El ¨¢rea quemada hasta ahora es la menor en 10 a?os

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M¨¢s de 30 grados de temperatura, vientos de m¨¢s de 30 kil¨®metros a la hora y menos del 30% de humedad. Es la ecuaci¨®n que eleva al m¨¢ximo el riesgo de incendios. Sin embargo, Espa?a vive un verano con continuos episodios con estas caracter¨ªsticas clim¨¢ticas y la superficie forestal quemada es un 75% inferior a la media de la d¨¦cada. Los servicios contraincendios miran con mucha prudencia las cifras.

La mayor cat¨¢strofe forestal de Espa?a son los incendios. En un a?o normal, a mediados de julio ya deber¨ªan haber ardido 43.000 hect¨¢reas, seg¨²n las estad¨ªsticas del Ministerio de Agricultura sobre la superficie afectada desde 2006.

Este verano, hasta ahora y salvo por el incendio de Castell¨®n, que ha arrasado 1.400 hect¨¢reas, la incidencia de los fuegos es extraordinariamente anormal. Nunca en toda la d¨¦cada se hab¨ªa atravesado la frontera temporal de mediados de julio con 11.000 hect¨¢reas afectadas. Hace cuatro a?os, por estas fechas hab¨ªan ardido 137.840. El mejor de los a?os (2007) se lleg¨® a mediados de julio con 13.547 hect¨¢reas quemadas.

Francisco Senra, t¨¦cnico y analista del centro operativo regional del Infoca (el dispositivo andaluz contra los incendios forestales) explica que a la ecuaci¨®n b¨¢sica del 30-30-30 para elevar el riesgo de incendios le faltan variables. La orograf¨ªa del terreno donde comienza el fuego o la vegetaci¨®n disponible y su estado de estr¨¦s h¨ªdrico son determinantes. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta la incidencia del cambio clim¨¢tico o el abandono del medio rural.

¡°En el incendio de Co¨ªn (M¨¢laga) en 2012, la mayor parte ardi¨® en las primeras cuatro horas. En Castell¨®n, dos tercios de la superficie afectada ardieron en dos horas. Hay menos incendios, pero los que se hacen grandes [los que superan las 500 hect¨¢reas], son cada vez m¨¢s destructivos¡±.

Senra atribuye la situaci¨®n actual a las lluvias de las tormentas de principios de verano, que redujeron el estr¨¦s h¨ªdrico en algunas zonas, al ¡°contundente despacho de medios¡±, a la actuaci¨®n profesional de los servicios contra el fuego y tambi¨¦n a la labor de los ciudadanos, que en cuanto ven una columna de humo lo comparten por redes sociales y permiten una intervenci¨®n inmediata. ¡°Nos llegan fotograf¨ªas y v¨ªdeos de incendios al mismo tiempo o antes que con los medios propios¡±, comenta satisfecho.

Lo peor puede llegar

Pero este especialista se resiste a considerar que la evoluci¨®n hasta ahora vaya a mantenerse, aunque cada hoja del verano que arranca del calendario es un logro. ¡°Algunos incendios no se producen durante los episodios de calor, sino cuando estos han creado las condiciones necesarias y se registra una sola variable.

Es el caso del incendio de Riotinto (Huelva) en 2004, que cost¨® la vida a dos personas y arras¨® 34.000 hect¨¢reas. Se registr¨® entre el 27 de julio y el cuatro de agosto tras una ola de calor. La sequedad de la masa vegetal que origin¨® y un fuerte viento convirti¨® el fuego en el peor de los registrados en Espa?a.

¡°Lo peor viene despu¨¦s de una ola de calor¡±, advierte Senra para explicar que todo el operativo se encuentra en m¨¢xima alerta. ¡°Cada gestor conoce el entorno y establece las pautas espec¨ªficas a cada situaci¨®n¡±, comenta.

Adem¨¢s, las condiciones clim¨¢ticas durante un incendio no son tan relevantes, puesto que el fuego genera su propio clima. ¡°En un incendio se genera un n¨²cleo de bajas presiones. Es como si fuera una tormenta propia¡±.

De esta forma, a pesar del buen balance provisional, los t¨¦cnicos advierten de que lo peor puede estar por llegar. Sus previsiones son que la situaci¨®n de alto riesgo se prolongar¨¢ este a?o hasta octubre. Al menos queda un consuelo: julio casi ha pasado.