El valor de lo sensible
El homenaje a Juan Mari J¨¢uregui, asesinado el a?o 2000 por ETA, con la presencia de su victimario constituye una alegor¨ªa a la convivencia en Euskadi
La ¡°siempre viva¡± es un s¨ªmbolo floral con l¨ªneas negras y fondo verde que cre¨® la Direcci¨®n de Atenci¨®n a V¨ªctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco cuando Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari J¨¢uregui, estaba al frente de ella.
Desde entonces, una peque?a placa con la siempre viva acompa?a a los monumentos que recuerdan a los asesinados por ETA en las plazas de Euskadi.
El 29 de julio de 2016, la siempre viva, prend¨ªa de las solapas en forma de pin de varios de los asistentes que homenajeaban a Juan Mari J¨¢uregui, gobernador civil de Guipuzkoa entre 1994 y 1996, asesinado por el comando Buruntza de ETA hace diecis¨¦is a?os en la cafeter¨ªa del restaurante El Front¨®n de Tolosa.
Uno de ellos la llevaba sobre un fondo de camisa azul a?il. Era Ibon Etxezarreta, miembro del comando que mat¨® a Juan Mari y que asist¨ªa por segunda vez en tres a?os al homenaje que la familia y amigos le realizan cada 29 de julio.
Ibon sosten¨ªa un ramo con 16 rosas que despu¨¦s depositar¨ªa sobre el monumento que recuerda a Juan Mari. Este a?o eran quince rosas rojas y una blanca, con las que repet¨ªa el patr¨®n de su primera visita en julio de 2014. Quince rosas rojas por cada uno de los a?os que ha faltado y una blanca, que simboliza que, desde hace tres a?os, todo ha cambiado. Ahora ¨¦l tambi¨¦n recuerda a Juan Mari y rinde homenaje a su memoria.
Ibon Etxezarreta hab¨ªa solicitado permiso penitenciario para poder asistir a los actos que con emoci¨®n y, sobre todo, alegr¨ªa preparan cada a?o los que quisieron a Juan Mari.
Y all¨ª estaba el viernes, en Legorreta (Guipuzkoa), a las 12 del mediod¨ªa, acompa?ado de Txema Urkijo -uno de los impulsores del programa de encuentros restaurativos que tuvo lugar en la c¨¢rcel de Nanclares de la Oca (?lava) en 2011, a partir de un programa de mediaci¨®n y gracias al cual se conocieron tiempo despu¨¦s Maixabel e Ibon- y junto a algunos miembros de lo que fuera Gesto por la Paz.
Bajo un sol espl¨¦ndido, que iluminaba el azul del cielo y el verde de los montes que rodean Legorreta, en un d¨ªa "que ni hecho de encargo" que dir¨ªa Maixabel, Ibon escuchaba con una mirada firme y de profundo respeto las palabras primero en euskera y despu¨¦s en castellano que pronunciaron Jos¨¦ Mari Villanueva e Ignacio Latierro en recuerdo de su amigo y compa?ero, asesinado por el comando al que perteneci¨® diecis¨¦is a?os antes.
Lo que estaba ocurriendo la ma?ana del viernes en Legorreta era una gran alegor¨ªa a la convivencia en Euskadi en este tiempo de ausencia de violencia por parte de ETA.
En un lado de la plaza, Maixabel Lasa presidiendo el homenaje junto a dos de los m¨¢s de sesenta amigos de Juan Mari que all¨ª se reun¨ªan. Al otro lado, Ibon Etxezarreta, con su ramo de rosas rojas y blanca. A ambos les separaba el monumento dedicado a Juan Mari, dos puentes separados por un peque?o r¨ªo que se juntan al final, "un s¨ªmbolo de lo que fue la vida de Juan Mari, que siempre intent¨® tender puentes entre los que pensaban como ¨¦l y los que pensaban distinto", se?ala Maixabel.
La met¨¢fora del monumento que recuerda a Juan Mari J¨¢uregui estaba ocurriendo en presente en Legorreta en el d¨¦cimo sexto aniversario de su asesinato gracias a la grand¨ªsima capacidad de empat¨ªa de Maixabel y a la reflexi¨®n que ha realizado Ibon durante estos a?os en la c¨¢rcel.
