Una necesaria cura de humildad
Todos hemos cometido el error de pensar que en alg¨²n momento Rajoy dejar¨ªa de ser Rajoy
Ser¨ªa necesario que todos enton¨¢ramos un mea culpapor haber cometido el error de pensar que en alg¨²n momento Rajoy dejar¨ªa de ser Rajoy.
Nos hubiera ahorrado mucha especulaci¨®n est¨¦ril rescatar las palabras del candidato del PP la noche del 22 de enero, cuando explic¨® por qu¨¦ hab¨ªa rechazado el ofrecimiento del Rey: ¡°Mantengo mi candidatura a la presidencia del Gobierno, pero todav¨ªa no tengo los apoyos para someterme a la investidura¡±.
Cuando este jueves acuda a su encuentro con el Monarca, la situaci¨®n ser¨¢ exactamente la misma. Y se demostrar¨¢ un error ese convencimiento generalizado de que esta vez s¨ª, de que esta vez era imposible que el l¨ªder del PP volviera a negarse y a colocar al Rey y a las instituciones en un callej¨®n sin salida. O que desde una posici¨®n electoral reforzada se hab¨ªan reafirmado sus posibilidades de culminar con ¨¦xito el intento. O incluso que, en esta ocasi¨®n, la idea de una alternativa a su candidatura se hab¨ªa desvanecido y no hab¨ªa otra opci¨®n que ir a otras elecciones, algo que ning¨²n partido quer¨ªa.
Y, sin embargo, Rajoy ha malgastado de nuevo un mes con la esperanza de que sus problemas se los resolvieran otros. Como lleva ya unos cuantos a?os acumulados en la pol¨ªtica, es evidente que su lectura del escenario fue desde el primer momento la que muchos manejaban: no pod¨ªa contar con el voto a favor del PSOE ¡ªqui¨¦n sabe si m¨¢s adelante con su abstenci¨®n¡ª, y ten¨ªa que esforzarse por lograr un bloque s¨®lido que solo pod¨ªa pasar por su alianza con Ciudadanos (en un principio se a?adi¨® a la suma a Coalici¨®n Canaria e incluso al PNV). Es decir, su objetivo principal, desde el primer minuto, deb¨ªa ser conquistar la voluntad de Albert Rivera.
No lo ten¨ªa f¨¢cil. Hab¨ªa despreciado a Ciudadanos por irrelevante durante toda la campa?a. Sigui¨® incluso en esa l¨ªnea despu¨¦s del 26-J, cuando no se cans¨® de repetir que lo ¨²nico que le interesaba era el apoyo o la abstenci¨®n de los socialistas. ?Podr¨ªa haber hecho algo m¨¢s? Era complicado, porque el partido de Rivera es cu?a de la misma madera que el PP y entregarse a un pacto les podr¨ªa acabar diluyendo. Hab¨ªan firmado adem¨¢s, en los meses previos, un acuerdo con el PSOE que establec¨ªa el l¨ªmite claro de sus exigencias y era una enmienda a la totalidad a las pol¨ªticas de los cuatro a?os anteriores. Y finalmente, con su aparente gesto de generosidad ¡ªuna ¡°abstenci¨®n t¨¦cnica¡± en segunda votaci¨®n¡ª, Ciudadanos se atrincher¨® en una posici¨®n que ha reafirmado hasta el ¨²ltimo minuto.
Rajoy podr¨ªa haber ofrecido 5, 10, 15 propuestas concretas en asuntos de los que Rivera ha hecho bandera. Opt¨®, sin embargo, por enviar un resumen vago de su programa electoral y esperar que su interlocutor accediera a negociar. No se le pas¨® por la cabeza que ese movimiento acabara siendo interpretado m¨¢s como una provocaci¨®n que como un gesto de acercamiento.
Ahora toca empezar de cero, pero con la necesidad de ofrecer una cura de humildad que resta?e heridas y equilibre las posiciones: bien someti¨¦ndose a una primera investidura fallida ¡ªpoco probable¡ª, bien reconociendo de nuevo que no est¨¢ en condiciones de presentarse porque sigue habiendo m¨¢s diputados en su contra que a su favor.
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