨ªa, y van entrando al rezo colectivo que dirigir¨¢ el im¨¢n. Las mujeres a¨²n permanecen en el comedor, terminando el iftar y haci¨¦ndose selfies en un ambiente exento de solemnidad.
Seg¨²n explica El Hichou Hasnahi Mohamed, en la mezquita, en tiempo de Ramad¨¢n, es mayor la presencia masculina. Estima que los d¨ªas de m¨¢s flujo, llegan a reunirse 1.800 personas. Hombres y mujeres rezan en dependencias separadas pero "no marginadas", matiza Ismael. Adem¨¢s, otros muchos musulmanes siguen la oraci¨®n desde sus casas, gracias a un servicio de streaming que instalaron hace varios a?os. Despu¨¦s, lo cuelgan en internet. Mohamed se?ala orgulloso la c¨¢mara que retransmite el serm¨®n a toda la red y el router que reposa sobre una pila de coranes.
F¨¢tima e Ismael pertenecen a la Asociaci¨®n de J¨®venes musulmanes espa?ola, con sede en la misma localidad. Participan en campamentos, talleres y todo tipo de actividades que, seg¨²n dicen, tratan de acercar el islam a la sociedad espa?ola sea cual sea su credo. Consideran que su religi¨®n es frecuente diana de malinterpretaciones e injustas im¨¢genes negativas, pero hablan de ello sin rabia. Les preocupa el incremento de actos de islamofobia, aunque aseguran no haber sufrido ninguno. Se sienten espa?oles, y en su entorno de amistades explican que hay un di¨¢logo interreligioso. Ismael defiende su fe porque la ha escogido, no heredado. "Aunque yo fui criado en el islam, hubo un momento en que abr¨ª un par¨¦ntesis en mi vida de varios meses y casi roc¨¦ el ate¨ªsmo", recuerda. Estudi¨® la historia de las religiones, el cristianismo, el juda¨ªsmo y por ¨²ltimo el islam porque "era la que m¨¢s cre¨ªa conocer, pero no era as¨ª". Sit¨²a la asignatura de Filosof¨ªa de segundo de bachillerato como el detonante de sus dudas. Incluso, fue a la iglesia con sus amigos cristianos y estuvo confuso un tiempo.
"Al final llegu¨¦ a un momento de reencuentro con el islam. Lo hice despu¨¦s de estudiar, de informarme. Creo que hay una gran diferencia entre eso y heredar una creencia", opina. "Ahora entiendo el Ramad¨¢n m¨¢s all¨¢ del ayuno, no es solo privarse de comer y de beber", contin¨²a. Se atropella al hablar del proceso ¨ªntimo y espiritual de estos treinta d¨ªas. Teme que suene "ficticio, o impostado". A cambio, apela a sus conocimientos como estudiante de Nutrici¨®n y diet¨¦tica, y empleado de un complejo deportivo. "Adem¨¢s, el ayuno es una cosa muy positiva. Todo el mundo deber¨ªa ayunar uno, o incluso dos d¨ªas a la semana. Est¨¢ demostrado. Hace poco le preguntaron a Jean-Claude Van Damme en Dubai c¨®mo manten¨ªa su f¨ªsico, y ¨¦l dijo que estaba todo en el Cor¨¢n, con hacer coincidir las comidas con los cinco rezos del d¨ªa, y ayunar", remata.
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