Es tambi¨¦n un s¨ªmbolo de la convivencia en Euskadi. V¨ªctima y victimario rindiendo homenaje de manera conjunta al asesinado. No s¨¦ si esto es la paz, pero desde luego que, desde mi punto de vista, se le parece bastante.
Cuando termin¨® el acto, los asistentes depositaron rosas rojas en recuerdo de Juan Mari e Ibon, por primera vez con la mirada baja, se acerc¨® para dejar su ramo y besar a Maixabel, que, como siempre, le mir¨® con los ojos muy abiertos y una cara que sonr¨ªe e invita a la conversaci¨®n amable.
Despu¨¦s, una vez terminado esta parte del homenaje, algunos de los amigos de Juan Mari se acercaron a saludar a Ibon. La siguiente parte del recuerdo al que fuera gobernador civil de Guipuzkoa tiene lugar en un monte de Legorreta, sitio al que sol¨ªan subir de excursi¨®n varios de los que all¨ª estaban junto al propio Juan Mari, y en donde un peque?o monolito, que por cierto ha sido destrozado por los que no entienden de cuestiones de paz ni convivencia en tres ocasiones, le recuerda.
"?Vienes, no?", le pregunt¨® Maixabel a Ibon. "S¨ª, claro, subo y despu¨¦s ya me voy a comer con la ama". Y entonces Maixabel volvi¨® a hacerlo.
Cuando la entrevistamos dentro del proceso de investigaci¨®n para la puesta en escena de La mirada del otro, que documenta lo que fueron los encuentros restaurativos entre algunas v¨ªctimas de ETA y algunos disidentes de la organizaci¨®n armada, Maixabel nos cont¨® que la primera vez que Ibon asisti¨® al homenaje de Juan Mari, se ofreci¨® a acompa?arle en el coche junto con el mediador Eduardo Santos, de camino al monte. En esa ocasi¨®n, ya de camino, Ibon le dijo "es curioso, Maixabel, hace catorce a?os yo tambi¨¦n conduc¨ªa el coche despu¨¦s de matar a Juan Mari y ahora te llevo a ti". Maixabel siempre cuenta que se qued¨® en shock, que no supo qu¨¦ decir.
El viernes fue ella la que directamente se dirigi¨® a Ibon para decirle que sub¨ªa con ¨¦l en el coche. Se uni¨® tambi¨¦n Txema Urkijo, de copiloto.
Es la manera de Maixabel de incluir a Ibon. De normalizar una situaci¨®n que a muchos les parecer¨¢ extra?a, incluso imposible, que en su lugar jam¨¢s har¨ªan, pero que ella tiene la capacidad de transformar a trav¨¦s de lo sensible. Convierte el lugar del dolor en algo positivo.
Maixabel, como l¨ªder de la familia y amigos que recuerda a Juan Mari, ha conseguido apropiarse de lo que los asesinos quisieron arrebatarle. Le quitaron a Juan Mari pero no le robaron las ganas de transformar la sociedad en otra mejor y posible.
Por eso se ha reunido ya m¨¢s de nueve veces con Ibon. Por eso le acompa?a hasta el monte o celebra a Juan Mari con canciones y una comida con amigos en el restaurante El Front¨®n.
Lo vivido el 29 de julio es una grand¨ªsima lecci¨®n de dignidad y memoria a trav¨¦s de lo sensible.
La capacidad de dos personas de transformar un hecho violento y traum¨¢tico en un s¨ªmbolo de convivencia y el valor y convencimiento de todos los que recuerdan a Juan Mari de hacerlo con la alegr¨ªa como bandera.
"No llores, que estamos cantando aqu¨ª con alegr¨ªa por Juan Mari", me dijo en el monte Jos¨¦ Mari Villanueva, con una sonrisa que sal¨ªa de los ojos y le inundaba todo el rostro. "No es de pena... Qu¨¦ va. Es que es muy emocionante", le respond¨ª. Y es que, efectivamente, lo que vivimos el pasado viernes no es solo una muestra de que los tiempos est¨¢n cambiando en Euskadi, es la prueba de que otra sociedad mejor es posible.
Mar¨ªa San Miguel es protagonista de La mirada del otro
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