Las cuatro esquinas
El discurso del presidente-candidato fue el mejor argumento para negarle el voto
Conviene abordar el an¨¢lisis de las distintas responsabilidades, pero tampoco cabe olvidar que el sistema electoral vigente, sin prima alguna para el partido m¨¢s votado, induce a que en el tetrapartito, cada uno de los competidores tenga que atender a la amenaza, no solo de sus oponentes, sino de los vecinos pol¨ªticos. La espada de Damocles que representa Podemos para el PSOE en la izquierda, e incluso el aliado cr¨ªtico que es Ciudadanos para el PP, son prueba de tales efectos limitativos de la libertad de acci¨®n. Por algo, fiel por lo dem¨¢s a su insuperable egolatr¨ªa, Mariano Rajoy ha ninguneado en su discurso la incidencia de Ciudadanos sobre su proyecto de gobierno.
El caso de Podemos es todav¨ªa m¨¢s grave, favorecido por la rigidez de Pedro S¨¢nchez. Su ¡°leninismo amable¡±, heredero del legado de la Tercera Internacional, se ha dirigido antes que a deponer a Rajoy, a practicar el abrazo del oso con el pariente pr¨®ximo, porque ya se sabe que en el coraz¨®n de la socialdemocracia anida la traici¨®n y que su papel hist¨®rico consiste en ser absorbido por los verdaderos revolucionarios. As¨ª Podemos, hasta en el gesto caricaturesco ¡ªya lo anticip¨® Marx¡ª de levantar el pu?o al pasar delante del Gobierno, y desde el mismo 20-D, se ha convertido en el mejor aliado del presidente en funciones. No debe extra?ar que Pablo Iglesias le piropee y el otro muestre su satisfacci¨®n. Su ¡°clase contra clase¡±, ahora enmascarado como ¡°gente contra IBEX 35¡± es un aval decisivo para Rajoy. La ¨²nica baza que le queda a Podemos es seguir atizando la fragmentaci¨®n de Espa?a, con la autodeterminaci¨®n leninista disfrazada de ¡°derecho a decidir¡±. Lo que Trotski dijo de Stalin, ¡°gran organizador de derrotas¡±, encuentra aqu¨ª plena aplicaci¨®n.
El discurso del presidente-candidato fue el mejor argumento para negarle el voto. Todo ha ido con ¨¦l en el mejor de los mundos, salvo en el riesgo para la unidad de Espa?a, a cuya defensa convoca a todos en un frente nacional. Con t¨®picos que huelen al pasado y sin una propuesta positiva. ?Prefiri¨® el electorado al PP o dej¨® claro mayoritariamente su rechazo? ?Es insuperable su pol¨ªtica anticorrupci¨®n? ?Cabe cantar victoria en la pol¨ªtica econ¨®mica con la deuda disparada? En suma, un personaje as¨ª no debe gobernar, si no queremos estar abocados al riesgo que ¨¦l mismo denuncia de fractura del Estado.
Pero S¨¢nchez, claro, al explicar el diagn¨®stico, no supo concretar una alternativa cre¨ªble. Era el momento para responder al reto de la unidad con esa propuesta federal siempre retenida. Y sin generar expectativas razonables, el no del PSOE, extendido adem¨¢s temerariamente de Rajoy a todo el PP, lleva a una v¨ªa muerta. Con o sin terceras elecciones.
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